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De soldados a peacekeepers



Visitamos el Centro Argentino de Entrenamiento Conjunto para Operaciones de Paz (CAECOPAZ), en donde se entrena el personal que participará en las misiones de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas.


Por Santiago Rivas


La Argentina fue no solo una de las pioneras en América Latina en la participación en misiones de paz, con la primera de ellas ejecutada en el año 1958 en Líbano, sino que fue el primer país de la región en conformar un centro de entrenamiento específico para el personal que tomaría parte en dichas misiones. Para un soldado, que se prepara durante toda su carrera para la guerra, participar en operaciones en donde tiene que asegurar que justamente no haya violencia, es un cambio importante en su formación, que demanda un aprendizaje específico en el manejo de situaciones de crisis, casi siempre en regiones con culturas diferentes y en contacto con la población civil.

La Argentina está autorizada por el Congreso a participar en el Capítulo 6 de la Carta de Naciones Unidas, que es mantenimiento de la paz, cuando hay dos países beligerantes que determinan que quieren hacer un cese del fuego, las partes llaman a Naciones Unidas, se ponen de acuerdo y firman el mandato de Naciones Unidas. Para hacer esa división, que se traza en un mapa, hay que ir dividir las zonas de amortiguación. De eso trata el Capítulo 5, donde se entra con fuerza y se organiza esa división. El Capítulo 7 abarca cuando hay agresiones y Naciones Unidas puede intervenir utilizando la fuerza para restituir la paz.

Por esto, en 1995 el Ejército Argentino creó el Centro Argentino de Entrenamiento Conjunto para Operaciones de Paz (CAECOPAZ) en Campo de Mayo, provincia de Buenos Aires, para brindar los distintos cursos que capaciten al personal que participará en los distintos tipos de misiones que requieren las Naciones Unidas, porque se vio la necesidad de instruir al personal, que no podía ir a una misión de paz sin cumplir ciertos requisitos que Naciones Unidas pide.



Este centro se creó en base a la experiencia obtenida en distintas misiones de paz y al aumento de la participación argentina en las mismas en los años 90. A lo largo del tiempo, las Naciones Unidas han realizado 63 misiones de paz, de las cuales la Argentina participó en 17 y hoy sigue teniendo presencia en varias, destacándose sobre todo la de Chipre, que comenzó en 1993 con 600 personas y hoy continúa con más de 200 argentinos desplegados allí, tanto con personal terrestre del Ejército y la Armada como con el UN Flight conformado por helicópteros de la Fuerza Aérea.

El CAECOPAZ fue el segundo centro de entrenamiento en América, ya que el crecimiento de las operaciones de paz llevó a que en 1994 Canadá se convierta en el primer país del continente en crear uno, llamado Pearson, el cual cerró su actividad en 2013, por lo que actualmente el centro argentino es el más antiguo del continente que se mantiene en operación. Desde entonces, se crearon otros doce centros, que, junto al CAECOPAZ, conforman la Asociación Latinoamericana de Centros de Operaciones de Paz (ACOPAZ), creada en 2008 y de la que Argentina fue su primer presidente. Se enfoca en compartir conocimientos y estandarizarlos.

Además, forman parte de la International Association of Peacekeeping Training Centres (IAPTC) que reúne a todos los centros de entrenamiento de paz y se reúnen todos los años para analizar qué están haciendo los centros en el mundo. La Argentina no participa de las reuniones desde 2015, pero este año volverá a hacerlo.

Además, está el POTI (Peace Operations Training Institute) que brinda una gran cantidad de cursos online sobre desafíos de operaciones de paz.

Esa trayectoria y experiencia hace que cuando hacemos una actividad, el mundo está atento con lo que hacemos” destacó el coronel Ignacio Ortiz, director del CAECOPAZ.

Entre sus hitos históricos relevantes se encuentra la visita del secretario de Naciones Unidas, Kofi Annan, en 1998, que dio un respaldo importante al centro, el cual en 1999 recibió el nombre histórico de Saavedra Lamas, quien fue el mediador en el conflicto del Chaco entre Bolivia y Paraguay y creó el instrumento jurídico que aún hoy se utiliza en muchas partes del mundo para conflictos armados internacionales. En 2011 se repitió una visita del secretario general de la ONU, con Ban Ki Moon.



Si bien el centro fue creado por el Ejército, desde un comienzo tuvo una visión conjunta, aunque cada fuerza mantenía su formación por separado. En 2001, el Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas interpretó que había que estandarizar los conocimientos, por lo que se decidió que el CAECOPAZ pase a depender de ellos, de manera que forme a la totalidad del personal militar que participe en misiones de paz.

Posteriormente, en 2008 se cambió la cadena de comando, pasando de depender directo del jefe del Estado Mayor Conjunto al Comando Operacional de las Fuerzas Armadas, el COFA, dado que se consideraba a las operaciones de paz como una actividad en desarrollo, pero actualmente se analiza la posibilidad de que pase a la Dirección General de Educación.

Este año destacaron la visita del ministro de defensa, Luis Petri, no porque sea el primer ministro en visitar el centro, sino que es el primero que fue un día específicamente al CAECOPAZ y recorrió durante toda una mañana las instalaciones. Antes solo los ministros visitaban el centro para las despedidas de contingentes.

La misión que tiene CAECOPAZ se divide en capacitar y adiestrar a todo el personal, tanto civil como militar de las fuerzas que vaya a ser desplegado en cualquier parte del mundo bajo el mandato de Naciones Unidas. Esto incluye no solo a los contingentes que conforman las fuerzas de tareas, sino también a los observadores militares o integrantes de un staff, que deben hacer los cursos y aprobarlos para poder desplegar. Además, dan el apoyo y el alistamiento del contingente antes y después de su despliegue, lo cual incluye actividades sanitarias y entrega de equipo, entre otras cosas.



Las Naciones Unidas, mantienen la paz, la soberanía de los pueblos y ayuda humanitaria, pero la mayoría de las operaciones de paz son desarrolladas por militares, que se preparan para la guerra, con una instrucción y un adecuamiento, y tienen que empezar a pelear por la paz, cambia drásticamente la misión” explica Ortiz, y agrega que “es bueno tener soldados porque la estructura de la educación de un soldado, de la disciplina, hace que cuando los transformes y los lleves a una misión de paz sea fácil manejarlos. Entonces, el desafío es cambiarle el chip en la cabeza al soldado guerrero, que se pinta, que trata de no ser observado, que espera de noche sigiloso, para decirle, ahora vas a estar vestido de blanco, te tienen que ver y no podés tirar. Muchas de las misiones son sin armamento, eso es un cambio que hay que hacerle a la tropa, que no es sencillo. Y este es el sistema que utilizamos para hacer ese cambio”.

Actualmente la Argentina tiene 268 hombres y mujeres en Chipre, conformados por la Fuerza de Tareas, la Unidad Aérea, los Molos (observadores y oficiales de enlace) y en el staff de la fuerza. Además, hay 11 integrantes en la misión de desarme, desmovilización y reinserción (DDR) de Colombia en su segunda etapa (la inicial se terminó en 2017 luego de dos años), en India/ Pakistán hay cuatro observadores, en Sahara Occidental hay tres, dos en el Centro de África y uno en las alturas del Golán, mientras que en el Líbano hay tres que despliegan con la fuerza de tareas de España. Además, hay personal de la Gendarmería Nacional, pero depende del Ministerio de Seguridad y no se forma en el CAECOPAZ.

Por otro lado, en el contingente en Chipre hay integrantes de Chile, Paraguay y Brasil.



Organización

El centro está organizado con un director, al cual le dependen un servicio financiero y una Secretaría General, que tiene que ver con las relaciones internacionales; un subdirector al cual le depende la plana mayor con sus cuatro áreas: personal, inteligencia, operaciones y logística. Y después hay cuatro agrupamientos: el Departamento de Educación y doctrina, la Agrupación Apoyo, la Secretaría de Evaluación (hoy a cargo de un oficial brasileño) y la Secretaría Académica.

Esta última mantiene actualizada la doctrina de Naciones Unidas, por lo que mantiene un intercambio constante con el departamento de Naciones Unidas en Nueva York, porque todos los planes de educación se actualizan todos los años. “La responsabilidad del departamento es ir actualizando cuando bajan directivas y nos actualizan lo que tenemos que dar en los cursos. Y cuando nosotros queremos realizar un curso, que se apruebe en el Estado Mayor Conjunto y después mandarlo para que sea aprobado en Naciones Unidas” explica Ortiz.

En este sentido, el centro está trabajando en desarrollar un curso de UNPOL (policías de Naciones Unidas), con apoyo de Policía Federal y Gendarmería Nacional, por lo que se están estudiando los requisitos legales y Naciones Unidas brinda los contenidos que debe tener el curso, a los cuales el personal propio adapta a la idiosincrasia y cultura locales. Una vez armados los contenidos finales, se envía hasta que sea aprobado por el más alto nivel y, si se aprueba, se le asigna una sigla. “Es un paso que no es tan fácil de dar porque son muy reservados en Nueva York para certificar cursos” agrega Ortiz.

La conformación del personal del CAECOPAZ, incluye en total 162 personas, 104 hombres y 58 mujeres, y la particularidad que tenemos en el centro es que tenemos personal de la Policía Federal, por actividades en que ellos nos ayudan mucho, como control de multitudes, investigación, que son cuestiones que pide Naciones Unidas y nosotros tenemos la suerte de que fuimos evolucionando. Antes teníamos un comisario y un suboficial. Hoy ya tenemos siete y estamos pidiendo dos más, nos dan un apoyo excelente. Después tenemos dos oficiales permanentes con intercambios todos los años con Brasil y Chile y un suboficial de Brasil. Va variando, hubo épocas donde teníamos cinco, tuvimos de Francia, Inglaterra, Estados Unidos, Uruguay” explica el coronel Ortiz.



Entrenamiento

El foco del CAECOPAZ es transformar al soldado en peacekeeper, para lo cual tienen una serie de cursos y capacitaciones, según la misión que cumplirá la persona.

El primer curso es el módulo de entrenamiento de pre-despliegue, cuyas siglas en inglés son CPTM, que significa Core Pre-Deployment Training Materials, es el más importante porque es lo que exige Naciones Unidas que un soldado debe saber como conocimiento básico para poder desplegar en una misión de mantenimiento de la paz.

El segundo es el de material especializado, Specialised Training Materials (STM), que es cuando se apunta a algo más específico, como un observador militar, un oficial de logística o force commander, que plantea cuestiones como la manera en que opera un batallón, un puesto de mando o un checkpoint.

Lo más importante que tiene este centro es la experiencia de nuestros instructores. Todos los temas que hablamos y los cursos que damos los da gente que estuvo ahí. A veces no comprendemos que te está hablando una persona sobre cuál es la actividad que desarrolla un jefe de fuerza, un force commander, y acá tenés seis force commander que vienen a dar clases, que no lo tienen todos los centros. O estás hablando de qué hacen los observadores en India - Pakistán, vos tenés personas que ya estuvieron en India - Pakistán y no sólo te vuelcan lo que dice el libro, sino que te dicen sus experiencias” cuenta Ortiz y agrega que eso “es importantísimo y mantenerlo no es barato, porque lo mantenés mandando gente, cuando dejas de mandar, empezás a perderlo”. A eso se suma el intercambio con otros centros, en donde los instructores van a participar en cursos en otros lugares del mundo y también se reciben extranjeros.



En este sentido, participan del Curso de Inteligencia en Uruguay, de un Curso de Integración de Género en Perú, del Curso de Oficial de Estado Mayor de Chile y del Curso de Observador en Alemania.

Cuando se despliega un contingente se definen los cursos que harán sus integrantes según la misión que cumplirá cada uno. Ortiz explica que, en el caso de la fuerza de tareas que participa en Chipre, el proceso de instrucción incluye una mezcla entre el CPTM, que tienen que hacer todos, y los STM, que los tienen que hacer algunos, como el curso de plana mayor y líderes, o el curso de instructores.

Después están las zonas de reunión intermedia y final, donde se estandariza todo. “El proceso empieza con la orden de operaciones del comandante operacional, que es el que selecciona al personal. El CAECOPAZ no selecciona, sino que recibe a quienes tiene que instruir. Es una responsabilidad que tienen los Comandos de Adiestramiento y Alistamiento de cada una de las fuerzas. El comando operacional les da las vacantes, ellos seleccionan su gente, se concentra en una orden que emite el comandante, a nosotros nos llegan los 233 hombres que van a integrar la fuerza con su rol de combate y a partir de ahí empieza el trabajo. Hay una primera etapa que realizan ellos, que es una zona de reunión inicial, pero más que nada es la parte administrativa” describe Ortiz y continúa: “Empezamos con un proceso anual, en el mes de marzo, la gente viene de distintas unidades de una brigada, se forman instructores en el CAECOPAZ en el primer curso de dos semanas, que vuelven a esas unidades a enseñar los temas que necesitan saber los soldados que tienen que desplegar. En octubre recibimos a la plana mayor y líderes y les damos instrucciones específicas de esos puestos. El jefe, segundo jefe, el oficial de personal, el jefe del campo y el encargado de la unidad, son dos semanas. En noviembre tienen un curso específico de inglés para operaciones militares de paz, que se desarrolló acá, es muy bueno y no existe en otros lados. Dura un mes y es para todos, por una plataforma que tienen las Fuerzas Armadas. En diciembre tienen una etapa intermedia, que cada componente la hace en su lugar de asiento. Nosotros mandamos un equipo móvil, vamos a chequear que ellos estén dando los temas que se dan: mandato de la misión, despliegue, el derecho internacional, la mujer, la paz y la seguridad, respeto, negociación, conducta, disciplina, todo lo que tiene que ver con la protección contra abuso sexual, protección de los niños, manejo de la prensa, elementos de evacuación, reglas de empeñamiento, incidentes, comunicaciones, un sistema de chequeo de heridos y una pista de Técnicas Operativas de Naciones Unidas. Se chequea como van, se les da un apoyo y si hay cosas que vemos que no están bien, se profundizan. Posterior a eso viene la etapa final que son tres semanas. Les hacemos una pista de comprobación y cuando aprueban todo les damos la certificación de que pueden desplegar. Ven incluso cuestiones como el manejo con volante a la derecha, ya que cuando llegan a Chipre, una de las primeras cosas que hacen es rendir un examen de manejo con volante a la derecha” describe Ortiz. Por otro lado, agrega que las órdenes que se les indican son en inglés y muy específicas.

Una vez que termina el proceso se hace una pista de evaluación de un día completo, donde el jefe de la fuerza de tareas y su staff deben enfrentar una situación que se les da el día anterior, como si estuviesen en Chipre. Empieza el día y se empiezan a generar incidentes para que vayan resolviendo, como puede ser controlar una manifestación o cuando hay una violación al mandato del uso de las fuerzas. “Si el día termina y estuvieron bien, se los certifica. Si hay algún error o algo que vimos mal, se intensifica en lo que queda de tiempo” explica Ortiz. Una vez que se los certifica, ya quedan listos para ser desplegados, lo que normalmente ocurre ya a partir de los tres días de terminado el curso.



Por otro lado, a veces se les solicitan cursos que no tienen planificados y si tienen la capacidad lo hacen, como ocurrió este año, en que se dio un curso para el Institute for Security Studies (ISS) de Naciones Unidas y otro de oficial de investigación que pidió el Comando Sur. “Es un curso medianamente nuevo que vamos a dar en diciembre, cada 150 integrantes de una fuerza de tareas tiene que haber un oficial de investigación, que sepa interrogar, hacer control de vehículos, investigar sobre abuso sexual, dura dos semanas” cuenta Ortiz.

Por otro lado, existen los dos cursos de pre-despliegue que están dentro de lo que deben hacer las fuerzas. Uno de ellos es el de observador militar y el otro es el de Oficial de Estado Mayor, que se dan en inglés, son internacionales, y es uno al año. “Nos demanda mucho tiempo y muchos medios y vienen de varios países. Este año tenemos 3 egipcios, gente de México, Brasil, Chile y Alemania. A veces vienen instructores también” explica el coronel Ortiz.

A esos se suman los cursos que están dentro del abanico de Naciones Unidas que se pueden ofrecer a otros centros y son independientes a los contingentes. Por ejemplo, para quienes quieren ser instructores de Operaciones de Paz o el de periodista en zonas hostiles, que es muy particular porque es para periodistas civiles. “Dura una semana, es muy exigente para nosotros, obviamente para los que hacen el curso también. Tienen que cumplir cierto perfil, no es para todos. Se simula que hay dos países beligerantes y ellos son periodistas que tienen la finalidad de llegar al momento que los dos líderes hacen una mediación, y pasan durante los 5 días por una cantidad de actividades que les vamos poniendo con diferentes estresores, todo bien delimitado con lo que queremos ver, por qué se los presionó con tal actividad. Duermen poco, son periodistas que están en un ambiente de guerra. Hemos tenido muy buenos resultados. Siempre hay mucha gente, aunque es para 35 personas como máximo” describe Ortiz.



Otros cursos son los de Protección de Civiles, Logística, Negociación, Inglés (uno específico de operaciones de paz y el inglés técnico militar), Francés y el de Role Player, que es un curso que se da exclusivamente a reservistas que actúan con distintos roles durante los demás cursos, simulando ser personajes del país en donde operará la fuerza de paz, de manera de recrear el medio ambiente donde se realiza la actividad. Este último es un curso corto que dura 3 días, donde se les da un pequeño conocimiento de qué son las operaciones de paz, para que entiendan el contexto en que se trabaja y después se los hace trabajar y participar y se los certifica.

A principios de año también se da un curso de introducción a las operaciones militares de paz a la Fuerza de Paz Combinada Cruz del Sur, que conforman Argentina y Chile.

Este año se dio el primer taller regional de salud mental en operaciones de paz, a cargo de Ana Talamoni y la licenciada Murcia, que venían trabajando desde hace dos años, se anotaron 17 países, entre lo que hubo gente de Ucrania y de Haití” agregó Ortiz. Además, hay cursos que se dan si las actividades lo permiten según el cronograma.

Una cuestión compleja es el entrenamiento del personal cuando la misión implica funciones más policiales, como fue el caso de Haití, donde se trabajó dentro de un estado fallido y lo que había que hacer era estabilizar con Naciones Unidas, que el país trate de volver a establecerse como país. “Ahí reforzás un poco lo que es control de manifestaciones, apoyo sanitario, cómo establecer los diferentes cercos cuando entregás comida, tenés que seleccionar el lugar, cómo se ponen las defensas para poder controlar esa cantidad de gente que tiene esa necesidad básica. Misión tras misión vas haciendo un análisis y a partir de ahí vas mejorando. Con Chipre, por ejemplo, tenemos cada 2 o 3 meses un Zoom con los oficiales de entrenamiento que van diciendo en qué cosas hay que mejorar, que lo vamos haciendo para el siguiente contingente” explicó Ortiz.



Certificación de los cursos

En cuanto a certificaciones, el área de Naciones Unidas encargada de hacerlo es un elemento que se llama Integrated Training Service (Servicio Integrado de Entrenamiento), y hay que renovarlas cada 3 años. Las certificaciones tienen dos etapas, una administrativa y una de campo, primero hay que enviarles todos los contenidos que se dan, hacen un análisis de las materias y después vienen y hay que mostrárselos en el terreno. Si aprueban todo, dan la certificación. “Nosotros tenemos certificados el curso de pre despliegue y el de observadores. No es sencillo y nuestro centro por suerte lo tiene. Estamos en proceso de certificación de los cursos de protección de civiles, de coordinación cívico militar y el de oficial de estados mayores. La etapa administrativa la hemos cumplimentado, el problema es que para traer al equipo del ITS, tiene que correr todo por cuenta del país y no es barato. Tener cinco cursos certificados sería ideal. No todos los centros tienen certificación” contó el coronel Ortiz.


Infraestructura

El Centro tiene una sede de grandes dimensiones, en donde sobresale la capacidad que tienen para alojar 250 personas, ya que en general los centros solo dan cursos, pero no tienen alojamiento. Además, tienen una réplica de una base de Naciones Unidas, donde viven los alumnos del curso de observadores, y un ambiente de simulación urbano donado por Francia, que es como un pequeño barrio donde se hacen todas las actividades de ayuda humanitaria y control de manifestaciones. Por otro lado, hay una sala de conferencias para 120 personas, la sala de desminado y laboratorios de idioma.

Estar en Campo de Mayo es otra ventaja importante, por la cercanía con todo tipo de unidades del Ejército Argentino que les pueden dar apoyo. “Cuando necesitamos apoyo para todos nuestros ejercicios, lo que necesitemos lo tenemos a menos de 5 minutos: helicópteros, tanques, hospital, agua, lancha. Podemos ampliar nuestra capacidad de alojamiento porque enfrente tenemos la Dirección de Educación Operacional del Ejército Argentino que tiene para albergar hasta 500 personas” agrega Ortiz.

Además, en las instalaciones también está la sede de la Fuerza de Paz Combinada Cruz del Sur.



Futuro

Ya llevamos 29 años de experiencia, más de 40.000 entre hombres y mujeres entrenados para operaciones de paz, 17 misiones a lo largo de nuestra historia” describe Ortiz para poner en contexto dónde están hoy y hacia dónde van, con la idea de seguir mejorando. Explica que hoy tienen varios pedidos para que la Argentina participe en otras misiones de paz, que están evaluando, ya que cada una es un reto para el CAECOPAZ, “porque somos nosotros los que tenemos que instruir a los que se vayan a desplegar. Tenés el ambiente, la cultura, se hace la instrucción específica y hay que adecuar la instrucción a ese lugar” explica Ortiz.

Por otro lado, Ortiz sostiene que “la operación de paz como de dos países beligerantes con una mediación cada vez es menor, aunque ahora con el conflicto Ucrania – Rusia e Israel – Palestina, uno podría decir que podríamos volver a ese tipo de misión, como es en Chipre. Creo que ahora las misiones van a ser más multidisciplinarias y más dentro de un país, para apoyo humanitario. Creo que Ucrania y Rusia en algún momento determinado van a necesitar una misión de paz, igual que Israel y Palestina. En algún momento van a querer llegar a un acuerdo y pedir tropas de paz. Pueden invitarnos a nosotros”.


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