Actualmente el programa de modernización del tanque TAM es el más ambicioso en su tipo en América Latina y en 2024 alcanzó uno de sus hitos más importantes, con la entrega de los primeros diez TAM 2C-A2 al Ejército Argentino. Visitamos las instalaciones donde se lleva adelante para conocerlo a fondo.
Por Santiago Rivas
El programa TAM 2C es actualmente uno de los más importantes programas de modernización en el Ejército Argentino, el cual en 2024 ha dado un paso muy importante con la entrega de los primeros diez ejemplares modernizados, luego de ya casi 15 años desde sus inicios y con un recorrido con altibajos debido a cuestiones políticas. Visitamos el Batallón de Arsenales 602 “Coronel Ángel Monasterio” en la localidad de Boulogne Sur Mer, Buenos Aires, en donde se lleva adelante la modernización de los tanques junto a la Dirección General de Investigación y Desarrollo del Ejército (DGID) y el apoyo de la empresa Elbit, proveedora de parte de los sistemas.
Entre el equipamiento que se instaló en el TAM 2C-A2 se encuentra el nuevo sistema de alerta láser ELAWS de Elbit Systems, que puede detectar hasta ocho amenazas simultaneas y priorizar una de ellas para que el tanque automáticamente apunte el cañón a la misma. Además, incorpora dos sistemas de mira COAPS-L, uno para el jefe de tanque y otro para el apuntador, que proveen capacidad para detección, adquisición y seguimiento de blancos tanto de día como de noche, ya que cuentan con sistema de visión diurno y térmico incluyendo además telémetro láser. El sistema térmico posee un alcance de detección mayor a los 17 kilómetros y de reconocimiento de más de 7000 metros.
También se agregó una cámara térmica y diurna para el conductor, además de mantener los episcopios originales. Posee un sistema de accionamiento de la torre eléctrico que mejora el estabilizado del cañón, en lugar del sistema electro-hidráulico original del TAM. Desde el punto de vista de la exposición, se reduce la firma térmica del mismo, dado que se agregó una unidad de potencia auxiliar para poder operar los sistemas con el motor apagado. También se incorpora una estación meteorológica, nuevos sistemas de comunicaciones internas y de VHF, faldones laterales y pantallas multifunción para el apuntador y el jefe de tanque, que permite controlar todos los parámetros del tiro desde allí.
Pocos días antes de la presentación del segundo lote de tanques modernizados y la entrega de estos junto a los primeros cinco más el primer prototipo y el demostrador TAM 2IP al Regimiento de Caballería de Tanques 8 de Magdalena (realizada el 20 de diciembre), visitamos las instalaciones del Batallón de Arsenales 602 para conocer a fondo el programa y los trabajos que realizan en los tanques durante el proceso de modernización, los cuales están a cargo de dicho batallón y del personal del Programa TAM 2C de la DGID.
El teniente coronel Pablo Petrocelli, a cargo del Programa, explica que éste nació en 2010 de una necesidad del Ejército que surgió al ver que o se compraba un tanque nuevo o se modernizaban los que había. “El TAM es un tanque diseñado a partir de los años 70, que se terminó fabricando en los 80. Estamos hablando de un tanque que en esa época ya tenía más de 30 años y había quedado obsoleto para el nivel actual de la tecnología. Entonces se hizo un requerimiento operacional de las distintas características que tenía que tener un tanque para el combate moderno, como visión nocturna y una computadora balística digital, porque tenía una computadora balística analógica de los años 70. Tenía estabilización, pero con un sistema hidráulico y ahora tiene motores eléctricos, en vez de tener una bomba hidráulica que mueve el cañón y la torre. Y con tantos problemas de mantenimiento durante tantos años el hidráulico no estabilizaba, tenían que tirar sí o sí en posición fija. Ahora, con este sistema eléctrico, todo funciona automáticamente estabilizado. Una vez que arranca la computadora y se cargaron los programas todo está estabilizado”, explica y destaca que además es un sistema mucho más simple, ya que en el sistema hidráulico cualquier pérdida de fluido afectaba a la estabilización. Esto es un punto esencial porque es lo que le permite al tanque tirar en movimiento, “porque sí o sí necesitás que el tanque copie las imperfecciones del terreno cuando hace el estabilizado, de forma tal que cuando se va moviendo el tanque pueda disparar”.
Además, se agregaron otros sistemas, que se describen más abajo, y eso llevó a que en 2010, tras hacerse el requerimiento operacional se visiten distintas empresas para evaluar opciones, eligiéndose finalmente a la empresa israelí Elbit Systems, que hizo un prototipo en el año 2013. Ese prototipo tuvo distintos tipos de pruebas técnicas en Boulogne, Campo de Mayo y en la sede del Regimiento de Caballería de Tanques 8 en Magdalena. “En el 2014, el Jefe de Estado Mayor aprobó este prototipo que cumplía todos los requisitos, y en el 2015 se firmó el acuerdo de modernización de 74 tanques con opción de otros 30 más en caso de que se requiera” agregó Petrocelli. Sin embargo, el proyecto se paralizó en 2015 y cuando en 2020 se creó el Fondef se decidió aplicar una gran parte de los fondos del primer año para retomar el proyecto.
Dado que muchos de los sistemas del prototipo original ya no estaban en producción y había sistemas más modernos, así como con las pruebas del prototipo se vieron algunas mejoras que se podían implementar, en 2020 viajaron a la Argentina ingenieros de Elbit y Ares (filial brasileña de Elbit) y trabajaron para crear un nuevo prototipo, llamado TAM 2CA2 basado en el anterior. “Tiene mucho del anterior, pero hay muchas cuestiones técnicas que mejoraron”. Se cambiaron las cámaras, la unidad de potencia auxiliar, el sistema operativo de las computadoras, el mástil meteorológico y el detector de amenazas a los 360º, entre otras cosas.
Así, el nuevo prototipo se estuvo probando entre los años 2022 y 2023, en 2023 se aprobó y comenzó la producción en serie de los tanques.
Mientras tanto, junto con el primer prototipo se había hecho el demostrador TAM 2IP, que “fue una muestra de cómo quedaría el tanque si se le pone una protección reactiva, que iba a fabricar la empresa IMI de Israel para proteger al tanque en caso de que le diera un proyectil. Una vez que impacta el proyectil, explota hacia afuera, cuidando la tripulación, o que la munición flecha, que es inerte, se frene en seco”, explica Petrocelli. Se podría agregar al TAM 2CA2 pero con adaptaciones, dado todo lo que se le agregó al tanque modernizado, como la detección láser en 360º, que está en los laterales sobre la torre.
Petrocelli cuenta que una vez que se aprobó el prototipo del TAM 2CA2 hubo que buscar quién hiciera las modificaciones a la torre y la soportería, porque los componentes electrónicos nuevos tienen que ser aplicados en distintos lugares de la torre y la batea. Los ingenieros de la DGID analizaron empresas con capacidad de hacer el trabajo, especialmente la modificación de la torre, que es material blindado y muy grande. Entre todas las empresas visitadas se adjudicó la licitación a IMPSA de Mendoza y se hizo un contrato para la modificación de las torres. “Y después se hizo un nuevo convenio para la fabricación de todos los soportes que necesita la electrónica para ser fijada en las distintas partes del tanque”. Además, se hizo otro contrato para la fabricación de los faldones, “la protección lateral de las orugas, que es un diseño nuestro. En caso de algún impacto de un cohete o algo menor, sirve para proteger a la oruga” explica Petrocelli, y agrega que el TAM siempre tuvo los soportes para ponerle los faldones, los cuales se habían evaluado ya en los primeros ejemplares del TAM. “Había que hacer el diseño, con el largo, el espesor, los tipos de enganches, cómo levantarlos cuando se tiene que hacer el trabajo con las orugas”, agrega.
Entre los cambios de sistemas, Petrocelli destaca la computadora balística, que es completamente nueva. “Dejó de ser analógica y es muy chiquita, es un sistema intercomunicado con mucha información que viene de distintas partes del tanque. Toma información de un mástil meteorológico para saber qué temperatura ambiente hay, la velocidad del viento, la presión, porque todo influye en el disparo y en la curvatura, especialmente cuando hay un disparo a larga distancia. Además, toma la temperatura interior del compartimiento, porque es la temperatura de la munición, también influye la temperatura que tiene la pólvora para efectuar el disparo. Mide la velocidad del vehículo, el tipo de munición y la distancia en la que está el blanco. Esa distancia al blanco la da el nuevo sistema de puntería que tiene el tanque. Antes todo el sistema de puntería era óptico, tenía una mira óptica que tenía distintos lentes ópticos y un telémetro láser que estaba solidario con el cañón. Ahora hay dos cámaras, una del apuntador del cañón y otra del jefe de tanque, que están ubicadas arriba de la torre, la de la derecha es del apuntador, la de la izquierda del jefe de tanque, y tienen sus propios telémetros láser. Son cámaras diurnas y nocturnas que funcionan espectacular. La computadora toma toda esa información, hace sus cálculos y su predicción, porque toma la velocidad en que se está desplazando el blanco, de forma tal de predecir a dónde va a estar el blanco en el momento en que el proyectil pegue a esa distancia”.
Por otro lado, se agrega una unidad de potencia auxiliar que está detrás, “es un grupo electrógeno que se le agregó de forma tal de que el tanque pueda operar cuando está detenido, sin el motor principal en marcha, para que la firma térmica del tanque sea menor. Donde más calor se generaba es donde está el motor, ahora con este grupo electrógeno metido detrás de la torre, el calor queda oculto. Esto se llama vigilancia silenciosa, porque el tanque está completamente parado con ese motorcito que es muy silencioso, a la distancia no se escucha, hace que sea más difícil su detección” describe Petrocelli y agrega que también se incorporaron cuatro detectores láser a los 360º, de forma tal de poder detectar cualquier tipo de amenaza infrarroja o láser que esté apuntando al tanque. “La pantalla, tanto del jefe de tanque como del apuntador, indica en uno de los cuatro cuadrantes, que son estos cuatro detectores, de dónde está viniendo la amenaza, da una alerta en rojo y uno toca un par de botones en la pantalla y ve desde dónde viene y de qué tipo es, porque según la potencia del láser o el infrarrojo es el tipo de arma que nos está apuntando. No es lo mismo el láser que tiene un helicóptero, el de un misil o el de un tanque. Podemos detectarlo rápidamente, llevar el cañón a ese lugar y poder observar directamente lo que me está apuntando y con algún tipo de arma que tengamos disponible, ya sea el cañón o la ametralladora coaxial, tirarle”, dado que el sistema da tanto el rumbo como la distancia a la que se encuentra la amenaza. Es el mismo sistema que usan los israelíes en el tanque Merkava IV, que se ha probado en combate.
“Tiene dos cámaras en paralelo, la del jefe de tanque y la del apuntador, son intercambiables, donde el jefe de tanque puede estar mirando con su cámara o con la del apuntador y el apuntador también puede ver qué es lo que ve el jefe de tanque, es el mismo que ellos aplican en el Merkava” explica Petrocelli, además de agregar que una cámara sirve de backup de la otra.
En cuanto al tubo del cañón se agregó una protección térmica que estabiliza la temperatura. Cuando el cañón se calienta se empieza a doblar porque es una línea elástica muy larga, por lo que esta protección estabiliza la temperatura entre la parte de arriba con la de abajo y en toda la longitud del cañón, de forma tal de que haya menos distorsión. Esto permite disparar más cantidad de tiros sin que pierda la puntería que tiene cuando está tibio. Cuando hay mucho calor se calienta mucho la parte de arriba y poco la de abajo. Esa protección lo que hace es distribuir ese calor de arriba hacia abajo, para que la temperatura sea pareja en todos lados. Sino el cañón empieza a doblarse hacia arriba.
En el segmento de comunicaciones se instaló un equipo de radio nuevo, así como los cascos de la tripulación son nuevos. Es todo digital, provisto por Elbit, con comunicación encriptada, y trae un GPS solidario que le pasa la posición automáticamente a través de los datos de la radio, tanto a otro vehículo como al puesto de comando. Además, permite la transmisión de datos, como imágenes, tal como una captura de la pantalla de la computadora del tanque, a través de un cable que conecta ambos equipos, lo cual reduce muchísimo la velocidad de transmisión de información, sobre todo de la posición propia y del enemigo.
Selección de los tanques
Luego de tantos años desde que fueron construidos, no todos los TAM están en condiciones de ser modernizados, dado que algunos tienen un deterioro que volvería muy costoso y complejo el trabajo. Por eso se realiza un proceso de selección en los regimientos para elegir los tanques en mejores condiciones para ser modernizados. “Es un proceso largo, hoy tenemos 23 tanques desarmados, pero no 23 tanques producidos, porque el proceso es bastante largo. Hay ciertos parámetros que tiene que cumplir el tanque que vamos a modernizar, como los de movimiento del cañón, movimiento de la torre, de perpendicularidad de los distintos componentes del tanque que está original para que se pueda modernizar para no desperdiciar toda una tecnología en un tanque que esté defectuoso” explica Petrocelli y pone como ejemplo que la torre no tiene que tener movimiento lateral cuando está fija, ni el cañón tiene que tener un movimiento hacia arriba o abajo, porque si tienen un juego en ese sentido, por más que se le ponga la tecnología, ese movimiento sigue estando y va a afectar la balística, reduciendo la precisión.
Hasta ahora esa inspección la hacía la DGID, pero ahora ya la hace el personal del Batallón de Arsenales 602, donde el Teniente coronel de arsenales, Carlos Ernesto De Sousa, jefe del Batallón, agrega que “los tanques son seleccionados con parámetros que exige la empresa Elbit para que puedan amalgamarse de forma eficiente con la tecnología incorporada, porque esa torre tiene 40 años y puede tener desgastes o deficiencias de fabricación originales que con la tecnología de ese momento eran aceptables, pero hoy ya no en función de la tecnología aplicada. Con respecto al chasis, se seleccionan con lista de chequeo, que vengan operativos, ya que no recuperamos tanques que no están en servicio”.
Una vez que se elige el tanque, se lo trae al Batallón de Arsenales, que se encarga de separar la batea por un lado y la torre por el otro. “La batea entra una línea de actualización que tiene el Batallón de Arsenales y la torre se desarma completamente, se saca absolutamente todo, porque la carcasa se envía a IMPSA, que le hace distintas modificaciones, le saca muchos soportes, le tapa agujerosm como el del periscopio del jefe de tanque, porque el aparato de puntería del jefe tanque está en otro lado. Hay que hacerle un agujero nuevo y poner una protección balística, también hacer un agujero donde está el aparato de puntería del apuntador, porque antes éste era un agujerito redondo al lado del cañón, que sigue estando y se sigue empleando como un sistema de emergencia, en caso de que toda la electrónica deje de funcionar, el tanque puede seguir disparando con el aparato de puntería como era antes” describe Petrocelli y destaca que esta decisión de mantener el sistema original de puntería se tomó con el segundo prototipo, ya que en el primero se había retirado y se había tapado el agujero.
Cuando vuelve la torre de IMPSA se lleva a la línea de producción, se pinta y empiezan a ensamblarle los distintos sistemas, “se empieza a colocar el canasto de la torre y se empiezan a armar las columnas, se empieza a colocar el cañón, que nunca sale del batallón, donde se le hace un mantenimiento a nuevo, que no tenga ningún tipo de imperfecciones, se controla la línea elástica, se lleva a nuevo y se vuelve a poner en la torre. Se van colocando los distintos cables, componentes, se hace una prueba eléctrica de que esté todo funcionando, se completa toda la electrónica y se integra con la batea. La batea fue siendo repotenciada por el Batallón de Arsenales, para que no tenga problemas de motor, de oruga o de amortiguadores. Una vez que nosotros terminamos la torre y ellos terminaron la batea, volvemos a poner una cosa a la otra y empezamos a hacer las pruebas en la pista. Se hace una prueba de que esté apuntando correctamente, de telemetría, que los aparatos funcionan, que pasa por la pista de pruebas y todo funciona, que la batea también funcione sin problemas. Una vez que todo está funcionando lo subimos un carretón y los llevamos a Magdalena donde hacemos distintos tipos de pruebas en el terreno y terminamos con el tiro final, donde el cañón se regula otra vez como si fuera nuevo, con toda la tecnología para que esté apuntando a un lugar y pegando. Después se hacen las pruebas de tiro en movimiento y con eso se cierra el proceso. Se lo trae de nuevo y se hace la limpieza final para entregarlo”. El proceso de armar una torre y que esté lista para ser desplegada lleva un mes, a lo que se debe sumar el tiempo desde que el tanque sale de la unidad, se desarma, la torre va a IMPSA y regresa, que son tiempos que ya no dependen del Batallón de Arsenales. Según indica Petrocelli, IMPSA tarda entre un mes y un mes y medio en hacer el trabajo con la torre, más el tiempo de los traslados.
Bateas hechas a nuevo
El teniente coronel De Sousa explicó el trabajo que realiza el Batallón de Arsenales para dejar las bateas y sus sistemas como nuevos. “Casi el 50 % de los componentes se reemplazan por otros nuevos y el otro 50 % se repara. Por ejemplo, todo lo que es el tren de rodamiento, rueda de apoyo, rueda tensora, rueda tractora, amortiguadores y la oruga se reemplaza. Los amortiguadores en algunos casos son nuevos y en otros estamos recuperando algunos con la empresa IMPSA. El grupo motopropulsor se saca, se lo comprueba en el banco de pruebas que tenemos y en función del estado se hacen las recorridas generales. Hay componentes como, por ejemplo, los radiadores, se reemplazan, porque tienen 50 años y a veces fueron empleados con aguas de calidad y anticongelante de calidad y otras con no tanta calidad y eso implica que tenga residuos dentro de sus vegas o cañerías. Entonces en esas cosas críticas no lo dudamos y hacer un estudio del estado es más caro que reemplazarlo.
En algunos componentes que no existen en el mercado tenemos que hacer ingeniería inversa y llevarlo a materiales no existentes en su época, aluminio y otras aleaciones metálicas, mucho polímero, que hacen que sea más eficiente la disipación del calor y aparte, más liviano.
Lo mismo con el intercooler, bomba inyectora, bujías, se reemplazan directamente. El grupo motopropulsor no se reemplaza, pero se hace un asiento de cada tapa de cilindro, porque cada cilindro tiene una tapa individual. Hacemos un rectificado completo del motor, teniendo en cuenta como premisa que estamos poniendo mucha tecnología arriba. Por ejemplo, el TAM 2C tiene detectores de amenazas láser, la única contramedida que tengo cuando me están apuntando es apretar el acelerador y salir para adelante o para atrás. Si el tanque sale sin potencia no sirve de nada saber que me están apuntando. Por eso, el objetivo es recuperar las capacidades y, si se puede, mejorarlas”. De Sousa además destaca que cada tanque que entra mantiene el mismo conjunto de chasis, torre y cañón, “no hacemos Frankenstein, porque es un tanque de primera generación donde hay partes principales que no se pueden reemplazar y tienen un desgaste hermanado. Si se cambia, ese desgaste hermanado se pierde y puede entrar en interferencias entre la torre y el chasis o el cañón y la torre. Entonces, así como entra, mantenemos esa hermandad de desgaste de las tres partes principales. Lo que se puede llegar a reemplazar es el motor, que es un componente principal pero autónomo, y si se reemplaza se hace el motor junto con la caja, que es el grupo motopropulsor”.
El trabajo en la batea se divide en distintas estaciones, como electricidad, donde se reemplaza todo el cableado, otra es el grupo motopropulsor, en otra se trabaja en las orugas, que son todas nuevas traídas de Alemania, por otro lado, se trabaja el interior, incluyendo el retapizado de los asientos. Los tanques de combustible también son nuevos, “los hace IMPSA y es un trabajo muy complejo por la soldadura, son cuatro tanques internos más otro externo en caso de necesidad. Los radiadores son nuevos, se tuvo que adaptar el chasis a estos radiadores” agrega De Sousa.
Los motores se prueban en el banco que tienen en el batallón, ven la performance para ver en qué estado está. Algunos componentes se reemplazan sí o sí y otros según la condición.
Todos los componentes que todavía tienen un remanente de vida útil se pasan a los tanques que no van a ser modernizados, para mantener esa capacidad operativa que sigue actual y vigente.
Además, se pule el tanque para detectar fisuras, microfisuras y deformaciones que la pintura puede estar tapando. Se hace un arenado, en parte queda el metal pulido, y luego se pinta junto con la torre. De Sousa destaca que “nunca se había hecho un trabajo así en el Ejército y permite saber en profundidad cómo está cada tanque”.
Trabajando por un tanque de primer nivel
El programa TAM 2C de la DGID tiene personal de suboficiales y un agente civil asignados al programa y hay personal del Batallón de Arsenales 602 en apoyo, que son técnicos específicos, de cañón, de óptica, de electrónica, mecánicos de oruga, motor, transmisión. Además, el programa tiene un tiempo en que es proyecto y luego se pasa a una etapa que es de fabricación, que deberá ser durante 2025, en donde el Batallón 602 se quedará a cargo del proyecto, por lo que el personal de la DGID debe ir pasando los conocimientos a los que se van a quedar a cargo, a pesar de que parte del personal de la DGID va a pasar al batallón.
Además de los diez tanques entregados en 2024 se está avanzando en un segundo lote que está ya en proceso de recorrida de las bateas y modificación de las torres, de las cuales ya hay cuatro entregadas por IMPSA para ser ensambladas con todos los sistemas.
Con la entrega de los primeros diez, que irán al Regimiento de Caballería de Tanques 8, si bien el personal de dicha unidad y la Base de Apoyo Logístico Tandil, que es el siguiente escalón, recibieron cursos de mantenimiento (especialmente de los equipos de comunicaciones), al comienzo serán la DGID y el Batallón 602 los que llevarán adelante el mantenimiento. El Regimiento 8 también recibió el curso de operación, ya descripto en Pucará (https://www.pucara.org/post/el-ej%C3%A9rcito-argentino-culmina-el-curso-de-instructores-en-el-tam-2c) por lo que ya hay tripulaciones instruidas para que cuando les lleguen los tanques ya sepan operarlos.
En relación a otros tanques en servicio en el mundo, Petrocelli plantea que “es un tanque que quedó bien posicionado a nivel mundial, tiene esta capacidad de visión nocturna que antes no la tenía y es la que hoy está en todos los tanques como el Merkava, que tiene equipos de la misma empresa que aplica a los propios tanques israelíes”. Si bien los tanques pesados tienen un cañón de mayor calibre, la tecnología del TAM 2CA2 es la misma que se está aplicando a los tanques de última generación. En el nivel latinoamericano, el tanque se posiciona como el más avanzado, ya que todos los demás son con sistemas analógicos, con menor puntería y alcance, así como que ningún otro posee sistemas de alerta láser ni capacidad nocturna al nivel del TAM 2CA2. El salto implica un cambio en el reglamento táctico, “solamente el poder operar de noche, no solamente el cañón en sí, sino toda la tripulación, ya que el conductor también tiene su propia visión nocturna independiente, tiene una pantalla de visión nocturna y diurna, con una cámara justo adelante. Además, el tiro más estabilizado, la protección nocturna, las comunicaciones encriptadas, la seguridad en los 360º con respecto a la detección de amenazas láser. Eso es muy importante para proteger al tanque en sí y a la tripulación, que es lo más débil de la cadena”. Además, puede dar en el blanco a una distancia mucho mayor, con precisión, a más de 3000 metros, más allá de lo que puede disparar con precisión un tanque con cañón de 120 mm sin los sistemas de estabilización del TAM.