Levantamiento militar en Bolivia liderado por el general Juan José Zúñiga, destituido de su cargo de Comandante del Ejército horas antes por el presidente Luis Arce Catacora. Tropas rebeldes tomaron la Plaza Murillo y rodearon el Palacio Presidencial. Un rápido análisis de la situación para empezar a comprender lo que sucede.
Por Ignacio Montes de Oca
Zuñiga amenazó con arrestar al ex presiente Evo Morales y precipitó una crisis que ahora se transformó en una rebelión militar. Arce se negó a recibir un petitorio de los sublevados y llamó a sus partidarios a movilizarse hacia a sede de gobierno para "defender la democracia". Los rebeldes intentaron ingresar por la fuerza al Palacio de Gobierno en la Paz en lo que ya pasó de ser un simple pronunciamiento. Es probable que estemos en la etapa inicial de otro golpe de estado. El general sublevado se enfrentó en persona con el presidente Arce para reclamar que se tomen medidas para que Evo Morales no sea candidato en las próximas elecciones de agosto de 2025. El contexto de crisis económica explica mejor la situación.
La caída del ingreso por venta de gas al extranjero ayudó a que las reservas del Banco Central quedaran en un límite mínimo y el peso boliviano de derrumbara, a su vez generó desabastecimiento en productos importados, como alimentos, medicamentos y combustibles. Bolivia venía atravesando una larga serie de manifestaciones de protesta, pero el posible regreso de Morales a la presidencia -lidera el MAS que postuló a Arce- y la continuidad del mismo modelo económico pareciera haber precipitados los hechos. Arce no es un aliado de Morales y, de hecho, las disputas entre ambos son históricas, pero el general golpista Zuñiga busca explotar la situación para asegurarse de frenar a Morales, que además despreció a los militares para favorecer a las organizaciones partidarias propias.
En principio todo pasa por la candidatura de Evo Morales, pero si Arce accede a una presión generada por un alzamiento militar, deberá optar entre gobernar los dos años que quedan con el apoyo de los militares o buscar el apoyo del MAS, liderado hoy por su adversario interno. Mientras esperamos más noticias de Bolivia, vamos con otros datos que ilustran el contexto. El gobierno redujo las reservas de U$S 15.000 millones a U$S 1.500 en pocos meses para subsidiar la energía y estableció barreras para el acceso al dólar. La inflación fue una consecuencia.
Pero, además, desde 2023 con la detención del líder opositor Luis Camacho, Arce venía endureciendo la respuesta a las críticas y allanando el camino para la postulación de Morales al restringir las posibilidades de los candidatos más competitivos. Arce y Evo son adversarios, pero ambos son del MAS.
La posibilidad de una continuidad y el riesgo de un derrape aún más autoritario si Morales se impone en 2025 y su control sobre grandes zonas del interior - en particular las cocaleras - son un desafío que los militares vienen advirtiendo. Zuñiga parece ser la resultante de esas tensiones.
Por último, Arce profundizó el alineamiento con Rusia, China e Irán mediante acuerdos de defensa. Esta circunstancia les cerró el acceso a los créditos de los organismos multilaterales con mayoría de voto occidental y la posibilidad de equilibrar las cuentas. Todo suma en este cóctel golpista.
Arce, parte de su gabinete y soldados leales se atrincheraron en el interior del Palacio Quemado, la sede de gobierno. Los rebeldes asediaron el edificio mientras se esperaba la llegada a la zona de partidarios del MAS.
El control de la renta producto del tráfico de drogas desde las zonas cocaleras es otro de los factores en juego. 2023 fue un año récord en incautaciones y desde 2017 la superficie de cultivo de coca creció un 45%. El control de territorio es la llave de la riqueza narco: https://insightcrime.org/es/noticias/incautaciones-record-bolivia-sugieren-papel-creciente-exportaciones-cocaina/
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