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Gerardo Tajes

Bajo ataque en la República Democrática del Congo




“Si conoces a los demás y te conoces a ti mismo, ni en cien batallas correrás peligro…”

Sun Tzu


Por el Coronel Gerardo Tajes, Fuerza Aérea Uruguaya

Todas las fotos fueron suministradas por el autor, quien fue el piloto comandante de la misión narrada en este artículo


El 30 de agosto de 2013, la Fuerza Aérea Uruguaya (FAU) en una misión bajo mandato de la Organización de Naciones Unidas (ONU), estuvo en la mira de la artillería antiaérea por parte de un grupo armado en territorio africano. La aeronave no fue impactada en esa ocasión, ya sea por pericia de la tripulación, inexperiencia de los atacantes o tan solo por el factor suerte. Igualmente, este suceso enseñó lecciones importantísimas no solo para la tripulación de esa misión, sino a nivel doctrinario. La finalidad de este escrito es ofrecerles a los lectores un recuento de lo sucedido, analizar las posibles lecciones aprendidas y por qué no, aprender de ellas.


Historia

En referencia a los conflictos en la República Democrática del Congo (RDC), daría para escribir cientos de libros. Es que no solo podemos encontrar bien limitadas sus “guerras” (1996 al 1997 y 1998 al 2003), sino los múltiples conflictos internos con grupos rebeldes de diferentes orígenes, algunos de ellos de procedencia supranacional. Particularmente, una rebelión suscitada en el 2012, cuando centenares de soldados del ejército congoleño (FARDC) se revelaron al entender que no se estaba cumpliendo el acuerdo, firmado años antes entre el gobierno de la RDC y el Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo. A partir de ahí, se autodenominaron M-23 en referencia a este acuerdo celebrado un 23 de marzo de 2009. Existen varias pruebas, plasmadas en los informes del Grupo de Expertos[1]1 de la ONU, de que el grupo se encontraba siendo respaldado por países limítrofes, tanto logísticamente como por recursos humanos.

Sus dos cabecillas, exintegrantes de la FARDC, fueron Bosco “The Terminator” Ntaganda y Sultani Makenga. Las capacidades belicosas del M-23 fueron demostradas el 20 de noviembre de 2012, cuando ocuparon la ciudad de Goma (capital de la provincia del Kivú Norte), donde ni la FARDC ni la ONU lograron detener la invasión, sitiando estos la ciudad. Sin embargo, el 1º de diciembre este grupo se retiró de Goma para la mesa de conversaciones, más precisamente a Kampala (capital de Uganda), sin pensar que algún día volverían, y lo harían, mucho más agresivos.

En otro orden, la FAU lleva casi tres décadas de participación en la ONU. A través de los años, se integró inicialmente como parte del contingente del Ejército Uruguayo, en países como Camboya y Mozambique, así como con observadores militares en Georgia, Sahara, Timor Oriental y Sierra Leona entre otros. A principios de siglo se conformaron contingentes propios en Etiopía-Eritrea (2003 al 2009) con helicópteros propios, el contingente de Haití entre los años 2008 y 2011[2] y en la RDC actualmente. En este último, se encuentra la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en la República Democrática del Congo (MONUSCO), que está desde el 2003. Uruguay no solo cuenta con 2 contingentes y helicópteros de la FAU, sino que también compartimos el orgullo de estar con más contingentes nacionales procedentes del Ejército Nacional así como de la Armada Nacional (con unidades de superficie).

Las unidades de la FAU son:

•           Uruguayan Airfield Support Unit (URUASU), que tiene como misión proporcionar apoyo y servicios de control de pasajeros, carga, meteorología y seguimiento al vuelo entre otras tareas, a todos los aviones de la ONU en el aeropuerto de Kavumu, provincia del Kivú Sur.

•           Uruguayan Aviation Unit (URUAVU) que desde el 2010 incrementó la participación de la Fuerza. Esta unidad aérea tiene base en el perímetro del aeropuerto de Kavumu. La tarea de esta unidad es la de la conducción de operaciones aéreas asignadas por la MONUSCO, llegando a operar tres helicópteros Bell 212 en misiones de reconocimiento, búsqueda y rescate, evacuaciones de heridos, transporte de carga y pasajeros. La particularidad de esta unidad es que es la única que realiza vuelos nocturnos con dispositivos de visión nocturna (NVG), tarea que le permite con esta capacidad realizar decenas de aero-evacuaciones en la noche.



Arremetida del M-23

En suelo congolés la ONU actúa en virtud del Capítulo VII de su Carta[3], donde se establece que el poder militar es justificado tal como refleja las ordenanzas jurídicas internacionales en sus artículos 39 y 42, y en donde se entiende lo que significa por legítima defensa en el Derecho Internacional, artículo 51. Estas decisiones, son competencia del Consejo de Seguridad (CS), que entendió que estaban siendo desafiados por éste y otros grupos rebeldes, con claras intenciones de aumentar las actividades desestabilizadoras a través de la violencia, especialmente contra civiles. Es así que se accionaron los procedimientos estipulados y el CS aprobó en su sesión 6943 del 28 de marzo de 2013, la Resolución 2098[4]. En ella, condenó enérgicamente la permanencia del M-23 en las inmediaciones de Goma y sus intentos de establecer una administración paralela de forma ilegítima en la provincia del Kivú Norte. Como consecuencia de esto, se creó una Brigada de Intervención (FIB) dentro de la estructura de la MONUSCO, bajo el mando directo del Comandante de la Fuerza y con la responsabilidad de neutralizar a los grupos armados, especialmente el M-23. La FIB estaría compuesta por tres batallones de infantería, uno de artillería, una compañía de reconocimiento y fuerzas especiales, primariamente en un número cercano a los 3.000 efectivos que provenían de Tanzania, Malawi y Sudáfrica. Esta unidad se basó en Goma para operar unilateralmente o en conjunto con las FARDC, siempre bajo estricto cumplimiento del derecho internacional y el derecho internacional humanitario. A partir de aquí, existió una delgada línea de interoperabilidad, donde existían miles de efectivos que no pertenecían a la FIB, pero que de forma indirecta operaban y apoyaban el mismo mandato de la bandera celeste. En resumidas cuentas, un matiz gris de la situación.

El 22 de agosto comenzaron los ataques deliberados de las tropas de la ONU hacia las posiciones rebeldes. Ahora ya era cierto, la MONUSCO se encontraba aplicando la “2098”. En tanto la situación en Kavumu era prácticamente normal, pareciendo otro mundo, solo con la particularidad de ver salir cada tanto a los helicópteros de ataque Mi-24 Hind de la FARDC totalmente artillados y horas más tarde, volver vacíos. El 23 de agosto, nos llegó información de que los Mi-24 ucranianos de la ONU habían comenzado a “enganchar” blancos rebeldes y que también estos, habían recibido fuego liviano en sus estructuras. El día 28 comenzaron los incidentes con cascos azules heridos, cuando un soldado de la FIB (Sudáfrica) fue herido. En las primeras horas la peor parte fue para los miembros de las FARDC, con decenas de heridos entre sus tropas. Pero esa misma jornada, en un enfrentamiento, un Oficial de Tanzania fue abatido, siendo la primera baja en combate por parte de la FIB. En horas subsiguientes, el M-23 comenzó a utilizar cañones sin retroceso del tipo SPG de 73 mm, siendo sus objetivos principalmente la población civil, disparando indiscriminadamente a la ciudad. La escalada de violencia aumentaba asombrosamente, y con ello los heridos y muertos, no solo militares sino también civiles. El día 29 de agosto en la mañana, el Cuartel General de la ONU en Kinshasa requirió vía Orden de Operaciones, el despliegue inmediato de un helicóptero Bell 212 uruguayo con capacidad NVG para posicionarse en Goma (primariamente para realizar tareas de observación nocturna), al tiempo que un segundo Bell 212 de la URUAVU debía mantenerse en Stand-By en su Base sureña por misiones SAR si estas, eran requeridas.



Prontamente las tripulaciones realizaron un briefing detallado de la situación, mientras el personal técnico aprontaba la máquina. En tanto, se recibía la información a través del Oficial de Inteligencia (A-2) de que los rebeldes estaban a unos 15 km de Goma, en el área general de Kibati. Incluso había información de fuentes abiertas de que desde esta zona el M-23 había disparado a una aldea ruandesa llamada Mudu Vudu de Gisenyi, causando al menos dos fallecidos. Como contrapartida, helicópteros de ataque Mi-24 de la ONU habían abierto fuego con cohetes y rondas de 12,7 mm en posiciones rebeldes.

En tanto, la cohesión existente en la URUAVU se veía reflejada en cada integrante, que con voluntad y compromiso realizaba las tareas propias para que, una hora después de que la orden de despliegue llegase, el Bell 212 matrícula UN-852 despegara rumbo a Goma. El helicóptero arribó al aeropuerto homónimo a las 1330 horas y una vez en tierra, ya se escuchaban detonaciones a la distancia. La operativa en los contingentes militares del aeropuerto era ardua, al tiempo que en ese momento se veían a los helicópteros HAL Chetak de India, despegar para lo que serían vuelos de reconocimiento.

Sin dudas el Poder Aéreo en esta clase de conflicto es de gran importancia, aunque desde un principio se sabía que la MONUSCO tenía un déficit de helicópteros para su mandato en la RDC. Quizás esta falta de medios en cuanto a cantidad podría hacer muy difícil lograr un efecto arrollador sobre el sistema del enemigo. En mi cabeza me preguntaba si había un estudio pormenorizado de al menos un centro de gravedad decisivo y si todo estaba planificado al detalle. También era cierto que mi tarea no era la involucración directa en estas batallas (porque así lo especificaba nuestra LOA (Letter of Assist) y que en esta “guerra” algunos de sus actores no eran estados nación. Pero tampoco podía dejar de pensar en la fina línea, en el matiz gris… donde todos éramos cascos azules, con helicópteros blancos y en defensa de la población civil. Este pensamiento, en el cual no había reparado anteriormente, transcurría en mi caminata desde la línea de vuelo hasta Operaciones, quizás un medio millar de metros donde fue un pensamiento recurrente.

Estuvimos en un contenedor acondicionado como sala de tripulaciones y mientras no había órdenes, decidimos indagar en las principales agencias de noticias lo último acerca de lo que sucedía en esta zona. También, al mejor estilo HUMINT (inteligencia humana) indagábamos cordialmente a los civiles que trabajaban en la limpieza, para saber de primera mano qué pensaban. Increíblemente (al igual que sucedió en un siguiente despliegue un año después) no todos pensaban que los rebeldes estaban totalmente equivocados, es más, apoyaban la filosofía del M-23. Sin duda, este conflicto irregular estaba ganando corazones y mentes de la población más débil y hasta analfabeta, que no se sentían representados por su gobierno, y por ello apoyaban incluso las atrocidades del M-23. Lamentablemente, no seguían la secuencia cuasi lógica de que, si hipotéticamente ganaban, la ONU se iría, perdiendo ellos su trabajo, con la consiguiente modificación del orden social y vaya uno a saber qué más…

En las noticias locales hablaban de que las fuerzas opuestas eran muy numerosas y agresivas, con armamento sofisticado y bien armados. Sus movimientos eran en pequeños grupos, lo que hacía difícil permitir su identificación, además de vestir los mismos uniformes (los que lo hacían) de la FARDC.



Misión de Reconocimiento

Parte del contrato con la ONU, la FAU en su LOA mencionaba que para volar una ruta en la noche con NVG debía de hacerse en el día un entrenamiento y luego otro en la noche, para quedar operativa esa ruta específica. Así que, ante la eventualidad de tener que acercarnos a una de las bases de operaciones de la FIB llamada Sake, se elaboró un vuelo a última hora de la tarde, para que el Bell 212 realizara el vuelo diurno y, con el advenimiento de la oscuridad, se aprovechara para esa misma jornada, estar pronto operativamente. El briefing de la misión comenzó pasadas las 16 horas con un oficial de la Fuerza Aérea de los EE. UU. que tenía en su uniforme el distintivo compuesto por un globo, ramos a sus costados y una llave, señal inconfundible de pertenecer a la comunidad de inteligencia. Asimismo, estaban presentes pilotos ucranianos de Hind que ya tenían la experiencia de combate. Nos dieron la situación actualizada hasta el momento (o eso era lo que pensábamos), de las posiciones del M-23. Al finalizar la reunión, le mencioné que, según nuestra LOA, debía volar al menos uno de ellos con nosotros, ya que así lo estipulaban nuestras normativas que especificaba al menos un Observador para un vuelo de reconocimiento. Tras pedir órdenes a su mando, el oficial americano se sumó a la tripulación. Nos dirigimos a la máquina, y adoptamos las medidas de seguridad, entre las cuales se encontraba colocar los chalecos antibalas personales debajo de nuestros asientos, ya que el Bell, al ser un helicóptero civil no contaba con blindaje en su estructura.

Tras un breve briefing en cabina, compartí mi planificación con la tripulación al detalle. Lo más importante era tener en cuenta que el M-23 contaba con RPG (granada propulsada por cohete) y que estos tenían un alcance efectivo de casi 1.000 m. El radio de viraje a 90 nudos del Bell era de 0,5 millas náuticas (NM), y me tomaría un margen extra comenzando el viraje 2 NM de la posición en la carta, casi rodeando por su ladera sureste el Volcán Nyragongo, una montaña de más de 11.000 pies y en actividad, con su penacho de azufre característico.



Despegamos cerca de las 17:00 horas y comenzamos a ascender en espiral vertical encima del aeropuerto y cruzando 4.000 pies sobre el terreno, pusimos proa a Kibati. Identificamos junto al copiloto la triple torre (lugar donde también estaba el M-23, pero que no contaban con armamento pesado), comenzando según lo planificado el viraje a las 2 NM del punto. Mientras tanto continuamos ascendiendo cruzando unos 8.000 pies. Cuando nos encontrábamos con un rumbo general Oeste, totalmente divergente a la zona hostil, con más de 9.200 pies y en continuo ascenso, sucedió lo impensable para nosotros. Cabe señalar, que mi tripulación, además de mi copiloto, estaba compuesta por 2 ingenieros de vuelo, indicativo “Pato” y “Gomito” respectivamente. Cada uno monitoreaba su lateral, estando Gomito a mi derecha y Pato a mi izquierda. Cuando comencé a virar por la izquierda, sin saberlo, Pato se acercó momentáneamente al lado derecho a sacar una rápida foto desde la ventana diestra. En esos momentos, cuando se encontraba a unos segundos de apretar el disparador de la cámara, es cuando comienza a ver trazadoras subiendo a nuestra posición. Esto generó que gritara por el intercomunicador: “nos están tirando!!!”. Debido a que no cuento con ojos en la nuca, mi reacción primaria fue virar por la derecha y detener abruptamente el ascenso. Fue en esos momentos que el copiloto, que estaba con la situación más clara, me dijo ‘por izquierda’ y tras ello, en fracción de segundo fue que miré fugazmente hacia atrás, y vi a los dos ingenieros del lado derecho, asumiendo inmediatamente que estábamos virando hacia la artillería antiaérea. Todo fue rápido y desagradable. Los proyectiles ya se comenzaban a ver de ambos lados subiendo rápidamente y sobrepasando nuestro nivel de vuelo, que rondaba algo más de 9.200 pies. Francamente viré por la izquierda y clavé el morro hacia abajo… cuando el sonido del helicóptero comenzó a indicar que ganaba velocidad. Junto al copiloto no perdimos la conciencia situacional, por lo que rápidamente recordamos los cálculos hechos y sabíamos que para el peso y altitud de la misión, no debíamos exceder nunca los 105 nudos, por lo que corregí la actitud de descenso a una más leve, al tiempo que comenzamos a virar en suave zigzag. El helicóptero estaba baboso, donde el cíclico tenía que realizar demasiado recorrido para obtener respuesta, producto de la altura y calor. Lo que tantas veces había practicado en una de mis antiguas unidades como era el Escuadrón de Vuelo Avanzado y que consistía en maniobras evasivas ante un ataque, ahora era una realidad, con la gran diferencia de que esta vez no era el maniobrable Pilatus PC- 7U, y mucho menos velocidades cercanas a los 200 nudos. Ahora era un helicóptero y en verdaderos apuros. Mi copiloto escaneaba su lado y por radio interna, realizamos el llamado a nuestra base que estaba a unos 90 km y que sabíamos que, con esa altura, tenía un buen alcance. La cabina estaba casi en silencio. ‘Olimpo, Olimpo, este es el 852, estamos siendo atacado por artillería enemiga’. Realmente no recuerdo cual fue la respuesta al reporte, pero seguro hubo, ya que más tarde nos dijeron que se habían enterado por este medio. Seguíamos bajando y nos encontrábamos ya casi arriba de la ciudad de Goma, las trazadoras habían cesado y finalizamos con otro viraje con rumbo al aeropuerto. La adrenalina estaba por los aires, sentía el gusto a metal oxidado en mi boca y no teníamos bien claro el tiempo transcurrido entre los disparos y el aterrizaje. Creo que no fueron más de 4 o 5 minutos. Aterrizamos, apagamos y bajamos cuando la pala se detuvo por el sistema de frenado manual. Todos mirábamos a la dirección de donde nos habían disparado. Ahí estaba el majestuoso Nyragongo y a su este, se podía ver como una pieza escupía aún trazadoras, pero esta vez con su tiro totalmente horizontal contra una posición terrestre. Saqué el celular y grabé la situación, que aún guardo como recuerdo.

 Cuando giré, hablé con el observador extra, y fue ahí cuando quedé sorprendido cuando me dijo:

‘suerte, que tenemos blindaje’.



Las lecciones

La Resolución se estaba cumpliendo, y aunque no estábamos involucrados directamente, reafirmamos que para los rebeldes y en su situación de desventaja, todo casco azul y vehículo blanco era seguro su enemigo. Por tanto, toda la planificación debió ser tomada seriamente y no dejar espacios ni temas sin tocar. Desde el incidente y ahí en más, continuando más de medio año en el cargo de Jefe de Operaciones y junto a directivas emanadas del Comandante de Contingente, se reforzaron ciertos procedimientos de riesgo operacional y el de aceptar determinadas misiones. Uno de esos peldaños era el de exigir información actualizada y pormenorizada de la situación de inteligencia. Teniendo en cuenta que, aunque esto se hacía, la falta de información había resultado en un mal momento para una tripulación completa. O sea, menos que esto, sería causa suficiente para no aceptar la misión. Las ROE (reglas de enfrentamiento) fueron desglosadas hasta por demás, colocando ejemplos hasta más quedarnos sin ellos, para que todos los miembros de las tripulaciones e inclusive, integrantes del contingente alejados de las actividades aéreas, se involucraran. Fuera del continente africano, la perspectiva de planificación en las tripulaciones de helicóptero compatriotas reforzó el entrenamiento que se hace en Uruguay ante posibles eventualidades como las ocurridas. Un segundo aspecto importante fue el comienzo de tener un canal extraoficial en la cadena de mando de la ONU, con un contacto de un Oficial Superior retirado del Ejército Nacional e integrante del Joint Mission Analysis Center. Esto permitió, minutos antes de cualquier vuelo, realizar una llamada en español y saber la situación de inteligencia con este analista, a sabiendas de nuestra operatividad, capacidades e idiosincrasia. Dejamos de lado desde ese momento la información pobre y desactualizada, que quizás para fines administrativos sirven, pero no para una unidad aérea como la nuestra. No menos importante, éramos una fuente activa de recolección de datos, por lo tanto, en ese mismo canal le dábamos información para su procesamiento. Sin dudas y sin quererlo, por momentos el sistema burocrático de la ONU, sus pasos por escritorios y canales civiles y militares hacen que todo sea para no antes de varias horas o días. Esto resultó en excelente información para nuestra célula de A-2, ayudándonos a formar ideas y tomar decisiones mucho más certeras. Nos pudimos sentir un poco más familiarizados en los ciclos de operaciones que tanto hincapié hace nuestra doctrina, apoyándose en una estructura familiar sin contar hasta ese momento con un Centro de Operaciones Aéreas Conjuntas, o porque no existía o porque simplemente, éramos un nivel muy táctico.[5]

Se reforzó la confianza de los oficiales con su personal técnico, especialmente en la toma de decisiones, involucrándolos mucho más y escuchando como buenos líderes, sugerencias e inquietudes que podrían tener ante la situación que se estaba viviendo por esos días en suelo congolés, sin por ello olvidar que siempre el piloto comandante es quien toma la decisión final.



No fue fácil para nosotros estar en un teatro de operaciones con niveles operacionales que no conocían al detalle las capacidades tácticas aéreas, al menos de nuestra unidad. Este cambio de mentalidad en la unidad desplegada nos permitió exigir ciertas pautas, no dar por sentado las cosas y pienso en lo personal, que sirvió para renovar esfuerzos, siempre con el fin ulterior de no poner en peligro a las tripulaciones.

Hubo varios despliegues más, con matices de la misión anterior, y dejando bien en claro que el profesionalismo y la voluntad son dos características que van de la mano y que no deben nunca separarse. El M-23 fue derrotado, tiempo después de que obtuvieran mejoras armamentistas, mejoras de uniformes y recursos, pero literalmente fueron aplastados por la superioridad de los cascos azules y la decidida actuación de la FARDC.

El 29 de agosto también impartió importantes lecciones doctrinales para la FAU. En varias misiones posteriores donde existían dudas acerca del conocimiento de las capacidades de la Unidad o incluso, poco más se solicitaba comportarse al Bell como un enorme vehículo aéreo no tripulado (UAV), estas misiones fueron desestimadas, contando siempre con el respaldo del Estado Mayor General de la FAU desde nuestro país. Más de una vez nuestro mando tuvo que dar las explicaciones por el canal diplomático en Nueva York, acerca de la negativa de realizar una misión encomendada, primando el sentido común y entendiendo algún error de planificación que llevaron a la solicitud de la misma. Esto quizás es lo más importante, que la comunidad internacional entendiera que una misión elaborada por alguien detrás de un escritorio y sin conocimientos aéreos podría hacer de una misión solo de ida y sin retorno. La decisión del comandante de aeronave estaba avalada, no solo por la cadena de mando de la unidad de vuelo, sino también por la Fuerza Aérea Uruguaya a 9.000 km de distancia, y más que de la FAU, de la política exterior del país.

Cuando uno decide ponerse el uniforme militar, con la bandera de Uruguay en su brazo, debe entender que deja de lado las creencias personales o religiosas, y está obligado a respetar un conjunto de valores y creencias, primero que nada, donde su “biblia” es la Constitución y la Carta de la ONU. Es así que la presencia de tropas uruguayas amalgamadas en la cooperación internacional, son elementales para que nuestro país siga cumpliendo su estrategia. Parte de ella, está reflejada en nuestras normas, en donde algunos de los objetivos de carácter estratégico es contribuir a mantener la paz y la seguridad internacional, mediante la contribución del fortalecimiento de la ONU, según la política exterior uruguaya y de acuerdo con los términos de la Ley Marco de Defensa Nacional.[6]



Conclusiones

Lecciones aprendidas a nivel profesional, estudiadas y trabajadas en el ambiente correcto, como es la Escuela de Comando y Estado Mayor Aéreo (ECEMA) en Uruguay puede ser de mucha utilidad. Este es uno de los institutos de formación de doctrina en nuestro país, el cual nos enseña ya maduramente como oficiales la esencia, aquello en lo que debemos creer. La doctrina básica aeroespacial de la FAU establece el marco en el cual se debe desenvolver la institución, en su calidad de componente del poder militar de la nación. Es en este aspecto que la doctrina sirve de guía definitiva y es aceptada por todos, tanto en tiempo de paz como de guerra. En ellas se expresan lineamientos para llevar a cabo distintas operaciones aeroespaciales y, lo más importante, que la doctrina no es estática. Nuestra doctrina evoluciona en respuesta a la experiencia, nuevas tecnologías y a una multitud de otros factores. De esta manera, la doctrina debe ser revalidada continuamente y nunca ser considerada como dogma. Como elemento inspirador, se nutre de fuentes como la historia, la teoría, la estrategia y la experiencia. La FAU cuenta con una historia riquísima avalada en los 105 años de existencia. En cuanto a la teoría, nuestro recurso más valioso, el personal, se adiestra continuamente, no solo a nivel nacional sino en ejercicios internacionales como son el Sistema de Cooperación entre las Fuerzas Aéreas Americanas (SICOFAA) o el CRUZEX, bajo doctrina idéntica a la OTAN. Conceptos de comandante del componente aéreo de la fuerza conjunta (JFACC) entre otros, son enseñados cada vez a los jóvenes oficiales desde sus primeras jerarquías. Solo estos dos ejercicios antes mencionados como ejemplos, la FAU ha participado y participa fuera de fronteras con medios aéreos y personal con países calificados como de primer nivel. El control centralizado y la ejecución descentralizada son principios claves del comando y control, algo firmado a fuego y que predicamos con el ejemplo, proveyendo a los hombres del aire la capacidad de aprovecharse de los principios del Poder Aeroespacial como la velocidad, flexibilidad y versatilidad. No hay duda de que estos hombres deben de ser proactivos a aprender. Y esto es parte de la estrategia que busca el Mando, para ser ejemplo y referencia a nivel americano, pequeña y acorde a las posibilidades de nuestro país, sin dejar de ser por ello profesional. Ha quedado demostrada la importancia de la utilización de los servicios de inteligencia, vigilancia y reconocimiento. Si bien es un concepto utilizado en Uruguay a través del Servicio de Sensores Remotos Aeroespaciales, repotenciado últimamente con la unidad de reconocimiento aéreo en vías de creación, la ONU lo ha implementado años después del incidente descripto, adquiriendo UAV contra otros elementos rebeldes como son las Fuerzas Democráticas Aliadas/Liberación Nacional de Uganda, dando excelente resultados, permitiendo hoy día estudiar las rutas y patrones de comportamiento de los grupos rebeldes, siendo una excelente fuente de reconocimiento y vigilancia para la producción de inteligencia, introduciendo a la MONUSCO en una nueva era de conciencia situacional.

En cuanto a la experiencia…por mi cabeza ha rondado varias veces ¿qué hubiese pasado si me derribaban? Soy más que afortunado por mi trabajo, pero no niego las consecuencias y peligros que existen en mi profesión. Es por ello, que soy fiel defensor de que se necesitan aún mujeres y hombres en la Fuerza Aérea que evalúen situaciones con claridad, que analicen la situación y que obtengan lo que necesitan escuchar.

La FAU conduce entrenamiento de rescate de combate, ya que el salvamento de personal es una realidad intrínseca en nuestra filosofía. Incidentes como los anteriores solo reafirman el concepto de que nos puede tocar en cualquier momento por el solo hecho de despegarnos del suelo. Quizás visualizamos que cuando nuestros superiores son de otros componentes, pueden llegar a no entender de inmediato la importancia de una misión C-SAR, como la tenemos las personas del aire. Pero si es cierto que, en el mundo, el arma aérea hará todo lo que se tenga al alcance para rescatar a sus tripulaciones. No por ello, desconocemos que, si algo hubiese pasado ese 30 de agosto, ni el Comando de la URUAVU ni sus mandos subordinados tenían la autoridad para enviar rescate alguno (pero ese es otro tema).

La URUAVU ha cambiado ciertos procedimientos. Hoy día hasta los artilleros laterales conocen al detalle el uso del GPS, navegación en carta y asisten al briefing de la misión. Nunca se sabe cuándo serán ellos los únicos tal vez capacitados para emprender el liderazgo de una evasión en territorio hostil. Esto solo era la teoría antes… ahora es una realidad, práctica llevada a cabo en forma diaria. Un verdadero líder tiene que promocionar la comunicación entre los integrantes de la tripulación, crear un entorno ameno y escuchar al de menor jerarquía. Quizás antes esto no sucedía… los tiempos cambian. El conflicto existente en el Congo será finalmente una victoria cuando los congoleños la alcancen. Es así que la función principal de la comunidad internacional y de la ONU no supone ganar ellos la lucha, sino guiar y habilitar a la sociedad congolesa para que obtenga la capacidad de triunfar por ellos mismos.

“Combatimos con maquinarias, pero ganamos las guerras con personas”, General George S. Patton.



Coronel Gerardo Tajes, Fuerza Aérea Uruguaya. Es el jefe de la subjefatura de operaciones (A-3) en el Estado Mayor General de la Fuerza Aérea Uruguaya, director de Planificación Estratégica del Instituto Antártico Uruguayo y presidente de la Comisión de gestión de asuntos espaciales de la Fuerza Aérea. Asimismo, es asesor de la dirección de inspectoría y auditoría aérea, así como integrante de la Comisión Receptora e Investigadora de Denuncias de Objetos Voladores No Identificados (CRIDOVNI).

Es piloto comandante de helicópteros, con más de 2,400 horas de vuelo en alas fija y rotatoria. Actualmente es piloto instructor de UH-1H formado en Aviación del Ejército argentino, piloto comandante de Bell 212 y copiloto de AS-365, asignado a volar en el Escuadrón Aéreo no.5 (Helicópteros). Se ha desempeñado en África en cuatro despliegues bajo la bandera de Naciones Unidas acumulando más de 1,000 horas en las operaciones UNMEE en Etiopía y MONUSCO en la República Democrática del Congo, completando 44 meses en área de misión. Es egresado de la Escuela Militar de Aeronáutica, licenciado en defensa militar aeroespacial, graduado del Curso Superior de Comando y Curso de Estado Mayor Aéreo de la Escuela de Comando y Estado Mayor Aéreo de la FAU.


[1] Informe final del Grupo de Expertos sobre la República Democrática del Congo, 2014. https://undocs.org/ es/S/2014/42.

[2] Con aviones de transporte también de la FAU.

[3] Carta de la ONU, 26 de junio de 1945 http://www.un.org/es/charter-united-nations/index.html.

[4] Consejo de Seguridad de la ONU, Resolución 2098, 28 marzo de 2013. http://www.undocs.org/s/res/2098(2013).

[5] Teniente Coronel Paul J. Maykish, Aumento en importancia de C2: Visión histórica de nuestra ventaja crítica. http:// www.airuniversity.af.mil/Portals/10/ASPJ_Spanish/Journals/Volume-28_Issue-1/2016_1_08_Maykish_s.pdf 6 Ley Marco de Defensa Nacional, 18650, promulgada 19/2/2010. http://www.impo.com.uy/bases/leyes/18650-2010.

[6] Ley Marco de Defensa Nacional, 18650, promulgada 19/2/2010. http://www.impo.com.uy/bases/leyes/18650-2010.

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