Ante el anuncio de la preselección del Dassault Rafale por parte del gobierno colombiano para reemplazar sus IAI Kfir, indagamos un poco más sobre las razones por las cuales se decidió cambiar en los últimos días la preferencia del F-16V Block 70 por el modelo francés.
Las negociaciones por el reemplazo de los Kfir llevan ya diez años, habiéndose iniciado en 2012, cuando se enviaron pedidos de información a las principales empresas, pero Boeing y Dassault no prestaron mucha atención porque creían que la Fuerza Aérea Colombiana (FAC) no iba en serio.
Sin embargo, en 2013 se visitaron los fabricantes, como Boeing y Lockheed Martin en EEUU, Eurofighter, Dassault, los rusos que ofrecían el MiG-35 y la fábrica del Gripen, mientras que también se hicieron reuniones con diversas fuerzas aéreas, incluyendo Brasil.
En 2020, aunque no se avanzaba desde el punto de vista político, el comité de selección hizo distintas matrices, en donde ganaba el Typhoon en todos los casos, y, por entonces, Dassault empezó a prestarle atención a Colombia. El problema del Typhoon eran los altos costos operativos, por lo que el F-16, en ese entonces segundo, pasó a liderar la selección. El F-16V era, para la FAC, “el F-35 de los pobres”.
Sin embargo, la FAC planteaba que los sistemas de guerra electrónica que hoy posee el Kfir de la fuerza es mejor que la que ofrecía el Block 70 de fábrica y Lockheed no estaba dispuesta a cambiarla, mientras que los misiles Phyton 5 son mejores que las versiones de Sidewinder ofrecidas y no se permitiría integrar dichos misiles, así como tampoco el Derby ni las bombas Spice que posee la FAC. Estados Unidos los ofrecía solo con Sidewinder y AMRAAM.
Aunque se negoció generar una variante que integre dichos sistemas y armamentos, la FAC vio que quedaría una versión demasiado específica y Estados Unidos se mostraba muy reacio a ir por ese camino. Además, la financiación no era en las mejores condiciones y Estados Unidos también se mostró poco abierto a modificarla.
Por otro lado, la FAC consideraba que el Gripen no lideraba en ningún aspecto, sino que, como explicó un oficial que fue parte del proceso de selección, “era el segundo en todo. El avión está teniendo grandes problemas de integración en Brasil con sus sistemas aire-aire y aire-superficie, que no logran que estén del todo operativos, están en una especie de versión Beta. Son problemas que no dicen en público” afirmó, y agregó “la precisión de los sistemas aire-superficie no es ni parecida a la de Elbit que usan el Kfir, el F-16 y el F-35”.
Otro problema con dicho avión, según informaron desde la FAC, es que el tiempo de entrega era muy largo, ya que primero irían Brasil y Suecia y luego Colombia, y el programa ya viene con importantes retrasos.
El Eurofighter, por su lado, tenía el problema de los costos y que es complejo de mantener. Es el ganador verdadero pero muy costoso, aunque, a la vez, sostuvieron que algunos costos operativos del Rafale son superiores.
La Fuerza Aérea Colombiana apuntaba al Tranche 3 del Typhoon, pero solo se habían logrado ofertas por Tranche 1 y 2 usados para entrega inmediata, o sino aviones nuevos, pero con períodos de entrega muy largos. Los costos de financiación también eran más altos que el resto.
Ante este panorama de intransigencia de los estadounidenses y los altos costos del Eurofighter, además de las limitaciones del Gripen, los franceses decidieron apostar fuerte en la mitad de 2022 y empezar por quitar las restricciones de usuario final, las cuales también existían en el Gripen y el Eurofighter. Además, accedieron a ofrecer la integración del misil Meteor, pero también integrar los Derby, Phyton 5 y las bombas Spice, lo que lo convierte en el más capaz de todos. Solo se mantiene la restricción del uso de armas nucleares.
Además, al tener una versión naval nació con capacidad antibuque, lo que lo vuelve en el más multirol de todos. Este aspecto a Colombia le interesa por las crisis que ha tenido con Nicaragua y Venezuela.
Francia además planteó que los puede comenzar a entregar en un año, el plazo más corto de todos los ofertados. Esto es fundamental porque el Kfir se dará de baja a fines de 2023, porque ya desde este año se ha terminado el contrato de soporte con IAI, que retiró su gente de Colombia, por lo que sostener los aviones se vuelve demasiado complicado y caro.
Los franceses mostraron sus nuevas condiciones a la FAC, convenciendo al Comité de Selección, a pesar de que éste era proclive al F-16. El comité entonces acordó con Dassault, que le planteó el tema al primer ministro francés, Emanuel Macron, quien tiene una buena relación con el presidente de Colombia, Gustavo Petro y lograron el primer paso para un acuerdo entre los gobiernos.
Según indicaron desde el Comité de Selección, quedaron muy convencidos, porque solucionaron varios temas. Por un lado, la capacidad de guerra electrónica es customizable y le dan a Colombia el acceso a la base de datos para poder modificarla. Puede integrar armamento israelí, levantaron las restricciones de empleo, tiene capacidad antibuque de diseño y tiene armas específicas para el Rafale y está probado en combate. Otra ventaja es que, por estar pensado para operar en portaaviones, puede operar en pistas cortas, cosa que el Typhoon y el F-16 no. Esto les permite operar en lugares como Tres Esquinas, el Grupo Aéreo del Oriente y San Andrés. Además, requiere menos soporte logístico y es más versátil para operar. Por otro lado, destacaron que es un avión más maniobrable y con mejor relación peso potencia, además de que, entre otros factores, tiene un radar AESA con mejor cobertura, ya que el del F-16 solo hace barrido electrónico, pero la antena es fija, mientras que la del Rafale se mueve a los costados.
Si bien es casi tan caro de operar que el Eurofighter, actualmente, la hora de vuelo de un Kfir esta casi en los 18.000 dólares (es caro porque casi no hay operadores ni repuestos ni soporte), el Rafale oscila entre los 15.000 a 17.000, el Eurofighter de 19.000 a 21.000, el F-16 de 9.500 a 11.000 y el Gripen de 7.500 a 8.000.
Así, el Rafale tiene costos operativos iguales al Kfir, pero con muchísimas más capacidades. Según explicaron, el Rafale consume, por motor, un 35% menos combustible, lo que lo hace más costo-eficiente, sobre todo en misiones cortas y sin usar postcombustión.
En cuanto a los fondos, desde 2017 que el Consejo Nacional de Política Económica y Social (CONPES) emitió el documento que reserva los fondos para la compra, por lo que no afectaría otros recursos, como los que se generen por la reforma tributaria.
Si bien el gobierno destaca las condiciones de offset, la realidad es que todas lo ofrecían y, según la FAC, el esquema que planteaban los suecos era el mejor.
Así, ahora queda que se realice la negociación en detalle de los términos del acuerdo y luego la firma de un contrato, que podría darse en los primeros meses de 2023.
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