Como homenaje a Augusto "Pirincho" Cicaré, quien falleciera esta madrugada, a continuación, compartimos un artículo que en 2017 hicimos con él para la revista Aviación Agrícola, de la Federación Argentina de Cámaras Agroaéreas. "Pirincho" fue un verdadero ejemplo de perseverancia, humildad y genialidad, y uno de los máximos exponentes de la industria aeronáutica latinoamericana. La historia de Augusto Cicaré es un ejemplo de lo que se puede lograr con perseverancia y genialidad. Tras años de luchar contra la burocracia y las crisis económicas, hoy la empresa crece a grandes pasos y se consolida en el mundo.
Por Santiago Rivas
Augusto “Pirincho” Cicaré hoy es una de las máximas leyendas de la industria aeronáutica argentina. Nacido el 25 de mayo de 1937 en la pequeña localidad de Polvaredas, a los cuatro años vio en una revista Mecánica Popular una foto de un helicóptero Sikorsky. Le preguntó a su madre qué era, quien le explicó “puede despegar de cualquier lado, volar y aterrizar” y así Augusto dijo “quiero hacer esto cuando sea grande”. Si bien su madre le dijo que era muy difícil, siempre sus padres de dieron ánimo y así, en 1954 se decidió a comenzar a fabricar su primer modelo de helicóptero. No fue hasta fines de 1956 en que pudo terminar su primer helicóptero, aunque no tuvo éxito debido a la falta de potencia del motor, pero no se desanimó y para 1963 probó con éxito su segundo ejemplar, el cual más tarde se conocería como Cicaré CH-1.
Así fue avanzando a lo largo de los años, desarrollando nuevos y mejores modelos, aunque las constantes crisis económicas del país impidieron que la producción avance a gran escala. El 20 de diciembre de 1977 nació Industrias Cicaré, en la ciudad de Saladillo, cercana a Polvaredas, aunque siguió el desarrollo de nuevos modelos sin poder producirlos en serie y en 1985 se produjo el primer modelo pensado para la producción agrícola, el CH-5AG, seguido en 1987 por el CH-6 que incorporaba algunas nuevas tecnologías, el cual fue mejorado en el CH-7, nacido en 1990. La licencia de este modelo fue vendida a una empresa de Italia, que lo comercializa como CH-7 Angel, aunque ésta nunca pagó el canon correspondiente. Pero a la vez, el CH-7 marca el inicio de la comercialización de los helicópteros, evolucionando a las versiones CH-7B y CH-7T que actualmente están en producción.
Sobre dicha plataforma desarrollaron el CH-8, biplaza lado a lado. También, en 2006 desarrolló el CH-14, un modelo biplaza en tándem con turbina Allison 250-C20B, a pedido del Ejército, que lo quería para entrenamiento y reconocimiento, aunque el proyecto no prosperó debido a la falta de presupuesto.
El nuevo milenio marcó, además, el verdadero despegue de la empresa, iniciando en los últimos años la producción a gran escala de los modelos. En 2015 fue visitado por Mauricio Macri durante su campaña presidencial, quien le prometió otorgarle el crédito para poder ampliar la fábrica y así hacer frente a una demanda creciente. La promesa se cumplió y las obras de ampliación avanzan a todo ritmo.
Dialogando con Augusto Cicaré, lo primero que expresa es que siente mucho orgullo por aquello en lo que se ha convertido la fábrica que alguna vez soñó. “Lo siento con mucho orgullo, es muy agradable, me gusta muchísimo, ir a eventos y exhibir nuestros productos es muy importante. Tengo muchos deseos de que uno de los primeros helicópteros, lo vamos a restaurar para que vuelva a volar, el quinto o sexto. El sexto es una aeronave que se fue mejorando y se fabrica en serie, se le ha hecho una cabina y es el CH-7. Porque originalmente volaba sin cabina, a mí no me interesaba la cabina, sino la parte mecánica” cuenta Augusto.
Hoy, su trabajo está siendo continuado por sus hijos, incluyendo al segundo, Juan Manuel, que estudió agronomía, pero se ha enfocado en el uso agrícola de las máquinas.
“Ahora están mis hijos con los empleados. Tenemos también para el agro, especial para aplicaciones aéreas. Uno de mis hijos es ingeniero agrónomo, pero vino ya a trabajar en la empresa con nosotros y ha hecho equipos que andan muy bien en aplicaciones. Para lotes chicos y tenemos pensado para lotes más grandes un helicóptero más grande”, explica, en referencia al proyecto CH-14, el cual están analizando relanzar para fines civiles con 500 kilos de capacidad de carga. Ya en ese entonces habían desarrollado, sobre la base de ese modelo, el CH-16 de cinco plazas, para uso civil. “El CH-14 se evaluó, anduvo todo bien, pero se canceló. Los pilotos dijeron que era excelente. Tenía un gran apoyo de Rolls Royce con la turbina, vinieron para que siguiéramos desarrollándolo. Pero hace mucho tiempo que está parado y no lo podíamos aceptar porque luego tendríamos que explicar qué hacíamos con la turbina. Ahora vamos a ver si se puede relanzar, porque es muy interesante, incluso para el agro. Tenía una caja de transmisión reforzada como para llevar hasta 600 u 800 kilos con una turbina más grande”.
En cuanto al uso agrícola, Augusto cuenta que empezó a hacer pruebas “ya con el segundo helicóptero, en 1966 o 1967. No podía hacerlo comercialmente porque no estaba homologado, pero hicimos pruebas. Mi hijo ahora tiene un equipo chico. Walter del Grecco – propietario de un CH-7B - tiene otro. Pueden hacer 80 a 90 hectáreas por hora, no es poco. Tampoco tienen mucha deriva, porque el propio rotor tira las gotas para abajo”.
En este sentido, su hijo Fernando explica que “el modelo que se utiliza para aplicación aérea es el Cicaré CH-7. Los propietarios lo utilizan en sus propios campos, ya que por ser categoría experimental no pueden realizar trabajo aéreo. El equipo viene como opcional con tanque de 40 y 80 litros las según la versión del helicóptero, con o sin turbo”.
Además de la producción en Italia, Cicaré logró entrar a otros mercados difíciles, como el de Estados Unidos y Australia y han exhibido sus modelos incluso en China. Entre sus productos más exitosos en el exterior está su innovador entrenador, que no es más que un helicóptero unido a una estructura que no le permite alejarse del suelo. Así, un piloto puede aprender fácilmente a controlar el helicóptero sin correr riesgos. Según describe Augusto, “Ha evolucionado mucho con el tiempo. Lo han comprado la Fuerza Aérea Argentina, la ANAC, el Ejército. Después hay uno en Estados Unidos, en China y en Brasil. La suerte que tuvimos es que en EEUU ya autorizaron para que se puedan hacer hasta 10 horas y acá 5 horas de las 40 para tener la licencia. Son 10 horas y luego 30 en helicóptero. Estando en la Heli Expo la primera vez me vino a ver el hijo de Sikorsky, cuando fui con el entrenador de vuelo. Dijo ‘siempre pensé en por qué poner al aprendiz en un helicóptero volando y por qué no hacer algo para que vaya practicando y usted lo ha hecho’. Me invitó a su fábrica, me atendieron de diez”.
Más producción
La nueva planta es una gran necesidad, debido a que la demanda los está sobrepasando y los tiempos de entrega son largos. Actualmente tiene unos 40 empleados trabajando con los que hoy producen unas 20 máquinas al año y, una vez terminada la nueva planta, esperan llegar a 60 unidades. Los modelos en producción son el CH-7B, el CH-7T biplaza en tándem, el CH-8 y el entrenador SVH-4, mientras que están poniendo en producción al CH-12 biplaza con motor HIO 390 de 210 HP de mayor potencia y que se venderá como kit. Mientras, están desarrollando plataformas no tripuladas con rotores contrarrotativos.
En la planta actual ya produjeron unos 40 CH-7 y quince CH-8 y, según explica Fernando Cicaré, el listado de países al que han exportado es muy largo, “estamos en todos los continentes, con mayor presencia en China, Estados Unidos y Europa, sobre todo Francia, Italia y Alemania. El mercado local es uno de los más grandes”.
A sus 80 años, Augusto sigue mirando hacia el futuro y sueña con que pueda ser una fábrica grande.
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