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Ignacio Montes de Oca

China blanquea su apoyo a Rusia: le ayudará a fabricar miles de drones para atacar a Ucrania




Por Ignacio Montes de Oca


China ya no oculta su apoyo a Rusia en sus ataques contra Ucrania y el Departamento del Tesoro de EEUU confirmó que dos empresas chinas están fabricando drones que son usados para atacar a las ciudades ucranianas. La guerra se calienta un poco más.


EEUU sancionó a dos empresas chinas dedicadas a producir drones del modelo “Garpiya 3”. La primera es Xiamen Limbach Aircraft Engine Co., la empresa que produce los motores del dron. La segunda es Redlepus Vector Industry Shenzhen Co Ltd. Redlepus tiene una asociación con la empresa rusa TSK Vector OOO, que funciona como intermediaria de otra compañía rusa llamada IEM Kupol para abastecerla desde China de componentes que luego Rusia utiliza para fabricar sus drones. Kupol, subsidiaria del Grupo Almaz Antez, fabrica componentes para la industria antiaérea rusa y es propiedad del ciudadano ruso Artem Mikhailovich Yamshchikov, que también es dueño de Trading House Vector, que ya figuraba en la lista de empresas sancionadas por EEUU. Kupol y Redlepus montaron en 2023 una planta en la ciudad rusa de Izhevsk a 980 km al este de Moscú y a 1.024 km de la frontera ucraniana para fabricar anualmente 2.500 drones Garpiya 3. Ya entregaron 2.000 vehículos que se suman a los 500 fabricados el año anterior. Esta capacidad se suma a la fábrica iraní levantada en Tartaristán, capaz de producir 6.000 drones Sahed 136 al año. Esa fábrica también se abastece de componentes que China produce o ayuda a contrabandear desde Occidente. La alianza funciona a pleno.



El Garpiya 3 es un rediseño realizado por ingenieros chinos del modelo ruso Garpiya 1 creado por Kupol. Al igual que el Sahed 136, utiliza un motor Limbach L550E de origen alemán que llega desde China. La compañía alemana que lo diseñó fue comprada en 2012 por empresarios chinos. El Garpiya tiene un alcance de 1.500 a 2.000 km y una ojiva de 55 kg de explosivos. Su eficacia se basa en la dificultad para detectarlos por su vuelo rasante y su lanzamiento en grandes números. De allí que sea tan importante la asistencia de China para aumentar la producción.



China reaccionó airada ante el anuncio de sanciones de EEUU y ordenó sancionar a su vez a tres empresas de ese país, Edge Autonomy Operations, Huntington Ingalls Industries y Skydio, por proveer de drones a Taiwán. No es la primera vez que China procede en esta dirección. En agosto el gobierno chino congeló los bienes de 8 empresas de EEUU que le vendieron armas y servicios militares a Taiwán y prohibió a sus compañías que realicen negocios con ellas. En julio, había sancionado a otras cinco con idéntico argumento. Antes de empezar el juego sobre si fue primero el huevo o la gallina: el contrato para fabricar los Garpiya comenzó en 2020 y su producción se inició en el último trimestre de 2023. Las sanciones de EEUU a empresas chinas comenzaron a aplicarse este año.

Si analizamos el contexto, queda claro que China ya no se cuida de mostrar su respaldo a Rusia. Si solo prohibiera la exportación de los motores de Xiamen Limbach, Rusia dejaría de recibir o producir los drones Sahed y Garpiya. Hablamos de 8.500 drones anuales. Es decir que, pese a su discurso de neutralidad, Pekín es la fuente directa o indirecta para que las ciudades ucranianas sigan siendo atacadas por los drones rusos. Y hay que sumar los componentes de los misiles balísticos y China también tiene mucho que ver. Sabemos que Irán le envió a Rusia al menos 200 misiles balísticos Fath360. También que Irán esta tan sancionada y vigilada como Rusia. Es aquí donde hay que analizar otros actores sancionados por EEUU y la Unión Europea para encontrar el rastro que, otra vez, conduce a China.



En julio, el Departamento del Tesoro de EEUU sancionó a la compañía Beijing Shiny Nights Technology Development Co (SNTD) son sedes en Pekín y Teherán luego de comprobar que era una fachada para que el Ministerio de Defensa de Irán adquiriera componentes para fabricar misiles. La pista la dio un ciudadano iraní llamado Sayyed Ali Seraj Hashemi, un empelado de SNTD involucrado en la compra de acelerómetros y giroscopios usados para producir el sistema de guía de los misiles. Su socio en esta tarea es Saeed Hamidi Javar, otro iraní y agente del gobierno. Javar es miembro del directorio de la empresa Buy Best Electronic Pars Company con sede en Teherán y que también tiene una sede en Pekín. Ambas empresas son proveedoras de la Organización de Industrias Aeroespaciales (OIA) y así llegamos a los misiles.



La OIA es la división del Ministerio de Defensa iraní encargada de producir todos los misiles que nutren a los arsenales de los ayatolas, tanto los que se lanzan contra Ucrania como los que sirvieron para atacar a Israel en abril y octubre o al tráfico de buques en el Mar Rojo. Esto incluye a los Fath360 que Rusia lanza contra Ucrania y por lo tanto se puede decir que Pekín está colaborando con esos ataques y se corrobora al complementarlo con el rediseño y producción de miles de drones Garpiya 3 que ya comenzaron a llover sobre los civiles ucranianos.

Corea del Norte es el otro proveedor de misiles para Rusia y en este caso China, que absorbe el 60% del comercio exterior norcoreano, no hizo nada para frenar esa escalada ni tampoco usó el hecho de comprar el 80% del petróleo iraní y el 45% de las exportaciones rusas. Por el contrario, en lugar de usar su influencia económica para desalentar los conflictos, Pekín sigue profundizando el apoyo a Rusia e Irán en sus campañas de agresión y tolerando además que el dictador de Pyongyang se sume a la invasión a Ucrania con el envío de tropas.

Dos reflexiones finales. La primera tiene que ver con una advertencia respecto al agotamiento de la capacidad rusa para fabricar misiles y drones. El auxilio de sus aliados confirma que no era un delirio, como tampoco lo fue decir que Rusia no tiene capacidades infinitas. Las sanciones hicieron efecto y, como también se avisó, la colaboración de Pekín con el esfuerzo militar de Putin iba a lograr que se ampliaran para incluir a empresas chinas. China eligió dejar los disimulos y el rumbo de colisión con los aliados de Ucrania es inevitable.



China no solo sostiene a Rusia con la compra masiva de petróleo y gas, además está cubriendo el agotamiento de los arsenales de misiles y el colapso de su capacidad para producirlos en masa al facilitarle que sostenga la campaña de asedio a Ucrania mediante la asistencia directa e indirecta para que produzca drones.

La segunda reflexión tiene que ver con la tardanza de occidente a la hora de enviar ayuda a Ucrania y la sinapsis arenosa con la que elaboran la idea de enfrentar a un mismo eje formado por Rusia, Irán, Corea del Norte y China. Vamos a un cálculo matemático para ver si despiertan.



En los 29 meses transcurridos entre febrero de 2022 y agosto de 2023 Rusia lanzó contra Ucrania un total de 13.997 drones. Son unos 479 drones por mes. O 5.746 por año. Con la ayuda de China, Rusia elevará los 6.000 drones producidos con ayuda de Irán a 8.500 anuales. En otras palabras, Rusia tendrá 2.754 drones más para atacar. Y un refuerzo de misiles para seguir arrasando a las ciudades ucranianas. Es lo que surge de las estadísticas: hasta agosto Rusia lanzó 6.203 misiles y drones contra blancos civiles y 5.767 contra instalaciones militares.

La cifra de misiles es aún más pasmosa. De los 9.590 misiles lanzados, tanto rusos como iraníes y norcoreanos, 3.196 alcanzaron objetivos civiles y 1.097 instalaciones militares. Esta cifra surge de descontar un 35,6% del total que fueron interceptados por las defensas ucranianas.



China está ayudando a que la disponibilidad de drones en manos de Rusia aumente en un 48% y con ello la capacidad para abrumar a las defensas aéreas ucranianas y la probabilidad que un número mayor de drones se filtre y exploten en las zonas civiles. Es una matemática infernal.

Hay que sumar los modelos rusos como el KUB desarrollado por la fábrica Kalashnikov y los Shahed que Rusia importó ya armados para que Putin sostenga el asedio contra Ucrania. Solo en septiembre se lanzaron 1.399 drones Shahed y además de un récord, marca una tendencia en aumento. Rusia recibió además ejemplares del Shahed 101, que también usa un motor y un sistema de vuelo fabricado en China. Es también usado por Hezbollah contra Israel y de hecho se empleó recientemente para atacar a la residencia de Netanyahu. En Ucrania, ya fueron derribados varios.



Si Ucrania pierde además su respaldo de EEUU en el caso de un triunfo de Trump, entonces deberá hacer frente con ayuda de los aliados restantes a esta coalición autocrática ampliada que cada vez esconde menos sus intenciones y que no impone restricciones con permisos de uso.

Finalmente, hay que señalar que con el ingreso de China, Irán y Corea del Norte más la alianza que respalda a Ucrania, estamos ya ante un conflicto global que se dirime en Ucrania. Mientras Occidente medita la respuesta, las autocracias aumentan sus arsenales.

China dio un paso más allá al reforzar la capacidad de daño de Putin respaldado por Kim Jong Un y Jamenei. Xi Jingping ya no disimula que está tomando partido a favor de todo ellos, no solo en Ucrania. Drones, misiles y ahora tropas. La secuencia se acelera cada vez más. China es la clave para frenar la producción de drones y misiles en Rusia e Irán. Y en lugar de usar esa autoridad, está blanqueando y ampliando su apoyo a sus aliados autocráticos. ¿Es un pájaro? ¿Es un avión? No, es un dron con motor chino volando sobre el sopor occidental.


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