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¿Quién ayuda más a Ucrania? los datos que resuelven la incógnita

Ignacio Montes de Oca


Por Ignacio Montes de Oca

 

Se debate si Ucrania recibió más ayuda de EEUU o de Europa desde la invasión del 24 de febrero de 2022. Dado que lo que está en juego es la asistencia a los ucranianos en el futuro y su existencia como nación (y la hipoteca de sus recursos) vale la pena ir a los datos.


Para analizar aportes militares, financieros y humanitarios vamos a usar como base el seguimiento hecho por el Kiel Institute For The World Economics y cruzar esos datos documentados con otras fuentes de igual verificabilidad. Son muchos números, pónganse cómodos. Empecemos por la asistencia total. Aquí Europa supera a EEUU en la ayuda asignada. En total, los europeos giraron € 132.300 millones contra € 114.300 millones de los norteamericanos. Suman € 246.500 millones y la mayor proporción, el 53,67%, corresponde a los europeos. Ahora hay que sumar la asistencia a asignar, es decir la que fue comprometida y aun no fue entregada. En este caso Europa suma otros € 115.100 millones y a EEUU le restan € 4.649 millones, que en este último caso son los fondos establecidos por el Congreso pendientes de entrega. Es decir que, entre ambos ítems, Europa ayuda a ayudará a Ucrania por un total de € 238.000 millones y EEUU por € 118.800 millones. La proporción de cada uno sobre ese total de € 356.800 millones ahora pasa a ser de 66,7% europeo y 33,2 % estadounidense.



Puede que alguno se ofenda con las matemáticas y considere que esas proporciones no reflejan la realidad y que debe considerarse solo la ayuda militar. Es cuestionable porque la guerra se sostiene también en la retaguardia. Pero vamos a hacerle lugar a la queja. En ese caso tenemos que partir de la asistencia bilateral, es decir la que entregó cada país en forma directa. En ese caso, EEUU es sin dudas el mayor donante individual.

Pero tenemos que sumar los aportes de material militar de todo el resto y ponderarlos. EEUU entregó hasta ahora € 64.100 millones en equipos militares. Si sumamos los países europeos el total entregado es de € 61.130 millones. Pero, antes de salir a decir “te dije que EEUU gastó más”, hay que ver de nuevo el total de ayuda para ver si es el mayor donante. Si le sumamos los aportes por € 2.620 millones de Canadá, integrante de la OTAN, y de Australia por € 860 millones, el total de ayuda militar no estadounidense llega a los €64.620 millones. El esfuerzo queda casi igualado con una muy leve ventaja a favor del resto.

Pero esa cifra es engañosa, porque hay que considerar que Ucrania recibe asistencia militar multilateral por otros € 5.000 millones desde entidades formadas por naciones europeas. Es el caso de la iniciativa checa para proveerle de 2 millones de municiones a Ucrania. Hay otras similares como el Fondo Internacional para Ucrania dirigido por el Reino Unido, destinado a comprar armas para Ucrania y que recolectó € 1.600 millones. Hay otros como el Paquete de Asistencia Integral de la OTAN (PAC) que movió U$S 860 millones.

El total de asistencia militar a Ucrania suma € 130.400 millones en todo concepto y los EEUU aportan el 49,15%. Esa diferencia se achica aún más si consideramos el préstamo que recibió Ucrania usando como garantía los U$S 300.000 millones activos rusos embargados por Occidente. El G7 autorizó a usar ese mecanismo para un crédito por U$S 50.000 millones a favor de Kiev y una parte será usada para la compra de armas. Dado que no se reveló cual será esa proporción, no podemos contabilizarla, pero debemos consignar que suma al total de la asistencia militar. Tenemos una cifra difusa porque no podemos identificar el total final, pero al menos sabemos que la ayuda militar de EEUU no es la mayor parte de lo recibido por Ucrania. Pero hay otro modo de medir la asistencia y es contando los equipos militares enviados.

Empecemos por los tanques entregados a Ucrania. EEUU no es el mayor donante. Entregó un total de 76, entre los que se encuentran 31 Abrams y 45 T-72 rusos comprados a otros países o que estaban en sus depósitos. El mayor donante europeo fue Polonia, con 354 unidades. Si vamos a los totales, Europa le envió 883 tanques, 11,6 veces más que EEUU. Y el que le dio más tanques a Ucrania fue la empresa rusa “Ineficiencia & Co” porque, de acuerdo a los registros de Oryx, Ucrania capturó 534 tanques rusos desde febrero de 2022.



Consolidando cifras, Ucrania incrementó su arsenal de tanques en 1.493 tanques y si excluimos a Ineficiencia & Co, de los 959 tanques recibidos de occidente, el 92% vino desde países europeos. Ucrania se procuró el 35,7% de su refuerzo por sus propios medios en el frente.

Vamos a los vehículos de combate de infantería, es decir los que transportan a la tropa a la zona de combate. EEUU entregó 352 unidades de Bradley por un valor de € 669 millones. Europa le envió a Ucrania un total de 824 vehículos de todo tipo por un valor de € 1.386 millones. Si consideramos los provistos por Ineficiencia & Co, Rusia fue el mayor donante involuntario con 628 unidades. Es decir que de los 1.804 IFV recibidos en total, Ucrania consiguió el 34,8%, Europa le envió el 45,6% y EEUU el 19,5% restante. Vamos a la artillería. EEUU envió 201 cañones autopropulsados y remolcados por un valor de € 977 millones. Europa 503 por un valor de € 2.551 millones. De ese total de € 3.528 millones en artillería, el 72% fue aportado por Europa. Y además Ucrania capturó otras 260 piezas rusas.

En sistemas lanzacohetes la desproporción no es tan grande. EEUU envió 39 HIMARS y los aliados europeos 42. Ucrania capturó 54 sistemas rusos, aunque de menor calidad que sus equivalentes occidentales. Proporción de proveedores: 28% EEUU, 31% Europa y 40% autogestión ucraniana.



La cantidad de sistemas antiaéreos recibidos es clave porque el ataque a las ciudades es una de las armas usadas por Putin para devastar e intentar doblegar a Ucrania. EEUU entregó 17 sistemas valuados en € 1.513 millones; Europa 60 sistemas por un valor de € 7.420 millones.

Vamos a los aviones de combate. Ucrania recibió o recibirá un total de 93 F-16 de los Países Bajos (24). Dinamarca (19), Noruega (22) y Bélgica (30). Además, 27 Mig-29 de Polonia (14) y Eslovaquia (13) y 26 Mirage 2000 franceses. En total, son 146 aparatos de combate.

Ninguno salió de los arsenales de EEUU, aunque sí otorgó el permiso de transferencia de los F-16. Pero, a diferencia del resto de los aliados, EEUU no renunció a ninguna fuerza de combate propia. Y si se contabiliza entrenamiento o equipos de apoyo, todos aportaron por igual.

Luego, hay que considerar que cada avión y pieza de artillería suele reemplazarse y allí es donde EEUU recibe una ganancia mayor que Europa, porque el 55% de las compras de armas que hicieron los países europeos fueron encargadas a fábricas estadounidenses. Europa, de acuerdo con el monitoreo del SIPRI, es responsable de un tercio de las compras de armas en 2024 e incrementó sus importaciones en un 94%. Queda claro que el vaciar sus arsenales en Ucrania y reemplazarlos es un negocio que favorece a los EEUU.

Por ejemplo, el precio final de cada F-35 vendido por EEUU ronda los U$S 110 millones. Alemania compró 35, Holanda 40, Bélgica 34, Dinamarca 27, Finlandia 67, Italia 59, Noruega 52, Polonia 32, Grecia 20 y Reino Unido 48. Son 414 aviones, 45.540 millones en contratos solo por el F-35.



Los F-16 de Dinamarca, Bélgica, Noruega y los Países Bajos están atados a un contrato de reemplazo que beneficia a la maquinaria militar industrial de EEUU y eso representa un traspaso de recursos de la UE. Por eso la ayuda militar tiene bemoles que hay que aclarar. Ese es otro modo de medir beneficios y es el grado de encargo a fábricas nacionales de esos equipos de reemplazo. EEUU gastó un 48% de la ayuda a Ucrania en contratos que favorecieron a sus industrias. Es decir, que fue una ayuda que los ayudó a ayudarse. Alemania, de acuerdo con el Kiel Institute, encargó en un 75% los reemplazos a su industria, pero esa cifra es muy variable en el resto de los países europeos. En el Reino Unido esos encargos representan el 22% del total de la asistencia entregada a Ucrania.

Parte de esas compras no figuran como gasto militar porque los países de la UE tramitan compensaciones financieras por las armas que entregan a Ucrania y usan esos fondos para adquirir nuevas o para agrandar sus fábricas militares o construir otras nuevas. Por ejemplo, el esfuerzo multiplicador de la inversión financiera por € 100 millones para que Ucrania instale una fábrica de municiones en su territorio con la ayuda de la alemana Rheinmetall o para que Ucrania aumente su capacidad para fabricar drones.

En el caso de EEUU, la asistencia de U$S 800 millones para mejorar la capacidad ucraniana para construir drones de largo alcance están dentro del presupuesto aprobado por el Congreso. La inversión similar de Reino Unido, Letonia y Turquía no figuran como ayuda militar. Considerando que más del 50% de los vehículos rusos destruidos en el frente son producto de la eficacia y número de los drones ucranianos, es importante aclararlo porque no siempre se identifican los fondos militares directos y los financieros que tienen el mismo propósito.

Queda por analizar la asistencia a partir del esfuerzo que realiza cada país. Esta circunstancia es política porque se vincula con el reclamo de Trump a sus socios de la OTAN para que se hagan cargo de su seguridad e incrementen su gasto en defensa a más del 4% de su PBI. Comparemos el esfuerzo que hace cada país para enfrentar a Putin a partir del monto del PBI que le destinan a asistir a Ucrania. El aporte de Estonia y Dinamarca está en el orden del 2,2%, el de Lituania en el 1,8%, el de Letonia en el 1,5% y el de Finlandia en el 1%. Si distribuimos la ayuda militar de EEUU a Ucrania en 3 años de conflicto en proporción con el presupuesto de defensa de 2025 de U$S 885.000 millones, veremos que invirtió un 2,41% anual de ese gasto para que Ucrania carcoma el poder militar de uno de sus adversarios estratégicos.

Si lo medimos en relación a su PBI de 24.000 billones, la asistencia total entregada a Ucrania representa unos U$S 119.000 millones o un 0,49% de su PBI, y si lo repetimos en 3 años arroja un 0,16%. El apoyo militar, se mide en un 0,08% anual de su PBI.

Por donde se aborden las cifras, EEUU no es quien hace el mayor esfuerzo en favor de Ucrania. Vamos al análisis político. Trump basó su reclamo por U$S 500.000 millones en recursos naturales ucranianos en la idea de haber sido su principal apoyo. Como vimos, es ficción. Mas allá del deber de asistencia de EEUU por ser garante del Acuerdo de Budapest, de imponerse la idea de que Ucrania debiera pagar por la ayuda que recibe, los montos indican que Trump debería ponerse segundo en la fila después de Europa o prorratear el reparto de manera diferente.

Trump amenaza a Ucrania con cortarle la asistencia si no acepta firmar una tregua con Putin en los términos que le ordene. Y además lo apuró para que firme la cesión de recursos naturales apenas recibido el documento. Esto no lleva a preguntar ¿Puede seguir Ucrania sin los EEUU?




De hecho, no sería la primera vez que Trump le corta los recursos a Ucrania. Por orden de Trump, los legisladores de MAGA bloquearon la asistencia en el Congreso durante 9 meses entre agosto de 2023 y abril de 2024 y Ucrania pagó con la mayor perdida territorial desde 2022. Si se observa el flujo de la ayuda militar de EEUU, puede observarse como entre octubre de 2023 y marzo de 2024 solo enviaron €1.690 millones y en el mismo lapso Ucrania se sostuvo principalmente con los aportes de Europa por € 22.400 millones. Ahora, hay nuevos cortes. Parte de la asistencia que recibía Ucrania se canalizaba por el programa USAID. En total fueron U$S 37.000 millones desde 2022 y para 2025 se esperaban al menos U$S 2.600 millones para programas humanitarios. La suspensión de la ayuda por 90 días es un recorte de hecho. Tampoco se prevé más asistencia militar, que debe pasar por el Congreso para ser aproada. En noviembre de 2024, el speaker de la Cámara de



Representantes y militante de MAGA Mike Johnson rechazó un proyecto demócrata para ampliar la asistencia a Ucrania. Johnson dijo que cualquier ayuda adicional al presupuesto de U$S 61.000 millones aprobado en 2024 sería decidido por la siguiente administración. A un mes de la llegada de Trump, no se tienen noticias de nuevos paquetes de asistencia planificados para Ucrania.

Con los tiempos que toma la negociación, debate y eventual aprobación de nuevas partidas, es casi imposible que Ucrania reciba más ayuda en el primer semestre de 2025 y solo podrá recoger el remanente de la asistencia ya aprobada, menos de U$S 5.000 millones. En la práctica, implica que el recorte del apoyo de EEUU a Ucrania ya está en curso y que, salvo por el saldo pendiente, por ahora no habrá más ayuda y la asistencia no militar ya fue recortada mientras se presiona a Zelensky para que entregue los recursos naturales ucranianos.



Esta presión cruzada entre amenazas y recortes junto a las verdaderas proporciones de la ayuda que reciben los ucranianos quizás explique el rechazo de Zelensky a Trump y el arropamiento que buscó en los países europeos. Las cifras lo explican con mayor eficacia. Sirve además para comprender la reacción de los europeos, que respondieron con mayor énfasis en relación directa con el apoyo que ya le brindaron a Ucrania y su grado de cercanía física con los deseos expansionistas de Putin. Los datos reflejan con eficacia esas actitudes.

Es posible que Zelensky haya aprendido del parto que significó la aprobación del paquete de U$S 61.000 millones y el costo territorial que tuvo. También, que haya anotado las proporciones y el tiempo de la ayuda militar y no militar que fue llegando desde 2022. En todo caso el debate sobre quién puso más fondos está saldado y ahora importa saber quién seguirá asistiendo a Ucrania. Si Trump insiste en que EEUU es quien hizo el mayor esfuerzo, no tiene sentido esperar un debate racional habida cuenta el desapego con lo real.

En cualquier escenario, Zelensky solo tiene asegurado el respaldo de sus mayores donantes europeos y no europeos y de ellos dependerá cómo y hasta cuándo resiste, considerando con una sana dosis de crudeza lo que prevé la falacia argumental de Trump y sus actitudes anteriores. Sabiendo de dónde llega la mayor parte de esa ayuda es sencillo entender las renuencias ucraniana y europea a la estrategia de Trump. Queda pendiente saber si Ucrania persistirá sin la ayuda de EEUU. Esa pregunta se contesta con otra: ¿Tiene otra alternativa que resistir a Putin?

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