Son una de las unidades más especializadas de la fuerza, que hizo historia en la recuperación de las Islas Malvinas, y tiene a cargo la misión principal de realizar acciones tácticas que buscan lograr efectos estratégicos proyectándose desde el medio acuático hacia la tierra.
Por Santiago Rivas y Hernán Casciani
La Armada Argentina fue la primera de las Fuerzas Armadas en poseer unidades de operaciones especiales al crear inicialmente, la Agrupación de Buzos Tácticos y luego, la Agrupación de Comandos Anfibios. Éstas conforman hoy las Fuerzas de Operaciones Navales Especiales de la Armada Argentina.
Los Comandos Anfibios tienen su origen en 1952 cuando el Comando General de la Infantería de Marina ordenó a la Compañía de Vigilancia y Seguridad de la Base Naval Mar del Plata la creación de un Grupo de Reconocimiento Anfibio.
En 1955 se constituyó esta unidad en la Compañía de Infantería de Marina Nº7 dando inicio desde 1960 a un nuevo adiestramiento que incorporaba cursos de buceo y paracaidismo militar. Ese mismo año se creó el Centro de Instrucción y Adiestramiento en Reconocimiento Anfibio.
En 1966 cambió su denominación a Compañía de Exploración y Reconocimiento Anfibio y 4 años más tarde la Sección de Exploración de esta unidad se separó en Compañía de Exploración por un lado, y Compañía de Reconocimiento Anfibio (CIRA) por otro.
La formación en ese entonces incluía los conocimientos adquiridos en reconocimiento anfibio, los cursos de paracaidismo, buceo y el curso de comandos del Ejército Argentino. Así la CIRA contó con las destrezas necesarias para constituirse formalmente en una unidad de operaciones especiales adoptando finalmente en 1974 su nombre actual: Agrupación de Comandos Anfibios (APCA).
El adiestramiento recibido, las capacidades alcanzadas y el esfuerzo de esta unidad por perfeccionarse y destacarse fueron puestos a prueba en una operación real el 2 de abril de 1982 donde mostraron de qué eran capaces los Comandos Anfibios. Fue en la operación denominada “Rosario” que se llevó a cabo la recuperación de las Islas Malvinas donde la APCA tuvo un lugar central, siendo la primera unidad en pisar el suelo malvinense asegurando, junto con integrantes de la APBT, el cuartel de los Royal Marines y luego forzando la rendición de las fuerzas que la defendían.
La APCA hoy
Actualmente la Agrupación tiene su asiento en el Cuartel de la Agrupación Giachino, instalaciones que comparte con el Batallón de Infantería de Marina Nº2. Su estructura organizacional se mantiene desde su creación, conformada por un Estado Mayor y tres Secciones Operativas compuestas por oficiales y suboficiales Comandos Anfibios. Además, cuentan con personal de diferentes especialidades que contribuyen con el funcionamiento y adiestramiento de la unidad, sin ser Comandos Anfibios.
El área Operaciones determina las actividades que deben desarrollar las secciones operativas siendo éstas variadas y de gran intensidad, para preparar a todos sus integrantes en las exigentes misiones para las que deben estar listos.
Cada sección está en condiciones de cumplir las misiones de la unidad pero, para alcanzar el nivel de excelencia necesario, reciben planes de adiestramiento con foco en destrezas particulares. La Primera Sección adquiere un mayor nivel de adiestramiento en operaciones por agua, la Segunda Sección concentra los especialistas en CQC / CCR (Combate Cuarto Cerrado / Combate Cuarto Restringido) y la Tercera Sección en las misiones de exploración de largo alcance.
Los Comandos Anfibios pasan por cada una de las Secciones desde que se integran a la unidad, y con ello no solo adquieren diferentes experiencias y competencias específicas sino que durante ese proceso logran un gran sentido de pertenencia y contribuyen con la gran sinergia de la unidad.
Los comandos
La carrera de los Comandos Anfibios difiere entre oficiales y suboficiales. Los primeros, además de su paso por la unidad, son requeridos en otros puestos debido a las exigencias y necesidades de la Infantería de Marina. En cambio los suboficiales pasan gran parte de su carrera en la APCA, siendo requeridos eventualmente para ocupar puestos en unidades de montaña y zona fría como el Batallón de Infantería de Marina N°4 (BIM4) o Batallón de Infantería de Marina N°5 (BIM5), donde se valen de sus capacidades y estima profesional para contribuir con el adiestramiento de esas organizaciones.
Tanto los oficiales como los suboficiales Comandos Anfibios pasan por las escuelas de formación que les son exigidas a lo largo de su carrera y que sirven para complementar su instrucción profesional.
El Curso de Comando Anfibio es el responsable de seleccionar a los mejores Infantes de Marina y darles las herramientas necesarias para que puedan integrar la Agrupación. Este curso dura 1 año y empieza con una etapa de preselección que tiene exámenes psicotécnicos, físicos e intelectuales. Quienes superan estas pruebas, inician al año siguiente una etapa donde incorporan conceptos básicos y se los adecúa físicamente para las siguientes exigencias. Una particularidad durante ese año es que tanto oficiales como suboficiales no hacen uso de su jerarquía, quedando subordinados todos en igual forma a los instructores.
Durante el Curso Comando Anfibio también realizan el Curso Comando Conjunto para adquirir conceptos básicos sobre técnicas de comandos a la vez que refuerzan los lazos con otras Fuerzas Especiales. Durante su desarrollo comienzan a realizar cursos técnicos y a adquirir destrezas en paracaidismo, buceo, CQC, y esquí, entre otras. El curso finaliza con una etapa que es específica de la Armada donde además de implementar todos los conceptos y técnicas adquiridos, reciben adiestramiento en operaciones con proyección desde el mar. Aquí se destacan los reconocimientos anfibios, operación que dio inicio y forma parte de las raíces de esta unidad.
El primer destino de los alumnos después de finalizar el curso es la APCA. “Las exigencias durante el curso y las situaciones de esfuerzos extremos que se deben superar, crean un gran espíritu de superación personal y una relación interpersonal tan fuerte como un lazo familiar. Esto se traslada a la unidad cuando se incorporan a sus filas formando parte de un gran equipo donde cada integrante llega a confiar su vida al trabajo de otro Comando Anfibio”, explicó el Comandante de la unidad.
Las misiones de la APCA
Según explican desde la Agrupación, lo que caracteriza a los objetivos de las Fuerzas Especiales es el impacto que tienen sus operaciones en el nivel estratégico u operacional, por eso se habla de objetivos tras las líneas enemigas como por ejemplo puestos de comando y control, sistemas logísticos o alguna personalidad de importancia. La APCA, para alcanzar esos objetivos, se vale de su particular capacidad de proyección desde el mar, característica que comparte con la Agrupación de Buzos Tácticos (APBT) y que distingue a estas dos unidades del resto de las Fuerzas Especiales del país. Ambas poseen capacidades específicas relacionadas con el mar manteniendo cada una sus características particulares y complementándose para cumplir con los lineamientos de la División de Operaciones Navales Especiales, órgano destinado a la conducción de todas las operaciones donde tengan participación la APCA o la APBT.
A su vez esta División se subordina al Comando Conjunto de Fuerzas de Operaciones Especiales (CCFOE) en los casos en los que las operaciones requieran el trabajo conjunto. Es por ello que la APCA está en condiciones de operar en todos los ambientes geográficos del territorio nacional.
El CCFOE planifica anualmente el Ejercicio Castor donde participan la totalidad de las unidades de operaciones especiales de las Fuerzas Armadas, adaptando los procedimientos de cada fuerza y mejorando el entendimiento mutuo para optimizar el trabajo en conjunto. Este ejercicio de desarrolla cada año en un lugar distinto del país aprovechando las variadas características geográficas y climatológicas.
Combate en Cuartos Cerrados
“En la actualidad todas las fuerzas de operaciones especiales tienen que dominar el Combate en Cuartos Cerrados porque en la mayoría de los conflictos que se están desarrollando en el mundo se requiere de esta capacidad”, explican y agregan que es una capacidad que comparten todas las Fuerzas Especiales.
Para ello la APCA, tras entrenarse en el polígono de tiro, desarrolla un entrenamiento con fuego real en una “casa de fuego” (edificación de madera que posee la unidad) en donde se simulan blancos y personas a proteger, con la misión principal de asegurar la casa y a los “rehenes” que allí se encuentren. Está construida de tal manera que los ambientes, puertas y pasillos pueden cambiar su disposición para variar el escenario.
“La Armada tiene un reglamento que especifica en qué condiciones hay que tirar y cuántos blancos hay que batir para certificar que cada integrante está en condiciones de ejecutar una operación en forma exitosa” exponen, y agregan que cuando el Comando Anfibio logra un determinado agrupamiento de impactos en polígono es habilitado para pasar a la siguiente fase del adiestramiento: la casa de fuego.
En lugares cerrados es más difícil conducir para el que está a cargo. “Porque en realidad es poca la conducción que puede ejercer. Generalmente son equipos de 4 comandos que, a medida que van entrando a los cuartos y van saliendo por los pasillos van cambiando la organización, entonces a lo mejor el jefe quedó primero y después quedó segundo. Entonces decide el más despierto, no el más antiguo, que en ese momento toma el liderazgo”. Si bien poseen equipos de comunicaciones, cuando entran en un cuarto cerrado se comunican a viva voz, lo cual requiere que haya un conocimiento entre ellos, sabiendo que va a hacer el otro y hasta saber cómo camina el otro, para poder identificarlo fácilmente. “Lo ideal sería no hablar y hacer todo por señas para mantener la sorpresa. Y cuando se pierde la sorpresa es todo a los gritos. No hay que hablar de más porque satura la atención. Tampoco hay que hablar de menos, quedarse paralizado” explican.
“Tenemos que estar seguros de que impactamos donde apuntamos” aseguran. Una vez superada esta etapa utilizan las instalaciones del Comando de Instrucción y Evaluación de la Infantería de Marina (COIE), que tiene otros edificios con un entorno más realista y espacios abiertos. Allí se ubican blancos con dimensiones reales en varios edificios. “Como es un edificio de mampostería, los proyectiles solo pueden impactar en los blancos, es por ello que en esta instancia no puede haber fallas”, explican. Después se van incorporando dificultades como realizar la actividad de noche con dispositivos de visión nocturna o en un ambiente con gases tóxicos utilizando máscaras o en condiciones de estrés.
En lugares cerrados es más difícil conducir y dar órdenes para quien está a cargo. “La realidad es que no se requiere mucha conducción cuando se inician las acciones en un edificio. Generalmente son equipos de 4 comandos que van entrando y saliendo de los cuartos, transitando los pasillos, neutralizando blancos, capturando personal y recuperando rehenes. Durante todo este proceso van cambiando la organización y fluyendo con armonía hasta dominar la totalidad del edificio. Es una dinámica de equipo donde cada integrante sabe exactamente cómo proceder, confían y dependen unos de otros y se alcanza el éxito cuando no se cometen errores. Lo ideal es no hablar, no emitir sonidos y hacer todo por señas para mantener la sorpresa. Y cuando se pierde la sorpresa la comunicación es a viva voz”, explica un oficial Comando Anfibio.
Stirps Virilis
Así reza el lema de la Agrupación de Comandos Anfibios que se traduce como Estirpe de Valientes. Hace referencia a un linaje de guerreros que mantiene tradiciones cuyos pilares fundamentales son: inquebrantable voluntad de vencer, confianza en sí mismos y en el equipo, y resistencia mental y física para soportar las condiciones más rigurosas.
Cada mañana al finalizar la formación que da inicio a las actividades, en la Agrupación de Comandos Anfibios ruge este lema en honor a ese legado que todos se esfuerzan por honrar.
Armas
Como armamento emplean una amplia variedad, que incluye el de dotación de la Infantería de Marina, como ametralladoras pesadas Browning de 12,70mm, Mag de 7,62mm y M-249 Minimi de 5,56mm, fusil M-16 A2 modernizados al estándar M4A1 de Daniel Defense, con mira Trijicon ACOG (Advanced Combat Optical Gunsight) y Mk18 de caño corto, algunos con lanzagranadas M-203, fusiles M27 Infantry Automatic Rifle (IAR), rifles antimaterial Barret de 12,70mm., fusil Mauser de tirador especial, calibre 7,62mm, Steyr SSG P-2 y los nuevos Daniel Defense Delta 5 calibre .308, escopetas High Standard y Bataan de 12,70, pistolas Browning 9mm Hi-Power que están siendo reemplazadas por pistolas Glock del mismo calibre, cohetes antitanque Carl Gustav, y han empleado, en menor cantidad, fusiles Steyr AUG y FAMAS G2 de 5,56mm, y Heckler & Koch HK-21E y HK-33E, pistolas ametralladoras Ingram M-10, Heckler & Koch MP5, Sterling MK.4, FM MK-3 y Uzi.
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