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El futuro de la guerra terrestre va más allá de lo que pasa en el campo de batalla



Por Santiago Rivas


Hablamos con Marcelo Masalleras, investigador senior de AthenaLab, analizando la última edición de la Land Warfare Conference organizada por el RUSI sobre la visión europea del futuro de la guerra terrestre en base a lo que se viene aprendiendo del conflicto en Ucrania.


Entre el 22 y 23 de julio se realizó en Londres una nueva edición de la “Land Warfare Conference” (conferencia de guerra terrestre), organizada por el Royal United Service Institute (RUSI), en donde se trató sobre los cambios que están ocurriendo en la guerra dado lo que se puede ver con la guerra iniciada tras la invasión rusa a Ucrania, pero también sobre cómo occidente se encuentra frente a esta nueva realidad. Entre los oradores estuvieron John Healey, nuevo secretario de Estado de Reino Unido para las Fuerzas Armadas; al excomandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania y nuevo embajador en Reino Unido, general (R) Valerii Zaluzhny; al almirante Tony Radakin, jefe del Estado Mayor de la Defensa; y al general Roly Walker, jefe del Estado Mayor del Ejército británico. Además, se contó con la presencia de oficiales, miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), académicos y representantes de distintos centros de estudios y de la industria de Defensa.

Para conocer sobre lo que se trató en la conferencia hablamos con uno de sus asistentes, Marcelo Masalleras, investigador senior de AthenaLab, con quien también analizamos sobre cómo los temas tratados son relevantes para América Latina. Según indicó Massalleras, una primera evaluación que surgió en la conferencia fue que la evaluación inicial del contexto internacional es preocupante, pues además de la guerra desatada por Rusia, se destacaron las tensiones en el estrecho de Taiwán, península de Corea y Medio Oriente, sin mencionar la compleja situación política y de seguridad por la que atraviesan África subsahariana y América Latina. En esta línea, se identifica la conformación de un “eje” de Estados que están abiertamente desafiando el sistema internacional actual, con la consecuente inestabilidad y mayor conflictividad.

Por razones obvias la guerra en Ucrania es el tema central y a partir de lo que está sucediendo en Ucrania y en Europa en general se deberían partir todas las conversaciones. Para quienes participaron en la conferencia el futuro de Europa está muy relacionado con lo que vaya a suceder en Ucrania. Tuve la oportunidad de visitar Polonia y Ucrania los días previos a la conferencia y esa percepción se va repitiendo, por varias razones, una es por la actitud rusa y por cómo Rusia va a terminar, segundo, ha generado una percepción de inseguridad respecto a una Rusia muy asertiva, porque ha detectado potencias regionales que estaban en una suerte de somnolencia, como el caso de Alemania, por ejemplo, que había cifrado mucho su contexto de seguridad a una alianza con Rusia, con la idea de que el contexto de seguridad europeo dependería de involucrar a Rusia en esta ecuación. Fue una de las estrategias que empleó Alemania y que finalmente no resultó, porque la dependencia energética y económica no fue suficiente para que Rusia lanzara su ofensiva a gran escala en el 2022” comenzó explicando Massaleras, que agregó que así “se puede percibir esta suerte de sensación de riesgo y, al mismo tiempo, un compromiso de apoyo a Ucrania muy transversal, que se da en apoyo financiero y que aparentemente va a mutar también a incrementar el apoyo militar, porque si uno toma a la Unión Europea como un todo es el principal aportante al esfuerzo bélico de Ucrania, pero en términos financieros, no en términos de sistemas de armas, Estados Unidos sigue siendo quien más sistemas de armas están llegando en cantidad a Ucrania. Pero se percibe este compromiso, no solamente este año, sino que de 2 o 3 años más, hasta el 2027 probablemente, muy asegurado para el esfuerzo de Ucrania”.



Pucará Defensa: Hablando de las enseñanzas que se ven en la guerra ¿Cómo esto va a ir cambiando la forma de hacer la guerra terrestre?

Marcelo Masalleras: Sí, enseñanzas creo que se dan a todo nivel. En primer lugar, a nivel estratégico creo que lo que más se repite es que, primero, las guerras no se improvisan. Hay que estar preparado para esta eventualidad. En segundo lugar, el estado requiere de ciertas capacidades para el sostenimiento de la guerra. Fíjate que hoy día, si uno revisa el frente de guerra entre Rusia y Ucrania, hay cambios, pero que son menores en cuanto a kilómetros, unos metros más se ganan, por un lado, se pierden por otro, pero el esfuerzo de la guerra, o sea la capacidad de los estados de sostener las operaciones militares en el largo plazo es lo que hoy día está determinando la guerra. La capacidad de generar reemplazos de personal en cuanto a movilización, pero también de material, están determinado lo que sucede en la guerra.

Cuando Ucrania tenía una cantidad de munición suficiente podía neutralizar la gran masa de artillería que estaba ocupando Rusia, pero hoy día la relación de uso de artillería ha llegado hasta 5, 6 y hasta 10 a 1 en el campo de batalla. Entonces, una cosa relevante es esta capacidad industrial para sostener las operaciones en el largo plazo. Y si nos vamos al campo más bien operacional y táctico, creo que una de las cosas más relevantes durante la conferencia es esta idea de transparencia del campo de batalla, o sea, la posibilidad de hacer concentración o movimientos para producir sorpresa se ha diluido muchísimo, se ha debilitado porque la cantidad de sensores que hay, terrestres, aéreos, espaciales o de distinto tipo, es tan grande que los movimientos se detectan a larga distancia y si esta transparencia se une con el aumento en la letalidad de los sistemas de armas, significan un desafío tremendo para el empleo de unidades de armas combinadas, que ha sido un problema tanto para Rusia como para Ucrania durante la guerra. La capacidad de emplear coordinadamente en tiempo, espacio y propósito unidades de distintas características y concentrarlas para generar un efecto ha sido muy difícil.

El caso de Rusia en el primer año de guerra fue dramático, fue determinante, y Ucrania lo aprovechó, y el año pasado, en la ofensiva de verano que se esperaba por parte de Ucrania. Ucrania tuvo problemas de la misma índole, o sea, pudo operar en el campo táctico, pero a nivel muy bajo, pelotón, compañía, con cierto nivel de éxito, pero la imposibilidad de escalar en la magnitud de las unidades un éxito local de un pelotón o de una compañía. Hubo penetraciones en la línea defensiva rusa, pero no fueron capaces de integrar y coordinar la acción de unidades más grandes, entonces eso le daba la posibilidad a Rusia de reforzar ese frente y recuperar la línea.

Si encima le sumamos más ingredientes, como son los nuevos sistemas de armas, nuevas modalidades de empleo de sistemas de armas, esta necesidad de escalar en el empleo de armas combinadas en lo terrestre ha sido ha sido determinante en lo que ha pasado en las operaciones.



PD: Hay una cuestión en las nuevas características del campo de batalla, estos cambios con el empleo de drones, sistemas de guerra electrónica, se ha llevado la guerra electrónica al nivel de las unidades pequeñas.

MM: Claro. Eso era fue parte de la exposición de Jack Watling, del RUSI, él hablaba tanto de la transparencia del campo de batalla, pero también de estos nuevos habilitadores necesarios en el campo de batalla y uno de esos habilitadores es la guerra electrónica y lo que él propone es que hay tal demanda de capacidad de guerra electrónica que ésta debiese bajar a niveles inferiores, o sea a niveles muy tácticos, no concentrarse en unidades de armas combinadas más grandes, sino que a niveles muy tácticos, y que estas capacidades, además, para evitar interferencias, tienen que integrarse ya no solamente de manera vertical, sino además de manera horizontal al nivel de sistemas de armas. O sea, que las capacidades de guerra electrónica que hoy día se desparramen en el nivel táctico no interfieran en el empleo de otros nuevos sistemas de armas, como es el de los medios autónomos, no tripulados, aéreos o terrestres.

El campo de batalla hoy día está determinado en gran medida por el uso extensivo de drones, eso creo que para nadie es un misterio y ha sido muy difundido. Fíjate que en las entrevistas que tuve en Ucrania me manifestaban que hoy día Ucrania está produciendo, y ésto está muy relacionado con la capacidad industrial, que no es necesariamente la capacidad del Estado, sino que de las empresas privadas también. Ucrania está produciendo casi el 100% de los drones tácticos, de los First Person View (FPV), con los que se atacan los vehículos.

La industria pesada, pero también la industria menor, incluso personas, pequeñas empresas en garajes de una casa están armando drones que son los que posteriormente entregan a las fuerzas para poder emplearse en el campo de batalla. La masificación de estas de estas tecnologías no debería verse comprometida con, por ejemplo, el empleo de medio de guerra electrónica para enfrentar a los medios del adversario. Entonces, esta transparencia se mezcla con nuevos sistemas, con la necesidad de bajar a niveles inferiores, pero también a la necesidad de coordinar las distintas unidades y medio, y ahí lo que hablaba Jack Watling de esta integración horizontal necesaria.



PD: En ese sentido, ¿qué fue lo que destacó Zaluzhny? Es interesante ver su visión desde Ucrania.

MM: Sin dudas la intervención de Zaluzhny fue una de las más esperadas, fue el comandante que tuvo a cargo las fuerzas durante años, se hizo un cambio de mando a principios de año por parte del presidente Zelensky, en una nueva posición, él insistió en que hoy día estaba en un rol diplomático y se lo tomó muy en serio.

Dijo cosas súper interesantes, en primer lugar, que él era partidario e iba a defender siempre que la guerra debía evitarse a toda costa. Ahora cuando eso no sucede, y creo que la invasión a gran escala por parte de Rusia es un ejemplo de eso, cuando el sistema internacional no logra evitar la guerra, volvemos a una visión muy realista del mundo, los países se mueven por intereses y la importancia de esos intereses van a determinar el comportamiento de estos estados y para Rusia, esto era importante. Y decidió finalmente invadir. Cuando la guerra no se logra evitar, se debe estar preparado y esta preparación obviamente involucra a las Fuerzas Armadas, pero lo que manifestaba Zelensky es que tan importante o más importante que las Fuerzas Armadas es preparar a la sociedad. Preparar la sociedad para que sea capaz de sobrellevar el esfuerzo de la guerra. Preparar a la sociedad para que sea resiliente en su voluntad de continuar las operaciones y continuar apoyando tanto al gobierno como a las Fuerzas Armadas. Pero también que sea una fuerte voluntad de contar con los medios, no solamente militares, para poder sostener las operaciones. La preparación de la guerra tiene que ser abordada por el estado y por las Fuerzas Armadas, pero también por toda la sociedad. Otra cosa que fue interesante, ya quizá con una mirada más diplomática, es que decía, como Klausewitz manifestó, la guerra no es más que la continuación de la política por otros medios, y como es una actividad política, tarde o temprano esta actividad política va a terminar afectando políticamente a otros estados. Y qué es lo que está sucediendo. En Europa, está esa sensación de inseguridad que manifestaba y de compromiso político por sostener las operaciones.

Y habló mucho de contar con capacidades para hacer frente, de ser flexibles, de utilizar la innovación y las propias capacidades para llevar adelante el esfuerzo de la guerra. Y que la guerra, ya quizás con una mirada mucho más elevada, está determinada por la capacidad de sostenerla. Obviamente la voluntad de lucha, las capacidades, las unidades militares, pero en gran medida está determinada por la capacidad de los estados de poder sostener las operaciones, si se acaba la munición, se complica la defensa.

PD: En este punto, un tema interesante es cuando hablan en la conferencia de la importancia de la Base Industrial de Defensa, de tenerla y desarrollarla, qué va relacionado con esta capacidad de sostener la guerra en el tiempo.

MM: Sí, lo que lo que nosotros vemos y analizamos es que es cierto que es imposible para un estado que no sea Estados Unidos y China, fabricar de todo y tener de todo suficiente. Reconociendo esa realidad, cada estado debe identificar algunas áreas en las que sí necesite tener cierta independencia y no estoy pensando solamente en un conflicto armado, sino en términos de entrenamiento o incluso en términos de escasez. Hoy, si tú quieres comprar munición de 155 mm para artillería, va a ser muy difícil que encuentres. Porque, por un lado hay un alto consumo por parte de Ucrania y por parte de Israel, que está drenando los arsenales, pero, al mismo tiempo, existe una pérdida de capacidad de producción de munición de este tipo de calibre. Entonces, Estados Unidos y los países europeos, Corea, Japón, que eran productores, con el paso del tiempo y está muy relacionado con el cambio en el carácter de la guerra que vimos a inicios del siglo 21, con un esfuerzo radicado en la contrainsurgencia y el contra terrorismo, que demandó unas tácticas especiales, el esfuerzo de la industria se centró en eso y sacrificó este tipo de capacidades, la capacidad de sostener operaciones de gran magnitud de grandes unidades y por mucho tiempo.

Se tornó en un ambiente estratégico entre estados versus organizaciones no estatales y se sacrificó esta idea de la lucha entre pares, entre estados de magnitud relativamente parecida, que demandan este tipo de sistemas de armas. Entonces, hoy no hay munición disponible y puede comprometer incluso el mantenimiento de la capacidad operacional de los ejércitos de la región en términos de ejercicios, si quiera el mantenimiento de la eficiencia. Capacidades, por ejemplo, para hacer mantenimiento en unidades acorazadas o mantenimiento de buques de guerra, de submarinos, ese tipo de cosas son como el mínimo común que debiese tener un estado mediano o pequeño. Son necesarias para enfrentar crisis, ya sea crisis de carácter militar, no estoy hablando necesariamente de un conflicto armado, pero también que se enfrenten crisis en otro lado del mundo que terminan afectando a uno, o sea, repuestos ciertos componentes que son necesarios.  No hablamos de una capacidad industrial para fabricar tanques o cosas así necesariamente, pero cada estado debe darse el trabajo de analizar cuáles son los mínimos qué requiere para tener un nivel de seguridad que cada estado definirá en forma particular.



PD: Otro tema relacionado es el de la retención del personal. En la conferencia se habló de las dificultades que tienen las fuerzas de retener personal calificado. Uno lo ve bien en América latina, pero pasa también en Europa y Estados Unidos.

MM: Ese es un tremendo tema, es un punto clave y, si bien es cierto, nosotros en América Latina tenemos bastante sensibilidad porque es algo que hemos estado tratando con el tiempo, en lo personal no esperaba que fuera tratado de manera tan directa en la conferencia. Efectivamente, para nosotros en Latinoamérica no es un tema nuevo, las Fuerzas Armadas, y puedo hablar con más propiedad del caso de Chile, las Fuerzas Armadas enfrentan, creo que es algo que se ha ido agravando con el paso del tiempo, esta necesidad de captar una buena base. En segundo lugar, formarla de la mejor manera y en tercer lugar retenerla en el tiempo, cosa de que esta inversión reditúe al estado en las áreas que ha definido como prioritarias.

Entonces, la posibilidad de perder pilotos, por ejemplo, respecto de una industria aérea que tiene cada vez más demanda, sobre todo después de la crisis del COVID, donde no hubo cursos de pilotos y hubo pilotos que dejaron de ser pilotos, tuvieron que reinventarse y que no volvieron a la industria aeronáutica, o sea, ha habido un aumento en la demanda y eso ha drenado a las fuerzas aéreas, creo que de todos los países de la región, pero eso no termina ahí, las Fuerzas Armadas pierden y gente muy talentosa y capacitada y que al final del día son recursos para el estado, y lo voy a poner de una forma, a lo mejor un poco más dramática, pero quizás tan o más grave que perder a la mejor gente es que quede la peor gente.

Esto que no esperaba escucharlo en la conferencia, fue un tema relevante en un par de presentaciones, una en particular que trató esto de manera bien descarnada. Por un lado, se mencionaba, en el caso del Ejército Británico, que más que tener problemas en cuanto a la capacidad de convocar para reclutar, el problema que están teniendo es que quienes están acudiendo a los llamados no cumplen con el perfil. Entonces, la discusión debiera centrarse en “¿Qué hacemos? ¿Cambiamos los perfiles para para tener un mejor reclutamiento o insistimos en los perfiles y asumimos las pérdidas?” y esto está muy asociado al cambio demográfico, el cambio generacional, los intereses de las nuevas generaciones, en la forma de ser, en lo que están dispuestos a sacrificar, en el cómo ven el mundo de la seguridad y la defensa las nuevas generaciones, que es parte del análisis que tenía que llevarse adelante. Y, paralelamente, se trató el tema de la formación y la retención del talento. La mejor forma de retener personas talentosas es darles las facilidades para que hagan lo que tienen que hacer. Que el Estado y que cada una de las instituciones entreguen las condiciones y las herramientas para entrenarse en lo que los ha inspirado y los ha llevado a ser parte de esta institución.



PD: A veces se mira mucho la parte salarial y no esa parte, cuál es la perspectiva de carrera que tiene ese profesional. A cierta edad el profesional mira más las perspectivas de carrera que si el salario es bueno o malo.

MM: Sí, yo creo que más importante que el salario son estas otras cosas, o sea, que tú te puedas desarrollar en un área en la cual te inspiraste y a la cual adheriste, porque el tema de los salarios se asume cuando uno entra a estas instituciones, pero entra con una serie de ilusiones, aspiraciones a hacer cosas. Entonces, cuando eso se rompe, en más grave que el tema específicamente del salario. Al final el salario viene a ser un complemento a todo esto, o sea, “no hago lo que me gusta y encima no gano lo que quiero”. Te termina generando el quiebre, pero más importante que el salario y creo que incluso por experiencia personal, es tener la posibilidad de desarrollarte en una carrera qué fue la que te inspiró a servir a tu país. Y lo que hemos vivido en Latinoamérica, el COVID, que exigió que las Fuerzas Armadas prácticamente en todos los países apoyaran a la función del Estado en hacer frente a la pandemia, lo cual es obvio, es lógico, y creo que todo el mundo lo apoyó. Las Fuerzas Armadas están muy comprometidas en todas las naciones, pero eso además ha continuado en el tiempo y se ha ido combinando con ciertas características propias y particulares en nuestra región en que estamos enfrentando una situación muy precaria de seguridad interior de los estados, con un debilitamiento del estado de derecho en gran parte de los estados de la región. Con una internacionalización del crimen organizado y que ha hecho que la población esté exigiendo un mayor empleo de la fuerza militar, a pesar de que el problema se entiende que no es un problema militar, que es un problema de Seguridad Pública, pero la población está demandando un mayor empleo a la fuerza militar. Entonces si uno empieza a sumar las cosas, tú te das cuenta de que hay una mayor cantidad de tareas para las Fuerzas Armadas. Al mismo tiempo, estas tareas están durando más tiempo, pero continuas con un igual o menor presupuesto, y con una igual o menor cantidad de personas en las Fuerzas Armadas. ¿Entonces, cuál va a ser el desenlace? que las personas dejan de hacer lo que están llamadas a hacer, o sea, la función de la defensa y eso creo que está generando también un problema que va a afectar la retención del talento.



PD: El militar dice que él entró para cumplir una tarea, que es defensa, y no quiere salir a patrullar una calle o a perseguir delincuentes y pierde ese incentivo de su carrera, ve que no está haciendo lo que quería hacer cuando entró en la fuerza.

MM: Sí, ese es un tema que podríamos conversar mucho, pero que es un problema político, aquí el que toma las decisiones de emplear la fuerza militar, no son las Fuerzas Armadas, es el poder político. Y si el cuerpo lítico hace un mal diagnóstico, entonces para un problema que es de orden interno, va a emplear fuerzas militares, lo cual no es lógico. No quiero decir que no lo hagan o que no respalden algunas funciones, pero los que están mejor llamados para enfrentar el crimen organizado son las fuerzas policiales.

Por lo tanto, si tú necesitas más fuerzas policiales, porque estás corto, la solución no es enviar a los militares, porque los militares no son policías, son militares, entonces lo que tienes que hacer es tener más fuerzas policiales y para eso hay varias formas. O sea, tú puedes ingresar más gente para egresar más gente de las academias policiales. Tú puedes llamar al servicio a aquellos policías que se fueron a retiro para cumplir a lo mejor funciones administrativas y liberar policías más jóvenes para cumplir funciones operativas. Tú puedes emplear a otros organismos del Estado para hacer funciones que cumplen las policías. Y ahí sí que pueden colaborar las Fuerzas Armadas. Por ejemplo, en Chile, si se pierde gente en la montaña, quien normalmente la va a rescatar son los Carabineros y hay fuerzas que están entrenadas para eso. El Ejército tiene fuerzas tan buenas o mejores para emplearse en la montaña, eso lo puede hacer. Hay muchas áreas donde se pueden rescatar policías, Carabineros en el caso de Chile, y emplear a otra institución del Estado para cubrir, si es que el problema es la falta de carabineros. Y la solución es poner más carabineros y no emplear a las Fuerzas Armadas para funciones policiales. Si en algún momento hay que hacerlo, es una decisión política y el estado no debe limitarse de emplear todos los poderes que tiene para llevar adelante funciones tan delicadas como esa.

Pero hay que tener cuidado porque si la situación no es tan delicada y tú empleas a las fuerzas militares, pero en el mismo contexto en que empleaste a las fuerzas policiales, es muy difícil que vayas a obtener un resultado distinto. El problema es que, si empleaste a las fuerzas militares ¿Qué te queda después de eso? Pues no hay nada más.



PD: En este sentido de la retención del personal. ¿Qué es lo que se planteó en la conferencia en el sentido de cómo las fuerzas pueden retener a la gente para que no se vaya?

MM: Creo que el principal fundamento que se dio y que se discutió desde distintos puntos de vista es sin duda el asegurarle a las fuerzas que tengan los medios para hacer su labor, o sea que tengan munición para entrenarse, que tengan combustible para navegar, que tengan las instancias de entrenamiento y así en todo ámbito. Que el Estado les asegure la posibilidad de hacer su trabajo y eso creo que fue transversalmente lo que más coincidieron todos. Más allá del tema de los sueldos, no fue algo que se haya tocado, sino que las distintas instituciones tengan los medios y la posibilidad de llevar adelante su función y que no se distraigan en otras cosas o que no se queden detenidos por falta de oportunidades para poder entrenarse, para poder capacitarse. Muy importante la capacitación intelectual de las fuerzas, alguien mencionaba durante la exposición, creo que fue el jefe de Estado Mayor del Ejército Británico citando a alguien que no recuerdo, que un comandante académicamente bien preparado va a tomar mejores decisiones que uno que no lo esté.

La capacitación y el entrenamiento con las condiciones adecuadas, creo que era la mejor receta de lo que se discutió para mantener y retener el talento.



PD: Yendo a otro tema que, nombran a las otras amenazas que aparecen, en Extremo Oriente y Oriente Medio, con lo que sucede en Israel o entre China y Taiwán.

MM: El centro de gravedad de la discusión era lo que sucedía en Europa, por razones lógicas, porque es una amenaza más inmediata, pero al mismo tiempo se reconoce que hay otros estados que están desafiando este sistema internacional basado en reglas, y se habló de alguna manera en la conformación de una especie de eje de estados afines y que están en esta campaña. Obviamente se mencionó directamente a China, no hay que olvidarse de que varios países europeos tienen presencia en el Indo Pacífico, Reino Unido y Francia la tienen. Y ven a China como una amenaza real.

Pero también lo que sucede en Medio Oriente y la presencia de Irán, la presión migratoria, que, según los europeos, aprovechada por Rusia para canalizar inmigrantes hacia la Unión Europea, generando una presión demográfica relevante, y no solamente ahora. Para ponerlo de alguna una forma, alguien dijo en algún momento que Rusia está en guerra contra Europa, pero Europa no está en guerra contra Rusia y esta guerra se manifiesta no desde el punto de vista de un ataque armado, sino a través de otras cosas, en lo económico, en lo social, en lo diplomático, a través del ciberespacio, a través de las campañas de información, a través de la influencia en campañas políticas, etc. Y lo mismo se percibe hacia China, Irán, Corea del Norte, porque además, en esta suerte de eje se ve que está Rusia, que se ha ido deteriorando en su potencial militar, tiene la posibilidad de recuperarse más rápido a través de la ayuda que está recibiendo de Corea del Norte con munición, de China en componentes electrónicos y ayuda económica, y de Irán, también con sistemas de armas como vehículos aéreos no tripulados y potencialmente misiles o sistemas de cohetería.


PD: ¿Hay algún otro tema tratado en la conferencia que valga la pena agregar?

MM: Creo que esta sensación de urgencia, de estar atrasados, esta sensación de sentirse amenazados por parte de Rusia, esta idea de que Rusia se va a recuperar en 5 años en la capacidad militar y de ahí 5 años más en reorganizarse militarmente para estar en condiciones de amenazar nuevamente a Europa. Por lo tanto, el futuro de Europa va a depender de Rusia, porque la idea de que Rusia va a detenerse en Ucrania no es validada por nadie. Rusia va a seguir presionando primero a los países limítrofes, los que están más complicados son los países bálticos y Polonia, Moldavia también, esta sensación de amenaza es mucho más latente. Y porque ha sido así históricamente. Entonces, es esa sensación de amenaza es muy fácil de percibir y es general.


PD: Es interesante cuando lo aplica a América latina, que, si bien no hay un conflicto latente, también somos los que estamos menos preparados en el mundo. La población ve un conflicto como algo muy lejano.

MM: Claro, y puede que tengan razón en cierta medida, lo que estamos equivocados es en pensar que los conflictos que se dan en una parte del mundo no nos vayan a afectar más directamente.

Hoy día estamos claramente en una competencia entre grandes poderes y esa competencia ya se está trasladando a una confrontación entre grandes poderes en algunas áreas. Como la económica entre Estados Unidos y China, como el tema de los semiconductores, las restricciones tecnológicas que se están dando. Esta competencia se está transformando en una confrontación y esa confrontación, si se da al estilo de una Guerra Fría 2.0, como es lo que plantea Niall Ferguson, se va a dar en otros escenarios y nosotros tuvimos experiencia de eso, y una amarga experiencia. Por lo tanto, qué duda cabe de que esta nueva Guerra Fría 2.0 se vaya a dar en nuestro escenario. Nosotros sabemos que, desde una perspectiva económica, las naciones de Sudamérica son muy dependientes de China, para varios países de la región China es el principal socio comercial. Pero esa dependencia económica no se traslada a la dependencia estratégica, son pocos los países de la región que tienen sistemas de armas chinos o rusos. La mayoría de los países tenemos mayoritariamente sistemas de armas estadounidense o europeo o israelitas o de Corea en algunos casos.

¿Entonces, cómo se va a dar eso en algún momento si esto avanza? Las grandes potencias van a querer generar bloques. ¿Adónde nos vamos a alinear cada uno de los estados? ¿Dónde están los intereses? ¿Dónde están los límites? ¿Hasta dónde vamos a soportar la presión? Y eso va a tener repercusiones. Cada una de esas decisiones van a tener repercusiones en las sociedades, entonces, quizá que estemos en lo correcto en no ver un conflicto en modo directo entre nosotros. Pero el conflicto nos va a afectar, ya nos está afectando, el precio de los combustibles, el precio del transporte marítimo a raíz de lo que sucede en el Mar Rojo, el precio de los granos por la guerra en Ucrania, es imposible salvarse de eso.



PD: Esa cuestión de los bloques se ve con lo que está pasando con Venezuela, donde hay ciertos países como Argentina y Chile que, aunque los gobiernos ideológicamente son distintos, tomaron una posición muy parecida. Por otro lado, se ve el caso de Lula, AMLO y Petro con otra posición totalmente distinta. Todavía no se ven bloques establecidos, pero hay una diferenciación política frente a cómo ven la situación de Venezuela.

MM: Los países de nuestra región, lamentablemente, son víctimas del vaivén político. El proceso de consolidación de los estados en la región no está completo y el nivel de consolidación tampoco es parecido, sino que hay muchas diferencias. Y las alternativas de integración o de coordinación siempre han estado, desde mi punto de vista, muy determinadas por la ideología. Entonces, efectivamente es curioso y es muy bienvenido que Chile y Argentina, teniendo presidentes con una opción ideológica muy distinta, hayan tenido una posición, esperable respecto a un problema que afecta a la región, porque uno esperaría que la política exterior de los estados sea una política de Estado, una política que sea proyectada en el largo plazo, que respete y que dé cuenta de los intereses nacionales que están siempre vistos a muy largo plazo. Eso no necesariamente funciona en Latinoamérica, entonces tenemos cambio político de color en un lado y ese lado cambia y lo que era bueno pasa a ser malo y lo que era malo pasa a ser bueno.

Cada régimen político tiene sus particularidades, pero esas particularidades no debieran afectar aquellas cosas que cada nación ha identificado, por ejemplo, el respeto a los derechos humanos, el respeto a la soberanía popular, lo que la población de un estado decide no puede alguien arrogarse el derecho a modificarlo. Esas cosas que son de largo plazo, que son parte de los intereses nacionales, uno esperaría que tuviesen cierta estabilidad, pero lamentablemente no es la tónica que uno observa en la región.


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