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Foto del escritorSantiago Rivas

Una base no tan inocente

El pasado 7 de agosto, por pedido del gobierno chino, se publicó en el Boletín Oficial de la República Argentina la resolución 30917/20 que promulgó la ley de 2015 que ratifica el Tratado Internacional sellado durante el gobierno de Cristina Kirchner para instalar la base china para seguimiento de satélites en Bajada del Agrio, cerca de la localidad de Las Lajas, en la provincia del Neuquén. Debido a que la Agencia Espacial China opera bajo la órbita de sus Fuerzas Armadas, desde el comienzo se tuvieron sospechas sobre el posible uso con fines militares de la base en Neuquén, a pesar de que las autoridades chinas en más de una oportunidad han sostenido que la base tendrá un empleo netamente civil.

Sin embargo, hace un tiempo, analizando la ubicación de la base, viendo las imágenes de la misma en Google Earth, luego de un análisis más pormenorizado y consultando con algunos militares, me pareció evidente una cuestión que pone más en duda que China solamente planee un uso civil de dicha base.

En los años setenta, a raíz de las distintas crisis con Chile, se construyeron varias pistas de aterrizaje en tramos de ruta, principalmente de las rutas 40 y 3, a lo largo de la Patagonia y Cuyo, con el objetivo de facilitar los despliegues de aeronaves en caso de conflicto y poder operar si los aeropuertos eran inutilizados. Este tipo de trabajos son comunes en muchos países, quedando hoy, en América Latina, la Fuerza Aérea Uruguaya como la única que opera con regularidad prácticamente todos los años, en el tramo de la ruta 9 cerca de Punta del Diablo. En la región, Ecuador y Venezuela tienen también bastante experiencia en este tipo de operaciones, mientras que en Cuba todas las autopistas y rutas fueron construidas en su momento con esta finalidad, a pesar de que hoy la FAR prácticamente no despliega más en ellas.



Plataformas existentes al final de cada pista, en donde puede operar un avión del tipo del Il-76 o el Y-20


De todas las pistas construidas en rutas en la Argentina, hubo una que se destacó del resto por dos motivos. Uno de ellos, que se construyó sobre un tramo de la ruta 40 que en ese entonces era de tierra, llamando la atención la existencia, en medio de la provincia del Neuquén, de un tramo con piso de hormigón de unos 3200 metros de largo. El otro punto fue que a ambos extremos cuenta con plataformas de unos 30 metros de ancho, lo cual, a diferencia de las otras pistas construidas en rutas, permite la operación segura de aviones de transporte de mediano porte como, por ejemplo, un C-130 Hercules o un Ilyushin Il-76.

Estas pistas desde hace mucho quedaron en desuso y, en este caso en particular, la Ruta 40 hace tiempo que está pavimentada en ese tramo, por lo que pasar por allí llama poco la atención. En 2014 transité por dicho lugar, donde pude ver el piso de hormigón que hace que ese tramo sea más ancho, con las plataformas en ambas cabeceras, manteniéndose en buen estado para la operación de aviones si así se deseara.



A diferencia de otras rutas empleadas como pistas, esta cuenta con plataformas amplias en cada cabecera, ideales para el uso de aviones de transporte.


Cuando el gobierno chino gestionó la instalación de su base de seguimiento de satélites, su planteo era que necesitaban hacerlo en la Patagonia y eligieron una ubicación específica a 42 km al norte de la localidad de Las Lajas (en línea recta). El lugar llama la atención por lo aislado, pero eso no es novedad, ya que casi siempre este tipo de estaciones están alejados de las grandes ciudades y algunos están directamente en medio de la nada.

Sin embargo, lo que me llamó la atención es que está a 17 kilómetros, en línea recta, de la citada pista. Esta ubicación podría ser una coincidencia, pero es por demás sospechosa. La Patagonia es demasiado grande, pero solo hay una única pista de aterrizaje que pasa inadvertida para la mayoría y que tiene capacidad para operar con aeronaves grandes.

Si el gobierno chino quería tener su base cerca de una pista de aterrizaje, podrían haber ubicado su base a pocos kilómetros de alguna ciudad, como podrían ser Neuquén, Zapala (con pista de 2100 metros) o Junín de los Andes (con pista de 2500 metros), pero eso implicaba que la base quedaría cerca de áreas pobladas y miradas indiscretas. Entonces, si la ubicación de la base china fue elegida por la proximidad a la pista, en la toma de decisiones estuvo presente el punto de que se necesitaba una pista pero que no sea un aeropuerto operativo y que no sea evidente que la proximidad a un aeropuerto era un factor importante.

Ahora cabe preguntarse ¿para qué podrían querer una pista cerca de su base? Si la base es de uso plenamente civil, no tiene mucho sentido contar con una pista de aterrizaje cuya presencia no es evidente y que no puede operar regularmente. Tampoco tendría sentido que la base esté en un lugar alejado de áreas pobladas. Pero, si la base tiene un potencial uso militar (recordemos que todo el personal que opera en ella es militar y no se han dado detalles sobre los trabajos que se realizan allí), la base se transforma en un blanco militar en caso de conflicto con alguna otra potencia, como podría ser Estados Unidos. Además, su empleo interceptando comunicaciones satelitales o para la guía de misiles balísticos, puede ser completamente militar si así lo desean.



La base china está a solo 17 km del tramo de la Ruta 40 donde existe la pista de aterrizaje.


Así, la necesidad de poder reforzar y defender la base se vuelve fundamental. Y siendo que para eso no esperarían a tener autorización del gobierno argentino, necesitan poder hacerlo de una manera en que puedan ingresar dichos refuerzos sin que llamen demasiado la atención. Nada mejor que un aeropuerto en una ruta donde prácticamente no circula nadie y en una zona sin cobertura de radares.

Actualmente, la Fuerza Aérea China posee dos modelos de aviones de transporte de largo alcance: El Ilyushin Il-76 de origen ruso y está incorporando el Xi'an Y-20 producido localmente sobre la base del Il-76, aunque muy mejorado. El primero tiene un alcance de unos 7300 km transportando 20 toneladas de carga y unos 4000 con 50 toneladas. El segundo, puede volar unos 7800 km con 40 toneladas. Si bien dicho alcance no les permitiría volar desde China de manera directa, sí podrían hacerlo, por ejemplo, haciendo escala en Venezuela o en bases en la Antártida (los rusos y chinos operan regularmente con Il-76 en dicho continente y perfectamente podrían cruzarlo haciendo escalas en las bases de Zhongshan, Kunlun y la pista en el Glaciar Unión- Blue Ice, ésta última a menos de 4700 km de su base en Neuquén). Es preciso tener en cuenta que hoy ya varios países han alertado de la falta de control sobre las actividades en las bases antárticas chinas y el desconocimiento sobre cuáles son sus intereses allí (https://ab.co/2NQrasg, http://bit.ly/2PYxAYX y http://bit.ly/2X2E2Qc).

Esto les brinda la posibilidad de poder reforzar o abastecer su base en Neuquén en menos de 24 horas (contando el tiempo de las distintas escalas) partiendo desde el territorio continental chino y llegando a menos de 20 kilómetros de su base, pudiendo pasar prácticamente inadvertidos para las autoridades argentinas, muy posiblemente hasta que sea demasiado tarde, ya que, dado el poco tránsito sobre dicha ruta y la carencia de radares en la zona y en la mayor parte de la Patagonia, hasta es posible que los aterrizajes de aviones allí pasen inadvertidos.

Esta realidad permite sospechar que la misión de dicha base no sea puramente civil e inocente, lo cual se puede relacionar con el misterio que aún existe sobre qué actividades se realizan allí, debido a que el estado argentino no tiene ningún control efectivo. Hoy la cuestión es puramente política, habiéndose firmado el acuerdo durante el gobierno de Cristina Fernández y ahora ratificado por el de Alberto Fernández. Sin embargo, se debe plantear la necesidad de que la Argentina tenga permanente control sobre las actividades que allí se realizan y acceso a las capacidades de dicha estación, para saber qué potencial uso militar tiene. Pero, sobre todo, no olvidarse de qué es lo que podría suceder allí si en algún momento un conflicto la vuelve un blanco militar.



Aviones como el Xi'an Y-20 podrían operar y llevar refuerzos y abastecimientos en menos de 24 horas desde China, con escalas en la Antártida, pudiendo prácticamente no ser detectados por la Argentina. Foto: Wikipedia.

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