Uno de los libros más interesantes presentados en la Feria del Libro de Buenos Aires durante este mes de mayo es “El hambre del dragón” de Agustín Barletti, que explica los planes de China para comerse al mundo. Hablamos con él para entrar en el tema que toca en su libro y qué esperar de las acciones de China.
Por Santiago Rivas
Con Agustín Barletti nos une una larga relación profesional y de amistad que comenzó hace más de 20 años, cuando trabajé con él en la desaparecida revista Air Market, y en esos tiempos aprendí mucho de él en cuanto a la objetividad periodística y el profesionalismo en la investigación, lo que me hace confiar en la calidad de su trabajo investigando cómo China viene creciendo para ser potencia mundial y qué riesgos corremos en occidente ante su avance.
Como director del suplemento Transport & Cargo del diario El Cronista, Agustín es un enorme conocedor del mundo de la logística y el comercio internacional, y desde esa óptica fue conociendo cómo China fue ganando mercados e imponiendo sus modos de comerciar.
Pucará Defensa: ¿Por qué este libro sobre China?
Agustín Barletti: Porque empecé por transporte y logística, empecé por los desastres que están haciendo en la región, con las empresas chinas de dragado. Con eso empecé a tirar de la piola y vi que también estaban haciendo el mismo desastre en Colombia, que estaban haciendo desastres en Asia y a partir de ahí empecé a ampliar la investigación. Lo que inicié enfocando en la Argentina termina enfocado a nivel mundial, porque tienes capítulos de lo que pasa en África, en Europa, en Asia, en Estados Unidos. Fueron 3 años de investigación.
PD: En la presentación del libro contabas el modo en que se maneja China a la hora de hacer negocios. Y cómo hay objetivos políticos más que económicos.
AB: Totalmente, el objetivo de ellos es prestarle plata a los países que tienen más dificultades para el acceso a préstamos normales. Cuando el país es más pobre, mejor. Cuando el Gobierno es más corrupto, mejor. Entonces, ellos te prestan la plata y te condicionan. Cuando te empiezan a pedir la plata y cuando saben que la gente no les puede devolver, te la cambian por activos. Les dicen, ‘está bien, yo te condono la deuda, pero dame tal puerto, dame tal aeropuerto, dame tal represa que te construí’, y así van ganando. Y después negocian también los votos en el Consejo de Seguridad, votos por el tema de violaciones de Derechos Humanos en la Asamblea General. Todo eso lo manejan así.
PD: ¿Y cuál es el objetivo que hay detrás de todo esto?
AB: Conquistar el mundo, disputarle a Estados Unidos la supremacía y ellos buscan que cualquier cosa que pase en el mundo, primero les pregunten a ellos para que no les afecte nada. Después, y eso es otro tema, porque son muchos habitantes y necesitan alimentos, tienen que lograr la materia prima.
PD: Se compara con otros imperios en el pasado, con los que tienen ciertas similitudes, pero ¿qué diferencias ves entre China y, por ejemplo, lo que han sido Gran Bretaña y Estados Unidos?
AB: Para mí el sistema es diferente, el sistema político; Gran Bretaña se maneja con la Carta Magna de 1215 con un parlamento que elige a un primer ministro, porque el rey es el jefe de estado, pero todo el gobierno lo elige el pueblo. Lo mismo pasa con lo que pudo haber sido en su momento la expansión de los españoles. Y en el caso de China, no, es un gobierno autocrático, con un dictador, con el Partido Comunista que es el único partido, es un sistema cerrado donde no hay libertad de prensa, no hay libertad de opinión y no hay libertad de expresión.
PD: Es interesante que las empresas chinas son todas estatales.
AB: No solamente estatales, sino que dependen directamente del Partido Comunista chino, directamente reportan al Partido Comunista.
PD: ¿Y cuáles son los riesgos para América Latina y para Argentina?
AB: La pérdida de soberanía, en la medida que vos no puedas decidir sobre lo que pasa en tu país, porque tenés al gobierno de China encima. Por ejemplo, ¿qué tiene que ver, hasta geográficamente, China con la Antártida? Nada. Sin embargo, hoy China tiene la misma cantidad de bases en la Antártida que Estados Unidos y están queriendo meterse en un puerto en Tierra del Fuego para proyectarse en la Antártida. Quieren imponer cosas y un país tiene que ser soberano, no pueden imponer las cosas.
PD: Es llamativo el caso del Puerto de Buenos Aires, donde no hay operación pero ellos lo están manteniendo.
AB: No tiene actividad ni operación y tiene 500 trabajadores, que les están pagando todos los meses 500 sueldos y están pagando los cánones a Administración de Puertos. Están pagando todo para un puerto que no tiene movimiento y no lo va a tener porque los armadores ya cerraron contratos anuales con todas las otras terminales y no hay más buques para ir. Entonces, la única opción es que en el momento de que ya la Argentina esté ahogada por los préstamos chinos, los chinos digan ‘me dan el puerto por 99 años y yo te condono, no sé, 20.000 millones de millones.
PD: Durante la presentación del libro explicaste que hoy la Argentina le debe casi la misma cantidad de dinero al FMI que a China, pero se habla mucho del primero y poco del segundo. ¿Qué diferencia hay entre la deuda que se toma al FMI y la que se toma en China? Es interesante que todos saben lo que se debe al FMI, pero nadie sabe lo que se le debe a China.
AB: Hay una diferencia: El FMI quiere cobrar y para cobrar te orienta con determinadas políticas, que para mí son sanas, te dice, ‘a ver, tenés que bajar el gasto público, tener que bajar el gasto político’. China no, China te presta la plata y cuanto más te presta mejor. No les interesa cobrar, solamente mantener cautivo al deudor.
PD: ¿Cómo ves este tema de la rendición de cuentas?
AB: El FMI rinde cuentas, publica todo. En China nada, todo es secreto y todo lo maneja el politburó del Partido Comunista. Ni siquiera los miembros regulares del Partido Comunista, sino que son 8 tipos que manejan todo.
PD: Cuando investigaste, ¿pudiste tener acceso a información china?
AB: Fue una gestión para obtener información por el tema de la condición de que es clasificada. Obtuve información de embajadas y, sobre todo, muchísimo de catedráticos franceses. Los franceses son los que más estudiaron el tema. Hay como 30 páginas al final del libro con todas las referencias bibliográficas, pero igual hay mucha gente que no se animó a salir con su nombre.
PD: ¿Cómo ves la presión de China para que se difunda una buena imagen de ellos y tratar de neutralizar todo este tipo de críticas?
AB: Trabajan con muchas cosas, con canales oficiales, con periodistas, de todos los países, los invitan, les hacen capacitaciones.
PD: ¿Cómo lo ves hacia el futuro?
AB: Hacia el futuro el propio régimen de China es tan cerrado que está haciendo que sus empresas se vayan, que su tecnología se vaya ralentizando. Entonces la paradoja es que el propio sistema que China quiere imponer al mundo es lo que le va a producir que China se quede y no conquiste el mundo, porque se llega a un punto en que el capitalismo, cuando empieza a crecer, necesita que haya más libertad para poder seguir creciendo. Y no la tienen, hoy los grandes millonarios, los grandes dueños de la Bolsa de China que, insisto, son estatales, pero son funcionarios, se están yendo de China, a Europa y Estados Unidos.
PD: ¿Ves una toma de conciencia en el mundo sobre el modo de actuar de China?
AB: Se están dando cuenta de lo ingenuos que fueron y están cambiando.
PD: Y está el caso de África, como el primer experimento chino, donde se puede mirar qué pasó
AB: En África ya no los quieren ver más.
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