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Ángel Rojo

Evaluación de la guerra de Ucrania a dos años de la invasión rusa

A dos años de la Operación Militar Especial iniciada por Rusia en Ucrania y desde el punto de vista del empleo del poder aéreo y del entorno que rodea este conflicto, se pueden extraer algunas conclusiones.

 

Por Ángel Rojo

 

Pobre empleo del poder aéreo ruso

A pesar del avance tecnológico de Rusia, que ha impulsado la actualización de sus medios aéreos con mejores radares, misiles de largo alcance hipersónicos, alta maniobrabilidad de sus cazas y algunas capacidades furtivas, doctrinariamente la defensa de sus fuerzas terrestres ha sido asignada a una sólida defensa antiaérea, considerando a la aviación como una extensión de la artillería.

Por ello este conflicto se ha desarrollado principalmente en el campo terrestre, por lo cual no se pudo apreciar un empleo del poder aéreo desde el punto de vista occidental, que está enfocado en el logro de la superioridad aérea total o local para garantizar la libertad de acción de las propias Fuerzas.



Otro punto a tener en cuenta es que, en los días iniciales, las Fuerzas Aeroespaciales Rusas dieron la impresión de estar ausentes, a pesar que se vieron ataques con misiles, asaltos helitransportados en aeropuertos y asaltos de paracaidistas. Esto llevó a que todos los expertos se preguntaran “dónde estaban”. Aunque al principio hubo poca claridad, a medida que pasó el tiempo pudo comprobarse que las Fuerzas Aeroespaciales Rusas sí estuvieron completamente involucradas en aquellos momentos iniciales.

En esos primeros días, las Fuerzas Aeroespaciales Rusas realizaron bastantes salidas, incluyendo múltiples misiones con objetivos diferentes, pero operaciones que no se encontraban consolidadas en una campaña aérea al estilo de las que realizan las Fuerzas Aéreas de occidente / OTAN, con lo cual se puso de manifiesto la inexistencia de un riguroso planeamiento de campaña en este sentido. En esos ataques iniciales se llevaron a cabo todos los tipos de misiones, pero en gran medida éstas fueron, sin embargo, ineficaces para dar un golpe definitivo e inmediato. Tanto los ataques aéreos y de misiles se distribuyeron por todo el país, sin lograr la concentración de efectos.

Después de los primeros días de la Operación Militar Especial y con el cambio de objetivo al dejar Kiev y centrarse sobre las áreas ocupadas, no se logró una efectiva supresión de las defensas aéreas de Ucrania, en parte porque no realizaron una buena evaluación de daño, dando por destruidas baterías de artillería antiaérea cuando en realidad estas habían sido reposicionadas. Esto ocasionó muchas bajas de aeronaves rusas, obligando a volar muy bajo para evitar los misiles superficie-aire de mediano alcance, pero poniéndolos al alcance de los MANPADS o misiles de corto alcance, ocasionando también muchos derribos. Esto obligó a comenzar a operar en altura y fuera del alcance de las mismas, operando casi sobre territorio propio con el empleo de misiles de largo alcance y drones, sin muchas variantes.

 

Apoyo de occidente a Ucrania

Evidentemente, Ucrania ha podido sostener su defensa gracias al apoyo de occidente con el aporte de armamento de diferente tipo. En relación con el poder aéreo, primeramente con el suministro de todo el material disponible de origen soviético que poseían los ex países del bloque soviético. Después se centró especialmente en el suministro de defensas antiaéreas de corto y mediano alcance de diferentes países, además de armamento aéreo occidental que se adaptó a los aviones de la Fuerza Aérea Ucraniana, como ser misiles anti radiación y misiles aire-superficie de largo alcance. Y, fundamentalmente, gran cantidad de todo tipo de drones que tuvieron una actuación importante por ambas partes.

Por último, se estima que para la mitad de este año se entreguen los esperados cazas multirol F-16, siempre y cuando los pilotos y mecánicos alcancen los niveles de adiestramiento exigidos. Además, recientemente Francia firmó un acuerdo con la posibilidad de entregar cazas Mirage 2000. El compromiso con occidente es que estos medios no sean utilizados sobre territorio ruso para no escalar el conflicto, cuestión que es un poco difícil de controlar.

 



Armas nucleares

Otro punto a tener en cuenta es la amenaza nuclear siempre implícita en las potencias que tienen esta capacidad de disuasión.

En febrero del año 2023 Putin suspendió su participación en el Nuevo START, el cual, tras su última prórroga en el 2021, tenía vigencia hasta el 4 de febrero de 2026. Este tratado pone límites al total de armas nucleares desplegadas y habilita inspecciones de verificación en las instalaciones de cada país. Esto implica en el corto plazo que Rusia no pueda ser inspeccionada y a largo plazo una oportunidad para generar una nueva carrera armamentística nuclear.

Además, Putin dijo a fines de febrero que el 95% de las fuerzas nucleares estratégicas de Rusia fueron modernizadas, y que la Fuerza Aérea “acababa de recibir cuatro nuevos bombarderos supersónicos TU-160M con capacidad nuclear”. Mientras que el componente naval alcanzó casi el 100%.

Asimismo, en estos últimos días Putin manifestó que ha destacado la asignación del primer conjunto de los misiles balísticos intercontinentales RS-28 Sarmat a las unidades militares.

Esta no es la primera vez que amenaza con el despliegue de armas nucleares, ya que en julio del 2023 había anunciado el despliegue de armas nucleares tácticas a Bielorrusia y en septiembre del mismo año había anunciado el despliegue de los ICBM RS-28.




La diferencia es que este tipo de armamento tiene capacidad de llegar a casi cualquier parte en el mundo debido a su alcance de 18.000 km, además de contar con la capacidad de transportar hasta 16 ojivas pequeñas termonucleares de reentrada múltiple e independiente (MIRV) o hasta 3 vehículos de planeo hipersónico Avangard.

Esta declaración de Putin se produce en respuesta a los comentarios del presidente de Francia, quien insinuó la potencial movilización de tropas en Ucrania en apoyo a Kiev.

En este contexto es muy probable que se intensifique el desarrollo de las armas nucleares, entrando en una nueva carrera armamentista similar a la de mediados del siglo XX, pero en esta oportunidad marcada por los avances tecnológicos, aumento del almacenamiento y modernización de los arsenales. En este escenario se va a observar el crecimiento del arsenal de países como Rusia y China y el posible surgimiento de nuevas naciones, como Irán.

Este incremento de armas nucleares busca reforzar las capacidades de disuasión y mantener un equilibrio de poder de las grandes potencias, pese a conocer las consecuencias devastadoras del empleo de ellas. Asimismo, esta situación añade una compleja capa de tensión a las relaciones internacionales.

 

Escenario geopolítico global

Hace poco tiempo atrás surgió el tema de la falta del cumplimiento por parte de los miembros de la OTAN de la inversión en defensa como mínimo del 2% del PBI y que Trump había cuestionado esta actitud. Como se puede observar, esta situación se está modificando pero, a mi entender, no por miedo a las amenazas de Trump, sino como una señal para Putin. En 2024, 18 de los 31 Estados miembros de la Alianza cumplirán su objetivo de destinar el 2% del PIB a gastos de defensa, según anunció el 14 de febrero el secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg, frente a sólo 3 países en 2014 y 11 países en 2023. Por primera vez, el gasto en defensa de los países europeos de la alianza en su conjunto alcanzará el 2% de su PBI total en 2024, frente al 1,85% en 2023.

Además, algunos expertos en geopolítica nos muestran inmersos en una nueva guerra fría entre EEUU y la alianza Rusia - China y que los conflictos en Ucrania y Gaza no son acontecimientos aislados sino una manifestación de esta Guerra Fría y que reflejan un reajuste geopolítico más amplio.

También consideran que en este año están dadas las condiciones para una nueva escalada en la región de Indo-Pacífico, donde las acciones de Corea del Norte y las tensiones en el Mar de China Meridional y el Estrecho de Taiwán, alimentados por China y Rusia, convergerán con los otros conflictos anteriormente mencionados.


Como en la anterior guerra fría, no es dable esperar un conflicto militar directo entre estos actores. No por falta de capacidad, sino porque todos saben que las consecuencias serían catastróficas de orden global.

En general, estas grandes potencias tienen preferencia por las maniobras estratégicas indirectas, las cuales permiten promover sus intereses y afirmar su influencia sin cruzar el umbral en una guerra cinética abierta. Estas maniobras son una mezcla de: movimientos diplomáticos, a través de las declaraciones en diferentes foros internacionales, como las alianzas que se tejen con otros actores cooperativos; presiones geoeconómicas, como las sanciones aplicadas por occidente a Rusia y la impulsión de la desdolarización por parte de Rusia y China y por la influencia regional, como estamos observando actualmente en la crisis en el Mar Rojo, donde los hutíes respaldados por Irán prometieron un paso seguro para barcos chinos y rusos.

¿Cuál será el futuro del conflicto en Ucrania? Según el Dr Hutschenreuter considera pertinente plantear unos escenarios que denomina cisnes casi negros. En realidad estos escenarios se basan en las posiciones expresadas por ambos actores, a saber:

·         Una gran ofensiva rusa para capturar todo el territorio ucraniano. Este escenario está en concordancia con la visión que tiene Rusia sobre Ucrania, debido a que no lo ve como otro país, sino que es una nación eslava hermana y que es el corazón de la nación de los rus. Se trata de una ideología muy potente que hace de Ucrania un elemento central de la identidad rusa. Putin considera a Ucrania como el antepasado común de rusos, bielorrusos y ucranianos, y destacó los numerosos hitos de la historia común para argumentar su visión de que rusos y ucranianos son un mismo pueblo.

Este escenario se podría plantear si se produjera un colapso integral del estado ucraniano, es decir si entrara en un estado de anarquía y convulsión. Para ello occidente debería cortarle todo el apoyo dejándole el camino libre a Rusia.

·         Otro podría ser la recuperación por parte de Ucrania de las regiones perdidas del este y sur. Esta es la posición que mantiene Zelenski para sentarse a la mesa de negociación.

Este escenario implicaría que occidente le brinde todo el apoyo a Ucrania y que Rusia se encuentre en una posición de debilidad, situación en la cual no está debido a las alianzas que mantiene con China y otros actores y por volcar su industria a un estado de guerra.

Además, este escenario implicaría un alto riesgo de una escalada en el conflicto que culmine con el empleo de armamento nuclear por parte de Rusia al verse amenazada.

Ambos escenarios son extremos pero probables dentro de aspiraciones de cada uno de estos actores.

Otros especialistas consideran que en este contexto geopolítico el escenario más razonable y probable sería:

·         Un cese de fuego que dé lugar a un acuerdo manteniendo el presente status quo, con casi un 18% del territorito de Ucrania para Rusia y con la posibilidad de que Ucrania entre en la OTAN.

Los especialistas no prevén cuándo se podría alcanzar este escenario y que depende mucho de cómo se maneje la diplomacia y especialmente como resulten las elecciones tanto en EEUU como en Rusia. En EEUU, existe una gran probabilidad de que ganen los Republicanos de la mano de Trump, con lo cual se reduciría el apoyo a Ucrania favoreciendo las intenciones de Putin; y en Rusia, es muy probable la victoria de Putin al no quedar ningún opositor.

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