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Foto del escritorSantiago Rivas

Helicópteros embarcados ligeros: Frente a la necesidad de la Armada Argentina


La fuerza se encuentra intentando cerrar la compra de ocho helicópteros Leonardo AW109, luego de haber determinado que la oferta italiana era la que más se ajustaba a sus necesidades y firmara una carta de intención a fines de 2023. Los últimos ejercicios, así como las tareas de patrullaje en el Atlántico Sur, han evidenciado más aún la necesidad de avanzar con la compra.

 

Por Santiago Rivas

 

En el Ejercicio Gringo Gaucho II realizado entre las Armadas de Argentina y Estados Unidos en el pasado mes de mayo, la Argentina pudo desplegar siete buques, todos ellos con cubierta de vuelo y cinco con hangar. Sin embargo, solo un helicóptero pudo ser desplegado con ellos, reduciendo notablemente la capacidad para realizar operaciones embarcadas. Si bien también operaron dos helicópteros Sea King, estos solo podían aterrizar en las cubiertas de vuelo de los destructores ARA La Argentina y ARA Sarandí y, dado que no podían ser embarcados, todos los días retornaban a tierra antes del anochecer. Dada la distancia a la costa en la que se operaba y por ser casi invierno, con menos horas de luz, el tiempo en que los Sea King se encontraron operando con los buques fue bastante limitado.

Los otros cinco buques participantes tienen cubiertas de vuelo demasiado pequeñas para un Sea King y solo pueden recibir aeronaves livianas.

Así, solo un AS555SN Fennec de la 1º Escuadrilla Aeronaval de Helicópteros pudo embarcar durante todo el ejercicio, brindando capacidades muy limitadas de transporte, sin poder participar en los ejercicios de interdicción ni antisubmarinos.

Esta situación de falta de medios aéreos también se da cuando los patrulleros oceánicos multipropósito (OPV por sus siglas en inglés) de la clase Bouchard se despliegan para patrullar el Atlántico Sur, lo cual hacen sin aeronaves embarcadas. Es preciso tener en cuenta que estos buques fueron desarrollados bajo el concepto concebido en México y que ellos denominaron trinomio, en donde el OPV opera como buque madre, desplegando sus lanchas interceptoras para hacer interdicción y el helicóptero para darles cobertura, así como, de ser necesario, también poder desplegar personal sobre la cubierta del buque interdictado.

 



Necesidad de recuperar capacidades

Los primeros helicópteros que la Armada Argentina operó de manera regular en los buques de la Flota de Mar fueron los Aerospatiale Alouette III, los cuales podían cumplir tareas de transporte ligero, interdicción, apoyo, ataque antisubmarino y antisuperficie y búsqueda y rescate. En su cabina podía llevar hasta siete personas, incluyendo los pilotos, lo cual no era una capacidad ideal y era una de las mayores limitaciones de la aeronave, así como su falta de sensores. A fines de los años 70 la fuerza decidió reemplazarlos por un lote de ocho Westland Lynx, que sumaban no solo equipos mucho más modernos, sino una cabina con mayor volumen y capacidad de carga y radar, mejorando notablemente su capacidad antisuperficie.

Sin embargo, la Guerra de Malvinas y el embargo de armas británico truncó esos planes y la fuerza se mantuvo operando con los Alouette III hasta que en 1996 se compraron cuatro helicópteros AS555SN Fennec en Francia. Estas aeronaves tenían la ventaja de estar dotados de un radar Telephonics RDR1500B para patrulla y detección de blancos más allá del horizonte para empleo de misiles Exocet embarcados en buques, el cual ya, con casi 30 años, tiene cierto nivel de obsolescencia. Sin embargo, no tienen capacidad de lanzar armamento de ningún tipo, su capacidad de carga en cabina es inferior, con un máximo de seis ocupantes, y su tren de patines limita su operación en cubierta. Por otro lado, la instalación del radar bajo la proa genera resistencia aerodinámica y a la vez llevó el centro de gravedad de la aeronave hacia delante, afectando el vuelo.

Además, la cantidad era insuficiente para una Flota de Mar que en ese entonces contaba con cuatro destructores MEKO 360 (cada uno con hangar para dos aeronaves), dos Tipo 42 y seis corbetas MEKO 140. A eso se sumó que, con los años, la falta de presupuesto afectó seriamente la disponibilidad, al punto de que hoy hay un solo ejemplar operativo.

Cuando se compraron los cuatro OPV a Francia, la negociación inicial incluía un helicóptero AS365N3 Dauphin de segunda mano para cada uno, pero para reducir el gasto, el gobierno en ese entonces decidió postergar la compra de los helicópteros, la cual no se realizó hasta ahora.


Los estudios continuaron y, dadas las ofertas recibidas, se consideraron dos opciones, la de Airbus por helicópteros Dauphin y la de Leonardo Helicopters por ocho AW109SP, en donde en el primer caso se ofrecían máquinas usadas, dado que ya Airbus no produce más el Dauphin. Esto y otros factores operativos llevaron a que la Armada Argentina firme el 22 de septiembre de 2023 una carta de intención por ocho AW109SP nuevos.

Leonardo Helicopters se comprometía a la entrega rápida de dos aparatos con una configuración intermedia con parte de los equipos solicitados por la Argentina, de manera que la fuerza inicie rápidamente la transición y la formación de personal, los cuales serían seguidos por los otros seis un tiempo después, ya con los distintos sistemas operacionales requeridos por la Armada Argentina. Posteriormente, los dos ejemplares iniciales podían ser llevados a dicha configuración.

Esto es relevante dado que en general este tipo de helicópteros tienen una gran demanda, que lleva a que a veces los tiempos de entrega sean largos y el operador deba esperar un tiempo largo desde que inicia el proceso de compra hasta que empieza a entrenar su personal en el empleo de los nuevos medios.

La configuración de los helicópteros incluiría un radar de búsqueda, sistemas de navegación y aviónica avanzados, capacidad para operar con visores nocturnos, sistema de transmisión de video para enviar a tierra o el buque las imágenes captadas por la aeronave, sistemas de flotación de emergencia, grúa de rescate, faro de búsqueda Trakkabeam A800, torreta giroestabilizada de sensores Teledyne FLIR UltraForce 350 HD con una consola para el operador en la cabina trasera.

Otro punto importante de la propuesta de Leonardo y que va en concordancia con lo que el gobierno argentino ha pedido a las Fuerzas Armadas para comprar material, es que la empresa ofrece financiación externa para la compra, pero, además, con pagos a iniciar recién a los dos años de realizada la firma del contrato. Estos pagos, además, se hacen contra la entrega de las aeronaves, por lo que la Argentina iría pagando a medida que las va recibiendo. Este es un aspecto fundamental dada la complicada situación económica que hoy vive la Argentina, que no puede afrontar gastos grandes en el corto plazo, pero necesita contar con las aeronaves cuanto antes. Al día de hoy, la Armada Argentina espera la decisión final por parte del Poder Ejecutivo para avanzar en la firma de un contrato.



La importancia del helicóptero embarcado

Más allá de la necesidad argentina, es importante destacar la relevancia que tiene la operación con helicópteros embarcados para ampliar las capacidades de las fuerzas de superficie, tanto en operaciones de guerra convencional como en el cumplimiento de misiones secundarias, como el combate del crimen en el mar y el control de la pesca ilegal.

En operaciones de guerra, los helicópteros ligeros pueden realizar la detección de blancos más allá del horizonte, transmitiendo la información a los buques de superficie para el lanzamiento de sus misiles, o guiando el fuego naval contra blancos en tierra. Además, en algunos casos pueden lanzar sus propias armas, tanto contra buques como contra submarinos, mientras que pueden apoyar acciones anfibias, desplegar fuerzas especiales, hacer traslados de personal y carga, efectuar búsqueda y rescate y evacuación de heridos.

Fuera de las acciones de guerra, uno de los usos relevantes es en operaciones de interdicción, como el citado empleo que desarrolló México y que hoy fue adoptado por muchas marinas, como, en la región, es el caso de Colombia, que usa sus Dauphin, Fennec y Bell 412 desplegados desde sus OPV para apoyar acciones de Visita, Registro y Captura. En general, sus helicópteros llevan tiradores destacados que pueden neutralizar los motores de las embarcaciones interdictadas si éstas no cooperan, así como también dar apoyo de fuego al personal que abordará la nave si es necesario. El helicóptero además, al poder desplegarse desde el buque a gran velocidad, facilita la detección de embarcaciones tipo go-fast, que se mueven rápido, así como poder alcanzarlas, lo cual no pueden hacer un OPV ni, en la mayoría de los casos, las lanchas interceptoras.

En el combate de la pesca ilegal, el helicóptero también tiene, gracias a su velocidad y la posibilidad de ir a gran altura, la capacidad de ampliar enormemente el área de patrulla del OPV, pasando del radio que pueden alcanzar los sensores de a bordo del buque (hasta la línea del horizonte para embarcaciones de superficie), al radio comprendido por el alcance del helicóptero y sus propios sensores. En el caso del AW109, en una misión típica de este tipo, el helicóptero puede operar hasta a 110 millas náuticas del buque (unos 200 kilómetros) a una velocidad de crucero de 135 nudos o patrullar durante 1:15 horas hasta una distancia de 50 millas del buque.



Además, en el caso de los AW109 propuestos a la Argentina, serían equipados con un radar Telephonics RDR-1700A de banda X con un alcance de hasta 160 millas náuticas, el cual puede seguir hasta 20 contactos y detectar embarcaciones muy pequeñas. Además, permite no solo calcular la distancia y rumbo relativo a la aeronave, sino entre distintos contactos, así como interactuar con los sistemas de navegación de la aeronave para presentar no solo los contactos, sino también patrones de búsqueda, waypoints e información del vuelo.

Por otro lado, la torreta giroestabilizada de sensores UltraForce 350 HD puede ser equipada con cámara diurna con zoom de hasta 20x y térmica, así como punteros o telémetros láser, que le permiten visualizar tanto embarcaciones como cualquier objeto en el agua, tanto de día como de noche, siendo muy útiles en tareas de patrullaje e interdicción pero esenciales en casos de rescates, al igual que el faro de búsqueda.



Además de la necesidad de la Argentina, el crecimiento de las actividades ilícitas en el mar, mientras las flotas de helicópteros navales en las Armadas de la región se van volviendo anticuadas, resalta la importancia de estudiar este mercado y pensar en nuevas incorporaciones.

Actualmente, Colombia está trabajando en la definición de su futuro helicóptero embarcado, para reemplazar a sus Dauphin, Fennec y Bell 412 por un solo modelo que reúna capacidades similares a las que busca la Argentina. Chile, por su parte, está iniciando un proceso de estudio con vistas a reemplazar su flota de Dauphin, que en pocos años ya estará llegando al final de su carrera operativa. Lo mismo ocurrirá en poco tiempo con Perú, Ecuador, México, Venezuela y Uruguay, en donde todos operan pocas aeronaves y, en muchos casos, con bastante antigüedad, como son los casos de los Agusta Bell AB-212 operados en Perú y Venezuela.

 



Opciones

Para estos operadores, en su mayoría con presupuestos muy limitados, las opciones disponibles no son muchas, teniendo en cuenta la importancia de un aparato equipado con ruedas sobre uno con patines, debido a las menores restricciones de operación en cubierta, la necesidad de que sean bimotores y que puedan hangararse en los buques que emplean las distintas flotas.



Dentro de este espectro, desde Estados Unidos solo Bell tiene una aeronave en este segmento, con el 429, de dimensiones similares al AW109, aunque más alto (con 3,77 metros en la versión con ruedas y 4,04 en la que tiene patines), del cual la Armada Australiana operó tres aparatos con patines, desde tierra, entre 2012 y 2019, cumpliendo funciones de entrenamiento. Además, ofrecen una versión naval con ruedas, equipada con una torreta de sensores, faro de búsqueda y capacidad de lanzar armamento, pero sin radar de búsqueda.

Airbus, al cerrar la producción del Dauphin, se ha quedado sin un producto en esta gama, ya que el H160M, si bien tiene características superiores a su predecesor, aún no está disponible en su versión naval (las primeras entregas para la Armada de Francia se esperan para 2026) y su precio está por fuera de las posibilidades de la mayoría de los operadores regionales. Por otro lado, su mayor altura, con 4,91 metros contra los, por ejemplo, 3,97 metros de un Dauphin, los 3,83 metros de un Bell 212 o los 3,40 de un AW109, hace que no entre en muchos de los hangares de los buques de las flotas latinoamericanas (por ejemplo, el hangar de los OPV clase Bouchard tiene 3,87 metros de altura exceptuando una parte más alta hacia popa pensada para la cola de un Dauphin).



Mientras el Lynx Wildcat es otra alternativa de Leonardo, pensada desde el comienzo como helicóptero naval, es excesivamente caro para los presupuestos de las Armadas latinoamericanas. Por su parte, las opciones asiáticas, como la variante naval del HAL Dhruv y el Harbin Z-9 (versión china del Dauphin) generan poco interés debido a las dudas sobre su calidad.

Esto deja un espectro de opciones bastante limitado, pero con alternativas interesantes y accesibles, donde la selección realizada por la Armada Argentina se destaca por cumplir con los requerimientos operacionales de la fuerza a la vez que se cumple lo solicitado por el gobierno argentino en términos de financiamiento, permitiéndole a la Argentina contar con los medios para aumentar la protección del mar a pesar de la complicada situación económica del país.

Teniendo en cuenta la alta demanda de estos helicópteros, donde los tiempos de entrega suelen ser largos, es importante considerar que una demora en avanzar con la compra afecta de manera directa a la entrega de los mismos. A la vez, al igual que ocurrió con la compra de los F-16, la Argentina debe tener en cuenta las buenas condiciones financieras que se ofrecen y la posibilidad de iniciar los pagos recién contra la entrega de las máquinas, por lo que no tendría un impacto presupuestario en el corto plazo.



 

 

 

 

 

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