Hablamos con el contraalmirante (R) Máximo Pérez León Barreto y Paola Di Chiaro, ex viceministra de defensa y ambos referentes del equipo de defensa de la Fundación Pensar, sobre la realidad del presupuesto de defensa argentino y qué debería hacerse para recuperar capacidades.
Por Santiago Rivas
A pesar de que el Fondef se ha mostrado como una herramienta adecuada para dar previsibilidad a la inversión en equipamiento por parte de las Fuerzas Armadas Argentinas, se aprecia que esto no ha significado un cambio en la inversión total que el país hace en defensa, que se mantiene en un magro 0,7 % del PBI, el más bajo de América Latina.
Hablamos sobre este tema con el contraalmirante (R) Máximo Pérez León Barreto y Paola Di Chiaro, ex viceministra de defensa y ambos referentes del equipo de defensa de la Fundación Pensar, quienes realizaron un análisis de la situación, tomando como punto de partida su afirmación de que el presupuesto de defensa actual es “irrelevante y desequilibrado”.
Cómo primer planteo, Pérez León Barreto se pregunta cuál es la dimensión territorial de la Argentina, que es el octavo país más grande del mundo, “con una dimensión predominantemente oceánica y un territorio emergido de 3 millones de km2 y uno sumergido de 5 millones y medio, con una importante extensión de fronteras y el litoral atlántico, que es parecido en la extensión de la costa a lo que es el límite en la cordillera. Tenemos 4800 km de litoral atlántico y 5300 de cordillera con Chile. Pero además de eso tenemos que agregar los 11 mil kilómetros de costa del territorio emergido antártico y los territorios marítimos antárticos. Además, tenemos una responsabilidad internacional de búsqueda y rescate, que son 14,7 millones km2 y una extensión que significa la proyección de la latitud del frente marítimo hasta los 10 grados de longitud oeste y hasta la Antártida” explica, y agrega que se debe tener en cuenta que con respecto al espacio marítimo y aéreo hay que tener en cuenta de que una gran parte del mismo corresponde a zonas comunes globales, con las cuales la Argentina interactúa y que significan una responsabilidad hacia la seguridad internacional. “El 90 por ciento de los espacios marítimos son zonas comunes globales. Y cada día se van descubriendo y explotando nuevos recursos que hacen a la economía. Y esto conecta a la función defensa y a la seguridad nacional con el desarrollo económico del país. Por eso, dentro de ese objetivo del estado de propiciar la seguridad y el desarrollo humano, nos corresponde a la función defensa proteger la soberanía, la vida, la libertad y los bienes de las personas. Es un tema central de la defensa dentro del contexto de la seguridad nacional que, internacionalmente, es vista en todos los países como un sistema centrado en resolver el problema del desarrollo humano. Pero que en nuestro país no es así. En países como Australia, Brasil, o uniones, como la Unión Africana o la Unión Europea, cuentan con una estrategia de seguridad nacional que visualiza esta necesidad del estado como un sistema que combina todas las acciones destinadas a este fin y las coordina. Esto no pasa en nuestro país. Nosotros habíamos escrito en 2019, en la estrategia de seguridad nacional, justamente que la seguridad nacional es esta responsabilidad primaria del estado de garantizar que los argentinos puedan desarrollar su vida en condiciones de bienestar, prosperidad y libertad. Y esto es lo que debería ser un concepto. La visión de la seguridad nacional como sistema” describe Pérez León Barreto.
En este sentido, hace una comparación con la inversión en defensa de los demás países del mundo, ante lo cual vuelve a subrayar su idea de que el presupuesto de defensa argentina es intrascendente, porque si se compara con los diez países más grandes del mundo, la Argentina es el octavo en tamaño, pero el décimo en cuanto a lo que se destina de producto bruto interno a la defensa, pero también muy lejos de los demás.
“Del mismo modo, si nos comparamos con la región estamos últimos. Y esto es un tema importante, porque la falta de inversión en defensa ha producido un desbalance regional, porque nuestros vecinos no nos consideran como un elemento confiable o significativo para el mantenimiento de la seguridad internacional” explica y agrega que “si miramos el G20, entre los 20 países estamos 18. El 19 es México, que tiene un acuerdo con Estados Unidos que hace que este valor se vea incrementado, aunque no esté en el PBI. Y a veces dicen que podríamos no tener Fuerzas Armadas, entonces preguntamos, ¿quiénes no tienen Fuerzas Armadas? Hay solamente 21 países que no tienen, y de esos, 15 son insulares y tienen acuerdos de cooperación en defensa con otros países”, además de que son todos de muy pequeña superficie.
La función defensa
Además de analizar el gasto con respecto al PBI, Pérez León Barreto destaca el análisis de qué es lo que hace la defensa en la Argentina. “Observamos que se realiza un amplio conjunto de tareas, como el control de los espacios, la alerta sobre conflictos, la prevención de delitos internacionales, la presencia en lugares despoblados, el sostén de las bases antárticas, la inteligencia, la representación en organismos internacionales, la relación para construir confianza con otros países, misiones de paz, coaliciones, protección de recursos, el apoyo al desarrollo sostenible, la salvaguarda de la vida humana en el mar, la seguridad náutica, la prevención de delitos durante el adiestramiento, la formación de centros de comando en casos de emergencias, etc.. Y luego un conjunto de responsabilidades, por ejemplo, vinculadas con la educación a través de la formación de los marinos mercantes, a través de los pescadores, a través de los marinos que navegan el río, las escuelas de ciencias del mar, la escuela de aprendices para la formación técnica en los arsenales de las fuerzas. Misiones educativas como en Bolivia y Paraguay, la Universidad de la Defensa, los liceos militares, y algunas cosas que no están visualizadas, como el servicio de la hora, el Servicio Meteorológico, el Instituto Geográfico Nacional o la protección de las elecciones. Además, todas las tareas que hacen al sostenimiento de la defensa, sea a través de la producción para la defensa como a través de los escalones de mantenimiento” describe y, en este último sentido, agrega que el marco legal está basado en tres leyes, que son la Ley de Defensa, la de Seguridad y la de Inteligencia, en donde queda mencionado que las Fuerzas Armadas deben realizar el esfuerzo de la orientado hacia un enemigo estatal externo exclusivamente.
“Por esta razón creo que el presupuesto tiene dos características. Primero es irrelevante, porque es el 0,75 del PBI y está muy lejos de la promesa que han hecho las conducciones políticas de los últimos diez años, que hablan del 1,5. Y también es desequilibrado, se achicó tanto el presupuesto que el 82 por ciento se destina a recursos humanos y solo el 5 por ciento a sostener y operar, quedando el 13 por ciento para gastos de inversión. Es importante porque sostener y operar significa todo el mantenimiento. Y todo esto está sustentado en estas tres leyes que centran todo el esfuerzo de la seguridad nacional en caracterizar las amenazas según el origen y no según el impacto que tienen en la seguridad del estado” explica Pérez León Barreto.
En este sentido, agrega que estas tres leyes también dejan de lado algunos aspectos importantes como convenciones, tratados, la modificación de la constitución del 94 “y leyes anteriores que asignaban responsabilidades a los instrumentos de defensa, que siguen vigentes y que no están visibilizadas en la ley de presupuesto, porque se basan en planes y programas que están solo sustentados en el marco de la ley de defensa nacional. Entonces esto responde a una visión anacrónica y sesgada de la realidad”, a lo cual indica que se suma que el decreto reglamentario acota aún más las misiones de la defensa, “y esto hace que sea más irrelevante”.
“Esta visión no solo hace que el reclamo de la gente a la política sobre materia de seguridad se mantenga siempre en el tope de los reclamos, sino que además contribuye a la desconfianza internacional. Y la visión separada de la seguridad hace que tenga un efecto negativo sobre los objetivos de la seguridad que habíamos nombrado antes, como el bienestar, prosperidad y libertad. Y, por tanto, contra el desarrollo de la nación”.
La solución en el Congreso
El desequilibrio en el presupuesto, entonces, se ve en el hecho de que casi la totalidad se va en pagar salarios y muy poco se destina a lo operativo y la compra de equipamiento.
“Es importante tener en cuenta que la solución está en el Congreso, que es el que aprueba este presupuesto. Porque, además, el Congreso, de acuerdo al artículo 75 de la Constitución Nacional, tiene la responsabilidad de fijar las Fuerzas Armadas y dictar las normas para su organización. Para eso es necesario poder identificar la vinculación que tiene la defensa en la seguridad nacional y su relación en los objetivos de desarrollo del estado. Como dice Naciones Unidas, no puede haber desarrollo sin seguridad, ni seguridad sin desarrollo” explica Pérez León Barreto.
Consultado sobre qué impacto considera que ha generado el Fondef, empieza aclarando que “en teoría, el Fondef tenía que estar desconectado del presupuesto. Pero los gastos de mantenimiento que deben provenir del presupuesto, como el presupuesto no alcanza para nada, se cubren con fondos del Fondef. Entonces en realidad hay una transferencia de fondos, que eran para inversiones, al presupuesto. Si lo veo desde las necesidades de la defensa, sí, el Fondef es necesario”.
¿Cómo se podría mejorar esta realidad?
Consultado sobre cómo se podría mejorar la situación, Pérez León Barreto explicó que a su entender, la solución pasa por, primero, “componer un sistema de seguridad al que esté integrada la defensa. Para poder visibilizar el rol de la defensa en el sistema de seguridad nacional y su contribución a la importancia internacional. Ahí podemos ver la importancia de este sistema de cara a las necesidades del desarrollo del país. Podemos reordenar el gasto y aumentar la coordinación entre agencias, que no haya redundancias, sin quitar la identidad de ninguna organización. Es cuestión de sentarnos con un objetivo común, discutirlo y darle medidas para poder coordinar interagencialmente la adaptabilidad entre los roles de la defensa y seguridad. Las superposiciones de funciones no dependen de los elementos de ejecución, sino de la ambigüedad de las normas. Deberíamos dejar ese concepto de la seguridad exterior o interior. Esto no significa ni hacer militares a las Fuerzas de Seguridad ni hacer policiales a las Fuerzas Armadas, significa trabajar coordinadamente. Si la Fuerza Aérea tiene capacidad de sostén logístico móvil, concentremos ahí, no creemos otra para las Fuerzas de Seguridad. Y con eso vamos a tener una economía de escala para la producción para la defensa”.
En este punto, llamó la atención sobre la guerra hibrida, como se ha visto la participación de milicias rusas en Ucrania, ciberataques, guerra proxy o el fomento de grupos armados para generar narcoterrorismo en distintos lugares del mundo. “¿Cuál es el organismo del estado que determina que una amenaza es externa? En cambio, si decimos que la seguridad ciudadana es de las fuerzas de seguridad y lo que no es ciudadano no es seguridad ciudadana, cuando no estamos en contacto con la población, eso es parte de la función de seguridad. Y usamos para eso el instrumento más adecuado. Entonces, si yo tengo un avión de exploración, ¿qué hago? ¿le digo que no mire? Porque es seguridad interior. ¿No es un mal uso? Si yo tengo un soldado que está ejercitándose en la frontera norte ¿le digo que cierre los ojos? Si ve pasar un contrabandista, un terrorista o un narcotraficante ¿no dirá nada porque no es su misión? Eso son impuestos mal usados por el estado. Por eso afirmo que no solo gastamos mal, sino que con lo que gastamos no resolvemos ningún problema”.
En este punto intervino Paola Di Chiaro, que se mostró preocupada en si el Fondef funcionará en el largo plazo, ya que, en su momento, no funcionó la Ley de Reestructuración de las Fuerzas Armadas, que planteaba a fines del siglo XX llevar el presupuesto al 1,5 % del PBI. “Para nosotros, bienvenido el Fondef, porque es algo que te permite continuar. El tema es que el objetivo es visibilizar a la defensa en la agenda política. Y la idea es decir cómo hacemos para que la defensa sea una importante estrategia de desarrollo. Después la plata viene. En el Integración Norte se resolvió después de un engendro, que querían pasar militares a que sean gendarmes porque faltaban gendarmes, y los militares parecía que sobraban. Pero veías los efectos de ese trabajo interagencial cuando el gendarme decía que donde las Fuerzas Armadas estaban haciendo su misión, sin perder su esencia, había habido un impacto en los camiones que pasaban con contrabando. Pero hay que lograr esa sinergia, que no tengas ni que explicar el por qué se necesita la plata, porque le estás dando algo al estado. Con una ley no lo arreglás, porque después si no se explica, no se va a cumplir la ley. Primero hay que decir, ‘hagamos más de esto porque es un camino para el desarrollo’”.
En ese sentido, también falta medir cuánto se pierde y cuánto podría ganar el país invirtiendo en defensa, ya que hay muchas economías donde la defensa es un ingreso grande para el país como es el caso de Brasil con Embraer. “Allí nadie lo discute. Viene el gobierno que viene y sigue con esos proyectos. Se ve que hay un objetivo nacional” sostuvo Di Chiaro, y agregó “pienso en INVAP. Es una empresa que logró tener continuidad y es un modelo de esto, que genera desarrollo y exportaciones”, a lo cual Pérez León Barreto agregó como ejemplo el sostén logístico móvil, donde explicó que, si se compran, por ejemplo, aeronaves para cada fuerza, se necesitan tres líneas de mantenimiento diferentes, “ahora, si compro todos iguales, empiezo a necesitar más de lo mismo, le puedo dar escala a la producción. Si compro solo un avión no tiento a nadie y el precio de mantenerlo es muy caro. Estaría bien tener un sostén logístico móvil único para todas las fuerzas, la misma pistola, la misma munición, y eso es ir de lo sencillo a lo complejo y se puede hacer”, a lo que agregó la importancia de la escala, no comprar en pequeñas cantidades, porque eso no atrae a ningún fabricante a hacer transferencia de tecnología. “Eso nos asocia con la política exterior y el desarrollo. No se puede ver separado. Y hay que integrar esto, desde un concepto de cómo vamos a gastar la plata de forma eficiente. Y además creo que en el fondo hay un problema de egos. Nosotros creemos que podemos inventar la rueda, pero la rueda ya está inventada”.
En este punto, Di Chiaro se preguntó “¿Cómo puede ser que se discuta tener Fuerzas Armadas o no en Argentina? Esto es parte de un relato que gano el kirchnerismo y que no necesariamente refleja lo que demanda la sociedad. Yo creo que parte de esto es identificar a las Fuerzas Armadas como un instrumento del estado. Tienen que contribuir a su desarrollo. El mundo no invento otra cosa, no sé por qué nosotros lo vamos a inventar. Por qué seguimos con esta discusión del agresor militar externo. El mundo avanzó millones de escalones y nosotros seguimos quedándonos atrás. Más en un estado quebrado, no podemos tener estas discusiones”.
“Nueva Zelanda tiene un producido de 15.000 millones de dólares por turismo al año. Nuestro país, que es más diverso, necesita promover el turismo, y el turismo surge, no solo porque es barato, sino porque tenemos un país seguro. El turismo tiene que ver con la seguridad” concluyó Pérez León Barreto,
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