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Ignacio Montes de Oca

Se reactiva la crisis del Mar Rojo y Rusia ahora podría apoyar a los hutíes e iraníes en la escalada




Por Ignacio Montes de Oca

 

Se reactivó la campaña de ataques hutíes contra los buques que navegan el Mar Rojo y esta vez aparece la sombra de Rusia como proveedora de misiles para el grupo proiraní. El eje autocrático está redoblando la apuesta a favor de la escalada y blanqueando su alianza. Tras el ataque aéreo de Israel conta posiciones hutíes en represalia por el lanzamiento de un misil balístico, el grupo terrorista proiraní reanudó sus lanzamientos de misiles y drones en el Mar Rojo. Fueron alcanzados 3 buques. El primero es el petrolero Cordelia Moon de bandera liberiana. Se trató de un error de los hutíes porque, si bien el navío figura en los registros como propiedad de la británica Union Maritim Limited hasta noviembre de 2023, ahora pertenece a la empresa india Margao Marine Solutions, y es parte de la “flota oscura” dedicada al tráfico de crudo ruso. El Cordelia fue alcanzado por 4 misiles y 1 dron marino. El segundo buque, el portacontenedores Marathopolis, fue atacado con un dron y un misil. El tercero es un buque granelero de bandera liberiana sin identificar aún. Estos incidentes rompen una pausa de un mes sin ataques.


El regreso de los ataques en el Mar Rojo se suma a la noticia publicada en Reuters días atrás sobre las negociaciones entre rusos y hutíes intermediadas por Irán para que Moscú le entregue misiles antibuque P800 Oniks al grupo terrorista yemenita. El P800 entró en servicio en 2002. Vuela a 2.200 km/h al ras de las olas y tiene un alcance de 300 km. Está armado con una ojiva de 250 kg y fue diseñado para dar de baja grandes buques de guerra, por lo que es particularmente peligroso para cualquier navío civil y militar. Hasta ahora los misiles antibuque provistos por los iraníes eran un peligro relativo y los buques de EEUU y Europa no tuvieron mayores inconvenientes para neutralizarlos. Pero la llegada del nuevo misil ruso podría desequilibrar el sistema de protección desplegado por Occidente. Ese riesgo se traslada también al Golfo Pérsico en caso de que Irán responda a un ataque israelí con un bloqueo al tráfico marino por esa vía. En particular, porque toda la zona que va hasta el Mar Rojo quedará dentro del rango de alcance de este y otros misiles antibuque. Rusia ya le había entregado 79 misiles P800 a Siria y se supone que una parte pasó al arsenal de Hezbollah. Putin tiene un excedente de estos misiles y llama la atención que opte por entregarlos en lugar de usarlos contra Ucrania. La explicación puede ser política.



EEUU desplegó una flota en el Indico encabezada por el portaviones USS Eisenhower. Con la llegada de estos misiles Putin amenaza su presencia y también la de la flota de países de la Unión Europea que operan en el Mar Rojo con buques de Alemania, Italia, Francia y Grecia. El Eisenhower y sus escoltas forman parte del escudo antiaéreo ampliado que defiende a Israel de los ataques iraníes. La misma que cumple la flota que opera en el Mediterráneo, ahora disminuida por el retiro del USS Roosevelt y al alcance de los misiles sirios y del Hezbollah.

En otras palabras, de concretarse la entrega Irán contaría con un refuerzo para amenazar sistema embarcado occidental de la defensa de Israel y de paso para intentar una represalia en el caso que EEUU y otros aliados se sumen a la respuesta israelí al ataque del 1° de octubre. Es una apuesta muy alta.

Por eso el reinicio del ataque de los hutíes y la implicación rusa, confirmada por el enviado de EEUU para Yemen, Tim Lenderking, sugiere que Rusia está dispuesta a calentar aún más el escenario de Medio Oriente. Es una pésima noticia para la economía global. Por el Mar Rojo circula el 40% del tráfico mundial de contenedores y desde el inicio de la crisis el tráfico por la zona se redujo a la mitad, las primas de seguros se encarecieron un 1.000% y los costos de viaje se multiplicaron ante la alternativa de circunvalar a África.



Junto a la escalada por el ataque iraní a Israel, estos ataques también contribuyeron al alza del precio del barril de petróleo. Antes de que comenzaran los ataques hutíes, se transportaban hasta 3,2 millones de barriles diarios de crudo por el Mar Rojo. Es más fácil entender el riesgo que supone que Rusia finalmente entregue los misiles a Irán y sus socios al ver que además pondría en riesgo el paso de 17 millones de barriles diarios por el estrecho de Ormuz si Teherán decidiera bloquear el tráfico naval frente a su costa.

Entre el impacto en el paso por la principal vía petrolera y los ataques en el Mar Rojo por donde circula el 20/30% de la riqueza mundial, es sencillo proyectar que implicaría un aumento automático en los precios de las gasolinas y bienes manufacturados en todo el planeta. Dado que Rusia está con un pie fuera del mercado mundial petrolero por las sanciones de occidente, tiene poco por perder y mucho por extorsionar en caso de desatarse esa serie de consecuencias. La entrega tiene mucho de presión conjunta con Irán hacia el resto del mundo. Que estos ataques se hayan reanudado luego del ataque israelí a los hutíes informa además que, al igual que en el caso del ataque de irán a Israel, Teherán esta más a favor de una escalada regional que de un acuerdo para controlar la crisis. Y que Rusia, apoya esa idea.



También, es una respuesta de los terroristas en Yemen. Si recibe impactos buscará una represalia amplia. Al tiempo que muestra que tiene intacta su capacidad de agresión, proyecta el desquite más allá de Israel para responsabilizarla por los efectos de la confrontación. Pero hasta ahora la efectividad de los ataques hutíes no fue la esperada, la tasa de derribos y la cantidad de buques atacados y hundidos fue baja con relación a los miles de artefactos lanzados. El ingreso de los misiles antibuque podría cambiar esa situación.

La visita del primer ministro ruso Mikhail Mishustin a Teherán el 30 de septiembre debe tener relación con estos acuerdos de armas y la coordinación estratégica. Ofrecerle misiles a los hutíes en el contexto actual no puede estar disociado de una visita de esa jerarquía. Y la coordinación para lanzar misiles balísticos a Israel y reanudar los ataques en el Mar Rojo no es una casualidad. Irán está bloqueando de hecho no solo la salida de Israel por el sur, sino que además amenaza a todo el sistema global de comercio. Ese es el contexto amplio. Putin sabe que el comercio global le está vedado por su costumbre de invadir y masacrar a otros países. Irán lo mismo por su tradición de crear franquicias terroristas. No tienen nada que perder entregando los P800 a los hutíes. Al contrario, gana el perro del hortelano.



Para cerrar, debiera preocupar la creciente implicación rusa en el conflicto de Medio Oriente. Un misil P800 golpeando un barco de guerra occidental puede ser el equivalente a un ATACMS entregado a Ucrania bombardeando una base militar en Rusia. Quizás ese sea el mensaje. La sola negociación sugiere esa identidad y quizás, por sus necesidades de distraer recursos dese el escenario ucraniano, Rusia no tenga otra alternativa que terminar cediendo a la tentación de “hacer aparecer” unos P800 en la zona terrorista de Yemen para hacerle meditar a Occidente. Darle P800 a los hutíes es decirle a EEUU que ellos también pueden causarles daños por medio de terceros. Y un perjuicio económico equivalente a las sanciones. Y de paso, informan de manera categórica su respaldo a Irán mientras Washington calibra si se suma a la represalia israelí. Irán es además un aliado demasiado importante en este momento para Putin y junto a Corea del Loco la única fuente de refuerzo de municiones. Lograr un lugar en la mesa de la extorsión a Occidente y los países petroleros, una tentación tan grande como su compromiso con Teherán.



Por eso no es tan desacertado pensar que Rusia podría finalmente entregar los misiles antibuque. Y considerar que Irán quiere seguir escalando con independencia de lo que decida hacer Israel o donde vaya a atacar en su represalia. Hay una derivada aún más temible. Esta noticia se suma al hallazgo de misiles antitanques rusos en los bunkers de Hezbollah del sur libanés. Si Putin decidió que además de reforzar a Irán va a facilitar el acceso de sus armas a sus proxies, entonces el problema es más grave aún. Este apoyo a grupos terroristas asociados a Irán y a sus principios ideológicos radicaliza aún mas la postura del Kremlin y su decisión de extender su agresión iniciada con la invasión a Ucrania. Es un paso demencial porque implica adherir públicamente a sus postulados.

Y de paso, al entregar los P800, abre la puerta para confrontar con todos los alcanzados tanto por la acción de los proxies de Irán, que incluye a Israel, pero además a los sauditas y otros gobiernos de la región y en un sentido más amplio a todas las economías afectadas. Por eso es que dos noticias como el reinicio de los ataques en el Mar Rojo y el posible envío de misiles rusos a los hutíes permiten asomar a un abismo de posibilidades, una más grave que la otra. Todo es posible, hablamos de Medio Oriente, de Irán y de Putin.



PS: Israel bombardeó ayer un depósito de armas en la ciudad costera de Jableh lindero a la base aérea rusa de Hmeimim en Siria. Los mensajes en estos días y en esa región son así, explosivos. La advertencia fue clara, todos pueden alargar su brazo para golpear si es necesario.

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