Por Ignacio Montes de Oca
Rusia y Ucrania avanzan, cada uno por su lado, a su ritmo y con diferente nivel de bajas. La carrera por tomar más terreno adversario se vuelve frenética y es hora de hacer un nuevo reporte con algunas novedades de lo que sucede más allá del campo de batalla.
Ucrania ya entró en Korenovo y Snagost, dos asentamientos que le permiten estrangular las comunicaciones hacia Kursk. En total, Rusia perdió el control sobre 93 poblaciones y 1.635 km2 y Ucrania se consolidó en 1.263 km2 de suelo adversario. La brecha fronteriza mide 87 km. En cuestión de días se sabrá si Ucrania logra el control sobre el territorio al sur del río Seym y agrega otros 700 km2 de suelo ruso a su dominio. Hasta el momento, Putin continua sin poder encontrarle la vuelta para frenar el avance ucraniano y sigue obsesionado con el Donbás. Rusia sigue avanzando en esa región y ocupó otros cuatro poblados mientras busca tomar Vesele e Ivanivka, dos asentamientos que lo acercan al objetivo estratégico: la ciudad de Pokrovsk y su nudo de carreteras. Aún está a 19 km y Ucrania envió refuerzos urgentes a esa zona.
Rusia ocupó ya 1.000 km2 del Donbás desde noviembre de 2023: 132 km2 en junio, 198 km2 en julio y en lo que va de agosto completaría el millar de km2. Las últimas cifras de pérdidas verificadas indican el nivel de esfuerzo que debe realizar cada bando para avanzar.
Según el relevamiento de @nalsio26, Ucrania perdió en Kursk 65 piezas en total, incluidos 4 tanques. Rusia 40 piezas y entre ellos 11 tanques, de los cuales 7 fueron capturados. La proporción en el total queda en 1,6 a 1 a favor de Rusia y 1 a 1,2 en tanques a favor de Ucrania. John Deere está en Kursk y Ucrania gana un saldo de 3 tanques a favor con la captura de vehículos intactos, entre ellos al menos dos T-90M, el más moderno del arsenal ruso en el frente. El abandono de vehículos sanos puede indicar problemas logísticos o de moral de combate.
En el frente del Donbás el conteo indica que Rusia ya tuvo 1.617 bajas en vehículos de todo tipo y 496 tanques, 13 más en lo que va de agosto. Ucrania un total de 319 vehículos y 78 tanques, 2 más en agosto. El saldo es de 5 a 1 en el total y 6 a 1 en tanques a favor de Ucrania.
Hubo ataques ucranianos en la frontera con Briansk, en la región de Klimovsk, y las fuentes rusas indican que Ucrania movió fuerzas a Zaporizhzhia. No se sabe si se trata de ofensivas o si los ucranianos buscan atraer fuerzas rusas desde el Donbás. Se sabrá pronto la respuesta.
Quizás porque se insinúa que algo está por suceder que la OIEA emitió una alerta doble.
Por un lado, por el deterioro de la seguridad en la planta ucraniana de Zaporizhzhia y por el otro advirtió que la de Kursk en Rusia quedó bajo el alcance de la artillería ucraniana. Este es uno de los datos más llamativos del frente de Kursk y es la falta de protagonismo de la artillería rusa tan presente en otros sitios. La pérdida de 818 piezas autopropulsadas y 398 remolcadas desde febrero de 2022 parece haber tenido un efecto concreto. O quizás sean las dificultades logísticas rusas las que hayan provocado que aún no estén en el frente. O el desgaste de las que aún están intactas. En todo caso, los millones de municiones que producen y las que llegan de Corea del Norte, todavía no rinden buen resultado en Kursk.
Ucrania tampoco anda sobrada de munición, pero está usando el material que le llega de occidente con más eficacia, como por ejemplo para regar con tungsteno los pontones rusos sobre el río Seym. Además, sigue utilizando sus drones como reemplazo en todos los frentes.
Ucrania realizó varios ataques con drones contra bases aéreas rusas. En la de Marinovka, en Volgogrado, usado por Rusia como base para los Su-34 y Su-35 que usa para lanzar bombas sobre el frente. Las explosiones e incendios indican que el arsenal de la base fue alcanzado.
También atacó durante 4 días seguidos la base de Olenya en Murmansk, a 2.000 km de su frontera. El 16 de agosto, los drones ucranianos visitaron Savasleika, suroeste de Moscú. Las imágenes satelitales mostraron daños en un cazabombardero MiG-31 y 2 aviones de transporte Il-76.
En los comunicados del ministerio de defensa ruso en donde se informan derribos de drones ucranianos se puede confirmar la cantidad de sitios atacados: Belgorod, Rostov, Volgogrado, Múrmansk, Krasnodar Krai, Kursk, Vorónezh, Lípetsk, Saratov y Tambov. Junto al lanzamiento de drones contra Podolsk, al sur de Moscú, Ucrania mantiene su estrategia de informar al Kremlin y al resto de Rusia que la guerra les regresó como un boomerang. En Washington, admitieron horas atrás que se enteraron de lo de Kursk una vez consumado. Ucrania está usando los blindados Stryker provistos por EEUU y los Marder alemanes en Kursk y logró que tanto norteamericanos como europeos hayan dado un permiso de uso ilimitado de los recursos militares que recibió Ucrania luego de enterarse de la invasión a Rusia.
EEUU sigue firme en no autorizar el uso de ATACMS de mayor alcance en Rusia y Alemania en no entregar los Taurus. Ucrania los reemplaza con drones y avances para acercarse a sus objetivos. A esta altura, con el suministro garantizado de munición, Kiev sigue con sus planes.
Hay otro dato relevante y es la ausencia de nuevas amenazas nucleares de parte de Putin o sus subalternos. El marcador rojo se quedó sin tinta y el frente se estiró demasiado como para que un artefacto nuclear tenga efecto. Menos aún si hay que usarlo en suelo ruso.
Putin fue a Grozny a visitar a la familia Kadyrov. El líder checheno le ofreció varios miles de soldados más de su fuerza Akhmat Tiktok, que en Kursk obtuvieron más likes que medallas. Es sugestivo el sitio a donde fue el líder ruso a sopesar su faltante de tropas.
En el próximo artículo analizaremos el acto de besar el ejemplar del Corán que le dio Kadyrov, es un evento de una mayor profundidad política de la que se sugiere en el video. Lo cierto es que Putin sabe que necesita más fusiles y se espera que en septiembre aumente el enrolamiento.
Cerremos con este concepto: no se trata de cantidad de habitantes. Sacar a un ciudadano de una oficina o de una línea de montaje para vestirlo de verde, darle un fusil y mandarlo al frente no sirve de mucho, excepto para engrosar las estadísticas. Kursk es la prueba de ello. Entrenar a un recluta lleva un mínimo de 3 meses, salvo que Putin quiera seguir engrosando el fondo de intercambio de prisioneros y la cifra de bajas. Hasta noviembre o diciembre no podrá tener una respuesta militar consistente y deberá arreglarse con lo que tiene. Por eso Ucrania tardó en armar la ofensiva desde el reclutamiento de mayo. Revisemos: mayo, junio, julio y ofensiva en agosto. Tres meses. Si Putin llama a una movilización en septiembre, tiene tres meses hasta poder contar con algo más efectivo que más masa inexperta. Y es un punto crucial porque es la única forma de sostener el avance en el Donbás y frenar el de Kursk. Pero si lo hace deberá empezar a usar la veta eslava, las de las minorías daguestaníes, buriatas o yakutias están exhaustas y la situación económica de esas regiones no ayuda.
Aunque los índices de crecimiento de la economía rusa sean impulsados por el esfuerzo militar, el impacto de la guerra es real y afecta con mayor fuerza a las regiones marginales proveedoras de carne de cañón. Hay un par de datos que hay que tener en cuenta. La inflación acumulada desde febrero de 2022 es del 79% y los salarios que le ganan a la inflación se concentran en industrias relacionadas con la guerra. La falta de inversión por el desvío de fondos al esfuerzo bélico está afectando la vida cotidiana del interior ruso tanto como las sanciones. La inundación en Orsk por una presa mal construida, los descarrilamientos, las rutas descuidadas y caídas de puentes por falta de inversión son parte de lo mismo. Se acerca el invierno y el frio no solo es una cuestión que se afronta en el frente. Se suman 160.000 refugiados en Kursk. En el invierno pasado hubo numerosas quejas por la falta de calefacción como producto de tuberías que se rompían por ausencia de mantenimiento. Este año se le suma el riesgo de incidentes similares por falta de repuestos occidentales para las turbinas de las centrales térmicas.
Putin tiene otro dilema en la retaguardia porque las privaciones que propuso para su aventura en Ucrania aún no valieron la pena y el daño es aún mayor porque se canjeó la promesa imperial por una épica de la defensa del suelo Patrio. Sumarle más muertos, es una idea demencial.
Es una cuestión práctica. Toda teoría es válida hasta que se pone a prueba y falla. Con un frío de escupir bolitas de -30 grados la lógica imperial se vuelve fantasía y convertir a Rusia en una enorme morgue con cada vez más muertos es una invitación al desastre político.
Movilizar ahora el núcleo de la Rusia blanca sin haber cumplido ninguna de sus promesas y agrandar los efectos negativos sobre la población en general a casi mil días de iniciada la guerra de los tres días de Kiev es un trance mayor que ver cómo se agranda la herida de Kursk.
Un escenario interno que se complique puede demandar una movilización adicional para controlar disidencias y descontentos, además de una energía política enorme y fondos para calmar los reclamos. Esto se resta del esfuerzo de guerra. Todo suma, todo resta.
Los fans de Putin afirman que es imposible que Rusia sea rendida. Pero lo que también es posible es que Ucrania busque que Rusia pierda la guerra aplastada bajo de los errores de juicio de Putin. Son enfoques opuestos ante el mismo problema y el tiempo dirá cuál es el correcto.
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