El gobierno de Perú está avanzando en las negociaciones con su par de Corea del Sur y la empresa KAI para la compra de entre 20 y 24 aviones de combate ligero KAI FA-50, para lo cual se espera la firma de una carta de intención en las próximas semanas y de un contrato antes de fin de año, que alcanzaría los casi 780 millones de dólares. Según indicaron fuentes desde Perú y Corea, el objetivo sería un programa similar al ya realizado con los entrenadores KT-1, de los cuales se vendieron 20 a la Fuerza Aérea del Perú (FAP), 16 de ellos ensamblados localmente por el SEMAN (Servicio de Mantenimiento) de la FAP en la Base Aérea de Las Palmas.
Así, se apuntaría a que la mayor parte de los FA-50 sea ensamblada en Perú, con algunos componentes producidos localmente, y se destinarían al reemplazo de los Cessna A-37B Dragonfly que empleó hasta 2023 el Grupo Aéreo Nº7 (que hoy opera los KT-1) en Piura y los Aermacchi MB-339 que operaron Escuadrón Aéreo No. 513 del Grupo Aéreo Nº51 en Pisco.
Actualmente, además del FA-50, la FAP estaba analizando una propuesta de Brasil por 24 Super Tucano por 480 millones de dólares, otra por el Leonardo M346, por un monto no informado, y otra de Textron por el avión Scorpion. Si bien la oferta brasileña implica un costo de inversión mucho menor, el Super Tucano tiene capacidades inferiores al FA-50 para misiones de defensa aérea y ataque, así como es una aeronave bastante similar en performance al KT-1 que ya usa la FAP. Además, no implicaría participación de la industria local. En cuanto al Scorpion, la falta de clientes del avión, que no ha logrado venderse a ninguna fuerza aérea en más de una década, lo vuelve poco atractivo.
El gobierno coreano además está ofreciendo a Perú sumarse al programa del caza de quinta generación KF-21, dado que Indonesia está reduciendo su participación en el mismo y complicando financieramente al programa. Perú está buscando un avión de combate para reemplazar a sus MiG-29, que están fuera de servicio, y luego a sus Mirage 2000P, que ya están alcanzando los 40 años en servicio. Si bien se está apuntando al F-16, del que se busca incorporar 24 ejemplares, la participación en el programa KF-21, si bien implicaría una inversión mayor, le permitiría al país dar un enorme salto tecnológico y ampliaría notablemente sus capacidades en la industria aeroespacial.