Por José A. Quevedo
En 2015 y después de haber construido 50 vehículos DN-XI, la Dirección General de Industria Militar (DGIM) de México terminó el ensamblado de dos prototipos de vehículos tácticos con la finalidad de avanzar en su programa de sustitución de vehículos para diferentes unidades del ejército mexicano. La ventaja de los diseños y del ensamblaje ciento por ciento mexicano tenía en el fondo el impulsar la industria nacional y generar ahorros de un 30 por ciento en comparación con lo que costaría si fueran adquiridos en el extranjero, entre otros beneficios.
La operación del SandCat permitió a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) solicitar presupuesto para desarrollar un vehículo todo terreno con blindaje ligero, a fin de hacer más eficientes sus operaciones y garantizar la seguridad del personal y fuerzas especiales que realizan labores de vigilancia, patrullaje y combate a la delincuencia organizada. El proyecto de inversión tecnológica en el ramo automotriz tenía como propósito generar prototipos de vehículos de protección táctica que permitieran reducir los altos costos del blindaje militar.
Es así que la Industria militar desarrolló el vehículo DN-Xl, además de dos prototipos que fueron nombrados Kitam y Cimarrón. El DN-Xl se encuentra ya operativo en varias unidades del Ejército Mexicano y ha sido vendido a un gobierno estatal, que lo emplea en funciones de seguridad pública.
Al mismo tiempo que se desarrolló el vehículo ligero Kitam, basado en el DN-XI, la Dirección General de Industria Militar impulsó la creación de un vehículo táctico blindado de grandes dimensiones, para misiones tácticas de operaciones urbanas y regulares, al que denominó “Cimarrón”.
El ejército mexicano denomina al Cimarrón como un Vehículo Protector Táctico (V.P.T) que opera con un motor diesel y lleva un blindaje nivel 7, con un peso de 12.500 Kgs y puede transportar hasta 10 elementos en su misión principal, que es el reconocimiento terrestre.
El prototipo del Cimarrón fue ensamblado en el 2014, sobre el chasis de un vehículo, Mercedes Benz Unimog U5000 con tracción 4×4, al que se le adaptó una caja blindada para transporte de tropas. Tiene placas de acero y vidrios blindados, con capacidad de soportar impactos de fusil Barret calibre .50 que perfora blindajes.
Como fue desarrollado al mismo tiempo que el Kitam, usan el mismo tipo de blindaje, además de los mismos sistemas de cámaras y pantallas: Los dos vehículos fueron presentados en septiembre de 2015, y se esperaba su pronta entrada en producción, cosa que no ha ocurrido.
En 2018 la Secretaría de Hacienda mexicana reveló que el 51.94% de los vehículos tácticos del ejército mexicano no proporcionaban el rendimiento adecuado, por lo que, en el Programa y Proyecto de Inversión de 2019, la Sedena planteó invertir más de 4.500 millones de pesos en la renovación de unidades terrestres.
“La modernización de vehículos permitiría cumplir con mayor eficiencia las misiones que demanda la sociedad al instituto armado”, explicó la Sedena en su momento. Después de las elecciones de julio de 2018, se señaló sobre un posible congelamiento de las compras militares a partir del 2019. Por lo que se concretó en noviembre de 2018 la incorporación de 30 unidades de un nuevo vehículo denominado DN-XII, basado en el Sandcat, que, aunque se compraron a una empresa mexicana, fueron ensamblados por la DGIM.
El 16 de septiembre de 2021 se presentó la última actualización del prototipo del Cimarrón ensamblado en 2014. Entre los cambios de esta versión y la anterior se puede ver que la cabina de mando ahora es más larga y se reemplaza la caja posterior cerrada por una caja abierta en su parte superior, que proporciona capacidad de reacción y mayor visibilidad ante una agresión; cuenta con troneras para la autodefensa. Con la finalidad de contar con más su versatilidad, la caja abierta puede ser removida para transformarse en ambulancia blindada y plataforma de diversos usos.
Una de las innovaciones es la doble cabina. Al frente tiene una nueva versión de la cubierta blindada para el motor, el parabrisas fue segmentado en dos, lo que le da un mejor aspecto y mayor resistencia a algún ataque. A los costados de la cabina de mando se cuenta con dos puertas de acceso a cada lado, además de una torreta giratoria de 360 grados, donde se pueden instalar diferentes tipos de ametralladoras, desde calibre 7,62 hasta 12,7 mm.
Después de su ensamble, fueron sometidos a rigurosas pruebas en terreno escabroso, carreteras, zonas arenosas, caminos de terracería en zonas de la frontera norte, pasando sin contratiempos las pruebas a las que fue sometido, por lo que se reportó que estaba listo junto al Kitam para su fabricación en serie.
Desde el 2019, no se ha realizado ninguna adquisición de equipo para ninguna de las tres fuerzas armadas mexicanas, deteniéndose los desarrollos mexicanos tanto en la Sedena como en la Semar (Secretaría de Marina), por lo que una posible producción del Cimarrón deberá esperar hasta después del 2025, cuando haya un cambio de gobierno en México.
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