El 17 de octubre de 1989 marcó las páginas de la Fuerza Aérea Brasileña (FAB), de la Industria Aeronáutica Brasileña y de la Aviación y Caza de la FAB con la entrada en servicio del primer cazabombardero Embraer AMX A-1A.
Con la matrícula FAB 5500 y luciendo un patrón de camuflaje gris de dos tonos, por superioridad aérea, el ejemplar incorporado por el extinto 1º/16º GAV "Escuadrón Adelphi", con sede en la Base Aérea de Santa Cruz, trajo al campo operacional tecnologías de última generación que hasta entonces eran completamente inéditas para la Fuerza.
"La computadora que vuela", como se le conoció en la prensa nacional por la cantidad de modernos sistemas de aviónica a bordo, el AMX trajo consigo el sistema de navegación inercial acoplado al sistema de armas; head-up display (HUD, pantalla digital a la altura de los ojos); Sistema "hands on throttle-and-stick" (HOTAS) que concentra los controles de vuelo, navegación y tácticos en el acelerador y la palanca, panel de instrumentos con una disposición similar a la de los cazas más modernos de la época; sistemas avanzados de autoprotección como "chaff/flare"; identificación amigo o enemigo (IFF), receptor de alerta de radar; sistema de interferencia electrónica activa; Bus MIL STD 1553 (pocos proyectos en el mundo contaban con este sistema en ese momento); y fly-by-wire.
A través de estos recursos, su robustez y la autonomía que tiene para cubrir cualquier punto del territorio nacional, la Aviación de Caza tiene ahora un vector táctico, pero con aplicación estratégica especialmente en lo que se refiere a misiones aire-tierra (ataque y reconocimiento).
El AMX fue el F-39E Gripen de su época. No solo por la cantidad de tecnología, sino por el diseño en sí.
Nacido de un programa binacional entre Italia y Brasil a principios de la década de 1980, el AMX también fue responsable de la transformación de la industria aeronáutica nacional a través de un amplio programa de transferencia de tecnología que permitió el desarrollo de sistemas de aviónica, radar, tren de aterrizaje, integración de sistemas, trabajo con códigos y programación, entre muchos otros aspectos.
Sin el AMX, Embraer no tendría el conocimiento y la tecnología para desarrollar la familia de aviones regionales ERJ-140/145, un producto que la ha elevado a la posición del tercer mayor fabricante aeronáutico del mundo, detrás de Airbus y Boeing.
Tampoco habría permitido el desarrollo de todos los aviones de negocios, de la familia E-170/170, E-170E2/190E2 e incluso del KC-390.
Casualmente (o no), su entrada en servicio coincide con el Día de la Industria Brasileña, celebrado debido al primer vuelo del Muniz M-7, un biplano biplaza diseñado por el entonces Mayor de Ingeniería del Ejército Brasileño, Antônio Guedes Muniz. El M-7 voló por primera vez el 17 de octubre de 1935 y fue el primer avión producido en serie en Brasil.
Volviendo al AMX, después del 1º/16º GAV, el avión fue entregado en 1998 al 3º/10º GAV "Escuadrón Centauro" y en 1999 al 1º/10º GAV "Esquadrão Poker", ambos en la Base Aérea de Santa María.
Hoy en día, el AMX es el único avión de la FAB que designa objetivos, lanza bombas láser y realiza reconocimientos tácticos. Pronto, estas misiones serán absorbidas por el F-39E, otra elección de excelencia hecha por la FAB.
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