Por Ignacio Montes de Oca
El vínculo entre Rusia e India está atravesando un cambio que podría alterar el balance de poder global. Vamos a comenzar el análisis a partir de un grupo de 14 barcos meciéndose en el mar al sur de Asia. Hablemos de petróleo, rupias, armas y cálculo estratégico.
La semana pasada se conoció una novedad que pasó casi desapercibida. Un grupo de 14 buques con petróleo ruso en sus bodegas permanecían estacionados desde hacía meses a la espera para descargar en puertos indios. La razón de la demora era un problema con el pago. Los vendedores rusos se negaban a seguir aceptando rupias a cambio del crudo. Rusia ya no quiere seguir acumulando cantidades astronómicas en esa moneda en los bancos indios. Veamos las cifras para comenzar a entender el problema de fondo. Desde mayo de 2022, momento en que India comenzó a acelerar las compras de crudo ruso, los envíos se multiplicaron por siete. Pero estos pagos no se hacen en dólares sino en la moneda india. En consecuencia, Rusia suma rupias por el equivalente a U$S 120 millones cada mes.
Solo en 2022, Rusia llevaba acumulados el equivalente a U$S 147.000 millones en rupias. Finalizado el 2023, es posible que esa cifra se haya duplicado, pero es difícil de corroborar porque el banco de Rusia no entrega detalles sobre la composición de sus reservas. Los datos del Banco de Rusia indican que el 31 de diciembre de 2023 las reservas de moneda extranjera eran de U$S 414.244 millones, sobre un total de U$S 598.592 millones que incluían oro y derechos de giro. Allí están las rupias, depositadas en su mayoría en los bancos indios. Si bien Rusia puede exhibir las rupias en sus estados contables para hablar de su fortaleza económica, en la realidad no le sirven para mucho. Desde mayo de 2023 Lavrov insiste en que el problema “debía resolverse cuanto antes”. Pero los indios le hacen el “namasté”.
Rusia atraviesa desde 2022 un faltante de divisas fuertes desde que liquidó sus existencias de dólares y euros y no las repuso por la genial idea de Putin de vender sus hidrocarburos en rublos. El cepo para que empresas e individuos accedan a los dólares, confirman esa sequía. En septiembre del año pasado hubo otro signo de la falta de dólares y euros. El gobierno ruso ordenó que el Fondo de Bienestar, una reserva formada por aportes forzados a las exportaciones y que sirve para financiar la guerra, se integrara en un 60% en yuanes y el resto en oro. Rusia está usando los dólares que entran principalmente para pagar el tráfico de materiales estratégicos que usa para su industria militar. Las rupias no le sirven para abonarle al empresario kazajo o chino que contrabandea chips alemanes, suizos o norteamericanos.
Depreciación
Hay otro problema con la acumulación de rupias y es su deprecación frente al dólar o el euro. En dos años la rupia perdió un 15% de su valor respecto al dólar. En 100.000 millones representan una pérdida de capacidad de pago de 15.000 millones, no es poco. Si le sumamos la devaluación del yuan chino que compone la mayoría de las reservas de divisas rusas y se devaluó un 11,93% en dos años, tenemos otro indicio de la caída real en el valor de las existencias rusas y ora explicación para el derrumbe del rublo desde el inicio de la guerra.
Rusia le pidió a India que solucionara el problema y eso se intentó al crear un circuito para usar la banca de los Emiratos Árabes Unidos y al dírham como ruta de blanqueo de la montaña de rupias. El resultado fue otro derrumbe constante de la paridad de ambas monedas. En dos años el valor del dírham en relación con la rupia creció 10 veces. Pasó de .0489 en febrero de 2022 a 0,043 en la actualidad. El sistema para convertirla en moneda emiratí y luego pasarla a dólares pasó a ser un negocio ruinoso para Rusia. Vamos a profundizar.
El problema no es solo en la forma de pago. India, al igual que China, le exige a Rusia un descuento de hasta U$S 20 por barril de crudo. El valor del barril de crudo Brent de U$S 77,33 lo que en principio implicaría pagarle 57 dólares por barril. Pero no, le paga un poco menos. Si estamos atentos a las noticias de los barcos varados que iniciaron el hilo, vamos a descubrir que en sus bodegas cargaban 1 millones de barriles de una variedad de petróleo denominada “Sokol” proveniente de los yacimientos de Sajalin. Su precio es menor al del Brent. El precio del barril de Sokol está en U$S 72,37, un 6,5% menos que el Brent, una diferencia que en 800.000 barriles exportados anualmente por Rusia y tras el pago de la “tasa de desesperación” a chino e indios de 20 dólares por barril, es una fortuna de dinero perdido.
India, que a diferencia de China prefiere estar atenta a las sanciones de Occidente contra Rusia, busca mantener sus compras por debajo del precio de U$S 60 por barril de crudo que se estableció como techo tras la invasión a Ucrania. Moscú no tiene más remedio que aceptar. Entre India y China se reparten el 95% de las ventas de crudo ruso, con un 50% a favor de Pekín. Esta dependencia no le permite a Rusia mucho margen de maniobra y le deja a cambio una montaña de yuanes y rupias. Luego vamos a volver con este tema de las monedas.
Transporte
El costo del flete que se resta del precio de venta pasó de U$S 3 por barril a un precio de U$S 11 a U$S 19 desde que se establecieron las sanciones. De acuerdo con Torm A/S, el costo promedio de operación diario es de U$S 55.000, 5 veces superior al de los transportes comunes. Para evitar la detección de sus exportaciones de crudo, Moscú organizó una flota de 535 buques “fantasmas” en la que invirtió U$S 2.200 millones para comprar barcos o contratar navíos de armadores de otros países – principalmente griegos – para exportar su crudo.
Rusia debe recuperar aun el gasto en su flota fantasma y la necesidad de evadir la vigilancia occidental tiene un costo mayor sobre los productos transportados, que se suma al hecho de que no hay rutas terrestres u oleoductos que sirvan como alternativa para evitar ese gasto. Tanto empeño puso Rusia en ocultar la carga que ni los iraníes se percataron y atacaron dos buques con petróleo ruso con drones hutíes. Esto obligó a los buques de la flota fantasma a tomar la ruta más larga y costosa por el sur de África. Otro costo que paga Moscú.
Esta cadena de eventos sucedió antes de la negativa rusa a seguir entregando petróleo barato a India a cambio de rupias. Pero falta entender un paso más que tiene que ver con la refinación de petróleo para convertirlo en combustible y que implica otra pérdida para Rusia. India aumentó un 77% sus exportaciones de diésel y otros carburantes desde 2022. Su destino principal es Occidente y esas ventas le sirvieron para cubrir la oferta pendiente que dejaba Rusia y que comenzó a afectar los precios de los combustibles en el resto del mundo. No es una cuestión menor, porque esa suba de precios tenía un costo político y presionaba a la opinión pública occidental por el impacto del apoyo a Ucrania, además de subir los costos de producción y aumentar la presión inflacionaria a escala nacional y global.
Un negocio indio
India se dedicó a procesar cantidades cada vez mayores de crudo ruso para producir diésel y naftas. El gobierno tuvo cuidado de dirigir esa producción a empresas privadas para no exponerse a las sanciones. El resultado fue un boom de exportaciones y el control del precio internacional. Aquí hay un detalle que es importante y es la apropiación por parte de la India de una parte importante de la ganancia en desmedro de Rusia. Por cada barril de crudo con un coste menor a los 40 dólares luego de los descuentos y el flete, India está obteniendo una ganancia enorme. Si cada barril de diésel se exporta a un precio promedio de U$S 100 y que por cada barril de 159 litros se obtienen 71 litros de refinado, es posible entender que India se está quedando con la mayor parte del negocio y que Occidente festeje brindando con copas llenas de diésel.
Es sencillo: Occidente le está obligando a Rusia a vender su crudo incluso por debajo del precio de costo y a cambio neutralizó el faltante de combustibles que condujo al aumento de precios en 2022. Le trasladó la ganancia a India y aumentó la debilidad financiera rusa. Es importante entender estos detalles para evitar la manipulación estadística rusa, que en su presupuesto hace constar sus ventas de crudo a precio Brent y sin descuentos o costos asociados para anunciar que ha superado con éxito las sanciones de occidente.
En realidad, esa diferencia entre valor contable y real explica por qué a pesar de aumentar sus ventas de hidrocarburos a 100.000 millones anuales, su presupuesto de 2024 aun muestra un déficit del 1,8% del PBI. En 2022 fue de U$S 30.401 millones. En 2023, de U$S 35.000 millones. Ese déficit se acelera por la presión del gasto militar, que ya ocupa el 30% del presupuesto ruso, y la caída en las exportaciones de hidrocarburos y carburantes como consecuencia de los ataques de drones. Ya se redujeron un 23% en las de diésel y un 37% en las gasolinas.
Por otra parte, el comercio de hidrocarburos con China e India se multiplicó pera aun no alcanza el 60% de lo que se comerciaba con Occidente y la tasa de ganancia es decreciente por cada barril y tonelada de gas que vende, a causa de todos los factores que fuimos enumerando. Todo esto además es un negocio redondo para India, porque paga con su moneda y no debe hacerse cargo del costo de comprar dólares o euros con rupias que pierden valor. Todos ganan menos Putin y de allí es posible cerrar el círculo que explica a los 14 barcos meciéndose en el mar.
Intercambio comercial
La pregunta obligada es ¿por qué Rusia no usa esas rupias para comprar productos indios y equilibrar la balanza? Acá es donde entramos en el terreno más político y donde vamos a ver más nítidamente el alejamiento progresivo que está haciendo Nueva Delhi respecto a Moscú. El hueco creado por las mil empresas occidentales que dejaron Rusia tras la invasión fue cubierto por compañías chinas. Por ejemplo, ocuparon el 90% del mercado de celulares y de las 14 fábricas de automotores extranjeras que operan en Rusia, 11 son de capitales chinos. China copó el mercado de consumo y el contrabando de bienes occidentales haca Rusia. Hoy, el 68% del comercio entre Rusia y China se hace en yuanes. Es fácil entender porque Rusia y China propusieron una moneda común para los BRICS basada en el yuan y porqué India se opuso.
Rusia eligió al yuan como divisa preferencial y el 16% de sus intercambios bursátiles se hacen en esa moneda. En rupias, cero. Es por eso que el aparato de propaganda ruso se sumó a la campaña para impulsar al yuan como moneda alternativa para el comercio mundial en lugar del dólar. Rusia optó por China en desmedro de India y la prueba tangible está en el aumento de los intercambios. Mientras las transacciones ruso-chinas crecieron a 240.000 millones, un 26%, en 2023, el intercambio con India fue de 54.700 millones con una suba anual del 20%.
Vamos a hacer zoom sobre ese intercambio. Rusia le vendió a India bienes, en su mayoría hidrocarburos, por 51.400 millones, pero solo le compró U$S 3.300 millones, la mayoría productos farmacéuticos. Además, las exportaciones indias a Rusia representan el 1% de su total. Rusia está lejos de 17,5% que representaban el intercambio con EEUU (120.000 millones) y en el listado de mayores socios externos están EAU, los Países Bajos, China, Bangladesh, Singapur, Brasil, Reino Unido, Arabia Saudita, Indonesia, Alemania y Hong Kong. Rusia no figura. Incluso si solo se miraran las importaciones, los 51.400 millones comprados a Rusia no son definitorios en los 732 mil millones de importaciones anuales de India. Ahora, si consideramos que India representa el 40% de las ventas de hidrocarburos de Rusia, queda clara la asimetría.
India busca acelerar el acuerdo de libre comercio ECTA con Australia y el CEPA con EAU para incrementar su comercio en otros U$S 100.000 millones y otros pactos con la UE, Gran Bretaña e Israel en los próximos meses. La comparación de cifras con el comercio con Rusia es odiosa. Queda claro que Rusia e India tienen un vínculo comercial muy publicitado y que al ser lubricado con petróleo barato fue exagerado en su impacto estratégico, pero que al analizar las cifras pierde mucho de su encanto. India sabía que el festival de ofertas era circunstancial.
India vs China
Las diferencias de PBI entre China e India son abismales, 12,48 billones contra 3,73 billones en 2023 con ingreso per cápita de U$S 9.409 contra U$S 2.612. Pero India tiene un mercado con mucho mas potencial que el politizado y restrictivo mercado interno de China. Modi sabe que puede recortar distancias a expensas de las tensiones que generan Pekín y Moscú con sus políticas exteriores. La ventaja que obtiene aun de Rusia es poca en relación con lo que puede lograr si se encumbra como aliado preferencial de Occidente en el Extremo Oriente. Eventualmente, las tensiones acumuladas en rupias entre Rusia e India tendrán que conducir a un acomodamiento y el estímulo del crudo barato no parece ser viable a largo plazo para el Kremlin. Las necesidades estratégicas coincidentes de China y Rusia quizás hagan el resto de la tarea.
India y China se disputan el territorio de Aksai Chin y el control del tráfico desde el Pacífico al Índico. El otro adversario tradicional de India, Pakistán, es un firme aliado de China. E India se unió a Occidente y sus socios en el extremo Oriente en alianzas contra China. India acusa a China de apoyar al separatismo en Cachemira y a su vez Pekín la acusa de tomar territorio del Gran Tíbet que reclama. La convivencia de ambos en la cama de Putin siempre estuvo plagada de resentimientos y de una tensión que hace inviable el menage a trois.
Por otra parte, India está trabajando duro para atraer a parte de la inversión por 500.000 millones de dólares que está dejando China ante la posibilidad de un empeoramiento del escenario por una invasión a Taiwán o una ronda de sanciones que alcance a las empresas chinas. La taiwanesa Foxxcon trasladó su producción de Iphone a la ciudad india de Bangalore y es una de las tantas compañías que dejan el riesgo chino, el hipercontrol que ejerce Pekín sobre sus actividades y las restricciones para acceder al mercado interno para favorecer a las locales.
Es cierto que el mercado indio está retrasado 10 años respecto al de China, este año crecerá un 6,5%, un poco más que el 4,3% de China. Pero a largo plazo, un acercamiento con Occidente ofrece más ventajas estratégicas y mercados que el lucro obtenido con el refinamiento.
Armamento
La preferencia de Rusia por China antes que la India se acelera porque, si bien ambos países lucran con la desesperación rusa, al menos China le provee de un intercambio más favorable y una sociedad política más sólida cimentada en la identificación de Occidente como enemigo. Esa identificación nos conduce al siguiente signo, que es la política de compra de armas que es donde se ve más claramente el desacople político y estratégico que insinúa India. Desde hace décadas, India fue el principal comprador de los productos de defensa rusos. Hasta hoy, su arsenal se compone principalmente de productos de diseño ruso. Este dato es importante y más aún si se considera que, de acuerdo con el SIPRI, India es el mayor comprador mundial de armas con un volumen de contratos por valor de U$S 80.000 millones.
Pero desde 2021, comenzó a firmar acuerdos de adquisición con EEUU que incluyeron 12 P-8 Poseidón por 3.000 millones, 24 helicópteros MH-60R Black Hawk por 2.600 millones, sistemas de misiles tierra-aire por 1.000 millones y 22 helicópteros Apache y Chinook por 930 millones. También abandonó el plan para comprar más aviones MiG-29 junto al proyecto para un submarino nuclear ruso y optó por adquirir 36 cazas franceses Rafale y contratar la fabricación local de dos submarinos diésel tipo Scorpene a Francia por un total de U$S 11.700 millones.
En tiempos más recientes, India siguió yendo de visita a los mercados de armas de Occidente sin detenerse en el bazar ruso. Días atrás el Departamento de Defensa de EEUU anunció un acuerdo por U$S 3.900 millones para suministrarle drones MQ9B a India.
Si consideramos que el mercado externo de armas de Rusia es de 16.200 millones de dólares, es fácil darse cuenta de que la variación en sus vendedores de armas representa un golpe quizás tan duro por parte de India como el insistir en mandarle rupias a cambio de su petróleo. Es lógico pensar que, con un saldo tan grande a su favor en rupias, India aprovechara para llenar su carrito con armas y sus arsenales con lo mejor que puede ofrecer Moscú. La respuesta a esa incógnita termina por pintar el panorama real de las relaciones estratégicas de India.
En primer lugar, hay que entender que, a causa de las pérdidas en el frente y los problemas para producir material militar a causa de las sanciones, Rusia se ve impedida de cubrir incluso los acuerdos vigentes con India que incluyen aviones, barcos y sistemas de defensa aérea S400.
En segundo lugar, el desprestigio de los materiales rusos a partir de su resultado en Ucrania hace que un país como India, enfrentado a un gigante militar como lo es China, haya reconsiderado basar su poderío en una tecnología que coloca las torretas de sus tanques en órbita. Lo mismo vale para los planes de traspaso de tecnología. India estableció que el 75% de sus compras militares se harán a empresas locales. Que esas empresas ofrezcan diseños fallidos no es del agrado de los militares indios y eso se refleja en la elección de sus nuevos proveedores.
En tercer lugar, India no quiere caer en el juego de las sanciones occidentales al entrar en un juego de transferencias con componentes de origen opaco provenientes de Rusia. Cada compra de armas es una definición política y lo indios actúan en consecuencia con sus intereses.
En 2023 India anunció una pausa en los acuerdos militares con Rusia por un valor de U$S 5.000 millones para hacer una revisión a la luz de las sanciones occidentales. Esta decisión no le agradó a Putin, que desde mayo de 2023 le reclama a Modi sin éxito que reactive los contratos. El apuro de Putin tiene que ver con un dato preciso: el 91% de sus ventas de armas en 2022 fueron a cuatro países: India, China, Bielorrusia y Myanmar. India fue su mejor cliente. Antes de la guerra, Rusia tenía contratos de ventas por U$S 50.000 millones. Es otra fisura en sus ingresos. Mientras Putin le reclamaba a Modi, al mes siguiente EEUU anunciaba un contrato de la General Electric para fabricar motores F414 en India. El contrato tiene un valor de U$S 1.800 millones y supone un compromiso político y militar a largo plazo que ofuscó a los rusos.
El cuarto factor es precautorio. Si Rusia mostró preferencia por China habida cuenta su mayor cercanía ideológica y su dependencia hacia los capitales y moneda de ese país, si se desatara un conflicto chino – indio Rusia se vería forzada a tomar partido y que India no sería favorecida.
Rusia con China
Días atrás el ministro de defesa chino Don jun dijo respecto a Rusia “Le brindamos apoyo en relación con la cuestión de Ucrania, a pesar de que Estados Unidos y Europa continúan presionando a la parte china”. Pekín parece haber dejado su habitual pragmatismo.
Este último factor es pragmático. Rusia avanza con la velocidad de un caracol anestesiado en el frente ucraniano y China está perdiendo tanto la paciencia en Taiwán como la guerra comercial. Y ahora India se asoma cada vez más como delegado y escollera para detener el avance chino. Si Putin y Xi decidieran apurar un desenlace para evitar que la ventana de oportunidad para cumplir sus apetencias territoriales se les cierre, India se vería confrontada con una situación que le obligaría a sincerar sus alianzas y dejar su pasión por el perfume Eau D´Sokol.
En ese caso, va a necesitar contar con un ejército adecuado para las amenazas que podrían presentarse y no tendría ningún apoyo de Rusia para mantener el arsenal que le compró. Y debe tener en cuenta que sus 164 ojivas nucleares son insuficientes frente a las 410 de China.
Lo mismo sucede en el aire, en donde el número de aviones favorece en 3 a 1 a China y en el mar, en donde su flota apenas logra alcanzar la mitad de las unidades que pueden desplegar los chinos. En cualquier caso, necesita tecnología y socios adecuados para sobrevivir.
China e India intimaron a Putin para que no use armas nucleares para dirimir la cuestión ucraniana y lo hicieron desde la presión que ejercían como compradores de gas y petróleo. Si India sale de esa ecuación, el instrumento de la amenaza queda solo en manos de Xi. Con mayor influencia sobre Rusia, en caso de conflicto con India, Pekín podría forzar a Moscú a tomar partido a su favor para no quedar aislada. Es algo que parece inevitable a menos que India encuentre el modo de abastecer a Putin con dólares sin que Occidente enfurezca.
Pero no podría hacerlo porque su negocio es comprarle barato a Rusia y venderle a Occidente. Y sin Occidente, India queda expuesta militar y estratégicamente frente a China. Pero Rusia no puede seguir acumulando rupias porque expone a su moneda aún más a la devaluación. India no puede acceder a cambiar el intercambio de rupias a yuanes porque fortalecería a la moneda de su adversario. La situación es insostenible para todos los actores, incluso para Occidente porque el pecio conveniente del diésel intermediado por India no durará por siempre.
Cambio de rumbo
India parece percibir algo en el horizonte. En los últimos meses aumentó sus importaciones de petróleo iraquí y saudita e inició la compra de crudo venezolano. Esta tendencia comenzó en noviembre, cuando fueron despachados los primeros barcos de la flota de 14 barcos. Son muchos indicios que al juntarse parecieran anunciar un giro en la trama estratégica que involucran a las dos naciones más pobladas del planeta, a Occidente como socio y a la primera potencia nuclear dueña del segundo ejército más poderoso del mundo en Ucrania.
La alianza coyuntural que formaron Rusia, India y China en torno al petróleo barato funcionó en tanto fue alimentada por el combustible que la mantenía en funcionamiento. Es hora de un cambio que comenzó a gestarse hace dos años y se aceleró en tiempos recientes.
Todo comenzó a partir de 14 barcos meciéndose en el mar. Cerremos la historia contando que luego zarparon rumbo a China a descargar su carga de Sokol. Todo se inicia en Rusia y concluye en China, como tantos otros asuntos del presente. India siempre fue una escala transitoria.
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