Sudáfrica ha reanudado su programa de misiles aire-aire de corto alcance guiados por infrarrojos A-Darter, un proyecto que comenzó a desarrollar el país a mediados de la década de 1990.
En ese momento, la falta de fondos llevó a esa nación a buscar un socio para compartir los costos y contribuir al desarrollo, encontrando esta solución en Brasil. El 16 de octubre de 2006, el programa se convirtió en binacional con la entrada de la Fuerza Aérea Brasileña (FAB) a través de un contrato firmado con la Armaments Corporation of South Africa (Armscor), organización responsable del desarrollo de materiales de guerra para las fuerzas armadas sudafricanas. Armscor, a su vez, contrató a Denel Dynamics para llevar a cabo el proyecto en el lado sudafricano.
Al ser un misil de quinta generación, el programa sufrió una serie de retrasos, principalmente por falta de fondos. En 2015, Sudáfrica optó por comprar un lote de 41 misiles operativos, 21 misiles de entrenamiento y ocho misiles de manipulación, con la promesa de entrega a partir de 2017, y el 26 de septiembre de 2019 el misil obtuvo el Certificado de Tipo y el Paquete de Datos, que confirmó que el sistema cumplía con los requisitos técnicos, operativos, logísticos e industriales establecidos por las naciones socias.
Ese hito significó que el A-Darter estaba listo para ser producido. Sin embargo, la quiebra de Mectron y Denel Dynamics hizo inviable la siguiente fase de industrialización, ya que Brasil optó por el IRIS-T para equipar su F-39E Gripen.
En Sudáfrica y Brasil, el misil fue diseñado para equipar el Gripen C/D y el F-39E/F, respectivamente. Durante las pruebas, un A-Darter lanzado por un Gripen D en Sudáfrica destruyó con éxito el Skua, un objetivo controlado a distancia que estaba situado en una trayectoria de 90° perpendicular al eje de vuelo del caza.
Con una longitud de 2,98 m y un peso de 90 kg, el A-Darter tiene un sistema de vectorización de empuje, tiene la posibilidad de alcanzar objetivos situados detrás del avión de lanzamiento, realiza la adquisición de objetivos después del lanzamiento (lock-on after launch) y es capaz de evitar las contramedidas electrónicas y los sistemas de autodefensa de los aviones enemigos. Su estructura puede absorber hasta 100g de factor de carga y la velocidad alcanzada es de Mach 3. El sensor tiene una velocidad de escaneo de 120º por segundo, un ángulo de visión de 180º y el misil tiene aproximadamente 15 km de alcance.
La FAB invirtió aproximadamente US$77 millones en el programa, que costó un total de US$254 millones e involucró a la industria de defensa brasileña, como Opto para la óptica del buscador de objetivos, Avibras para el motor y Mectron, que se haría cargo del buscador, del fusible y del accionador.
Sin embargo, no se había avanzado en la industrialización hasta febrero de 2024, cuando Armscor firmó finalmente un contrato de producción con Denel Dynamics, que prevé la entrega de los primeros ejemplares de entrenamiento en junio y los operativos en diciembre de 2024.
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